Atributos de Dios: Santidad



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¿Quién como Tú entre los dioses, oh SEÑOR?
¿Quién como Tú, majestuoso en santidad,
Temible en las alabanzas, haciendo maravillas?
(Éxodo 15:11)

¿Quién como Tú?

La respuesta es clara – nadie.  No hay ningún otro ser o poder como Él.

La santidad de Dios es tal vez difícil de entender o describir, pero sabemos que es algo impresionante y hermosa.  Es algo que viene de Dios, y en una manera no hay otro quien es completamente santo (Apocalipsis 15:4).  Sin embargo, también deben ser santos (Levítico 11:45; Efesios 4:24).

La santidad es un tema importante en el Levítico.  A través de sus mandamientos, Dios enseñó a su pueblo a ser santo.

Podría describir la santidad de esta manera.  Dios es santo porque está totalmente separado del pecado.  Él no tiene ningún defecto ni mancha.

De la misma manera, su pueblo se suponía que eran diferentes de otros pueblos.  La cultura de los israelitas era diferente.  Comían alimentos diferentes, y se vestían de manera diferente.  Pero lo más importante, tenían leyes justas, y adoraban al Dios verdadero.

Serán, pues, santos porque Yo soy santo.

Hoy en día, la Iglesia es descrita como una nación santa (1Pedro 2:9).  Debemos estar separados del mundo y del pecado (Santiago 1:27).

Ya somos santos en Cristo – y al mismo tiempo estamos creciendo en la experiencia de la santidad.  A veces llamamos nuestro proceso de crecimiento “santificación“.

No sólo las personas, pero muchas cosas pueden ser llamados “santos” (santificados o sagrados).  La Biblia usa la palabra para la ropa, habitaciones y comida, por ejemplo.  Y dedicado a Dios, nuestros cuerpos y partes de nuestro cuerpo puede ser llamado “santo” (1Timoteo 2:8; 1Tesalonicenses 4:3-4).  Las cosas que se separó de pecado para el uso de Dios.

A veces me gustar pensar en Dios en Su santidad como un fuego consumidor (Hebreos 12:28-29).  O como un fuego de fundidor (Malaquías 3:2).

No es simplemente que Él no tiene pecado.  Como un fuego, Su presencia se quema todo lo que es malo o impuro.

Su santidad es majestuoso.

Que el Señor los haga crecer y abundar en amor unos para con otros, y para con todos, como también nosotros lo hacemos para con ustedes; a fin de que El afirme sus corazones irreprensibles en santidad delante de nuestro Dios y Padre, en la venida de nuestro Señor Jesús con todos Sus santos.
(1Tesalonicenses 3:11-1)



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