Daniel: El Cristo
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Como un gobernante y un profeta, que sufrió y aún permanece fiel, Daniel nos recuerda mucho a nuestro Señor Jesús.
Pero hay referencias directas a Jesucristo en el libro. Por ejemplo, ¿qué era el cuarto hombre que camina con los amigos de Daniel en el horno? ¿Era un ángel, o podría haber sido el mismo Hijo de Dios? (Daniel 3:24-25)
Muy temprano en el libro, Daniel habla de un reino que durará para siempre Daniel 2:44-45). ¿Y quién va a gobernar este reino?
Seguí mirando en las visiones nocturnas,
Y en las nubes del cielo
Venía uno como un Hijo de Hombre,
Que se dirigió al Anciano de Días
Y fue presentado ante El.
Y Le fue dado dominio,
Gloria y reino,
Para que todos los pueblos, naciones y lenguas
Le sirvieran.
Su dominio es un dominio eterno
Que nunca pasará,
Y Su reino uno
Que no será destruido.
Daniel 7:13-14
Un rey eterno de un reino eterno.
Pero tal vez más increíble, las palabras en Daniel 9. Aquí tenemos detalles no sólo de la primera venida de Jesús, ¡pero de la fecha de su venida! No tenemos tiempo hoy para estudiar eso en detalle. Pero considere algunas de las palabras aquí:
Setenta semanas han sido decretadas sobre tu pueblo y sobre tu santa ciudad, para poner fin a la transgresión, para terminar con el pecado, para expiar la iniquidad, para traer justicia eterna, para sellar la visión y la profecía, y para ungir el lugar santísimo. Has de saber y entender que desde la salida de la orden para restaurar y reconstruir a Jerusalén hasta el Mesías Príncipe, habrá siete semanas y sesenta y dos semanas. … Después de las sesenta y dos semanas el Mesías será muerto y no tendrá nada, y el pueblo del príncipe que ha de venir destruirá la ciudad y el santuario.
de Daniel 9:24-26
Jesús puso fin al pecado cuando él pagó la pena en la cruz. Y algún día, en Cristo, su pueblo estará libre de pecado para siempre.
El verdadero gobernante reinará no solamente sobre los reinos del mundo, pero en nuestros corazones.
El Asesinato de Jesús El asesinato de Jesús es una mirada al pecado del hombre y la bondad de Dios... |