Atributos de Dios: Unidad



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Liderazgo


Oye, Israel: Jehová nuestro Dios, Jehová uno es.
(Deuteronomio 6:4)

Nosotros no adoramos a un grupo de dioses.  Nosotros adoramos a un solo Dios – el único Dios.

La unicidad de Dios se refleja en toda nuestra vida como cristianos.  De hecho, el siguiente versículo en Deuteronomio explica nuestra devoción dedicada a este único Dios.

Y amarás a Jehová tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y con todas tus fuerzas.
(Deuteronomio 6:5)

Como Dios no es dividido, tampoco es nuestra adoración.

El hecho de que Dios es una perfecta unidad se refleja en la unidad de la Iglesia.  Escuche a las palabras de Pablo:

Yo, pues, prisionero del Señor, les ruego que ustedes vivan de una manera digna de la vocación con que han sido llamados.  Que vivan con toda humildad y mansedumbre, con paciencia, soportándose unos a otros en amor, esforzándose por preservar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz.

Hay un solo cuerpo y un solo Espíritu, así como también ustedes fueron llamados en una misma esperanza de su vocación; un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo, un solo Dios y Padre de todos, que está sobre todos, por todos y en todos.

(Efesios 4:1-6)

En esta porción de Efesios – bueno, en todo el libro – Pablo habla acerca de la Trinidad – Padre, Hijo y Espíritu.  Lo asombroso es que la Trinidad de ninguna manera quita de la unidad de Dios.

La Trinidad no son tres dioses.  No es tres partes de Dios.

Lo mismo sucede con los atributos de Dios.  No son las diferentes “partes” de Dios.

Todos los atributos de Dios están en perfecta unidad.  Al igual que no puede haber conflicto de los atributos, no puede haber división.

Por eso, cuando estamos hablando de los atributos, no podemos decir que un atributo es “más importante”, o que Dios es a veces así, pero a veces diferente.  Todos los atributos son siempre en Dios.  Podemos hablar de diferentes atributos como Dios nos las reveló a nosotros.  Pero no podemos pretender que todos son cosas separadas.

El Padre, el Hijo y el Espíritu nunca están en conflicto.  Son perfectamente uno.  No hay nada como nuestro Todopoderoso Dios en el universo.

A pesar de que nada es como Dios, podemos reflejar este atributo en nuestro mundo.

La iglesia es un ejemplo.  Cuando vivimos en unidad, imitamos un la unidad de la Trinidad.

Un esposo y una esposa, que vive en el amor como “una sola carne”, también puede mostrar la relación perfecta entre el Padre, el Hijo y el Espíritu (Marcos 10:7-9).

De la misma manera, Cristo se unifica con la Iglesia (Efesios 5:31-33).

Ninguna otra cosa es como Dios en unidad.  Pero su unidad relacional se muestra en su amor por su pueblo, y nuestro amor por los demás en la Iglesia.



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