Fueron unos 10 años después de que Jesús ascendió al cielo – y fue un momento muy difícil para la nueva Iglesia. Los creyentes en Jesús fueron perseguidos y dispersos por el mundo romano. Pero a medida que iban, compartían el evangelio, sobre todo con las comunidades judías.
AntioquíaSin embargo, algunos hombres fueron a la ciudad de Antioquía y comenzaron a predicar a los griegos, y muchos creyeron. Cuando los apóstoles en Jerusalén se enteraron, enviaron a Bernabé a Antioquía. El médico Lucas escribe esto con respecto a la visita de Bernabé, en el libro de Hechos:
Cuando vino y vio la gracia de Dios, se regocijó y animaba a todos para que con corazón firme permanecieran fieles al Señor; porque era un hombre bueno, y lleno del Espíritu Santo y de fe.
Y una gran multitud fue agregada al Señor.
Bernabé salió rumbo a Tarso para buscar a Saulo; y cuando lo encontró, lo trajo a Antioquía. Y se reunieron con la iglesia por todo un año, y enseñaban a las multitudes; y a los discípulos se les llamó Cristianos por primera vez en Antioquía.
Pero hoy, la palabra “cristiano” parece tener muchos significados diferentes. ¡Algunos malos, algunos buenos!
Usando la Biblia, vamos a retroceder en el tiempo para tratar de descubrir qué es realmente un cristiano. Vamos a hacer y responder 15 preguntas prácticas sobre lo que realmente significa vivir como cristiano en el mundo de hoy. Por ejemplo:
¿Qué es la Iglesia?
¿Qué es la voluntad de Dios para mi vida?
¿Como puedo entender la Biblia?
¿Qué son los “dones espirituales”?
La primera pregunta es la más básica: ¿qué es un cristiano? ¡Más adelante este mes comenzaremos nuestra investigación!
Una vez, mientras Jesucristo estaba enseñando, algunos de los líderes religiosos de Israel comenzaron a hacerle preguntas . . .
Cuando uno de los escribas se acercó, los oyó discutir, y reconociendo que Jesús les había contestado bien, Le preguntó: “¿Cuál mandamiento es el más importante de todos?”
Jesús respondió: “El más importante es: ‘Escucha, Israel; El Señor nuestro Dios, El Señor uno es; Y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente, y con toda tu fuerza.’
“El segundo es éste: ‘Amarás a tu prójimo como a ti mismo.’ No hay otro mandamiento mayor que éstos.”
Y el escriba Le dijo: “Muy bien, Maestro; con verdad has dicho que Él es uno, y no hay otro además de Él; y que amarle a Él con todo el corazón y con todo el entendimiento y con todas las fuerzas, y amar al prójimo como a uno mismo, es más que todos los holocaustos y los sacrificios.”
Viendo Jesús que él había respondido sabiamente, le dijo: “No estás lejos del reino de Dios.” Y después de eso, nadie se aventuraba a hacer más preguntas.
Dos misioneros, Pablo y Silas, estaban predicando el Evangelio de Dios en la ciudad de Filipos, cuando fueron arrestados y encarcelados. Sin un juicio legal, los magistrados superiores de la ciudad ordenaron que los azotaran con varas…
Después de darles muchos azotes, los echaron en la cárcel, ordenando al carcelero que los guardara con seguridad; el cual, habiendo recibido esa orden, los echó en el calabozo interior y les aseguró los pies en el cepo.
Como a medianoche, Pablo y Silas oraban y cantaban himnos a Dios, y los presos los escuchaban. De repente se produjo un gran terremoto, de tal manera que los cimientos de la cárcel fueron sacudidos. Al instante se abrieron todas las puertas y las cadenas de todos se soltaron.
Al despertar el carcelero y ver abiertas todas las puertas de la cárcel, sacó su espada y se iba a matar, creyendo que los prisioneros se habían escapado. Pero Pablo clamó a gran voz, diciendo: “No te hagas ningún mal, pues todos estamos aquí.”
Entonces él pidió luz y se precipitó adentro, y temblando, se postró ante Pablo y Silas, y después de sacarlos, dijo: “Señores, ¿qué debo hacer para ser salvo?”
Ellos respondieron: “Cree en el Señor Jesús, y serás salvo, tú y toda tu casa.”
Y le hablaron la palabra del Señor a él y a todos los que estaban en su casa. El carcelero los tomó en aquella misma hora de la noche y les lavó las heridas, y enseguida fue bautizado con todos los suyos. Llevándolos a su hogar, les dio de comer, y se regocijó grandemente por haber creído en Dios con todos los suyos.