¿Cuál era la misión de Jesús? (parte 3)
NBLA Biblia de Estudio MacArthur |
En el Antiguo Testamento, la gente ofreció sacrificios de sangre en el tabernáculo y templo. El autor de Hebreos explica cómo este era un símbolo del sacrificio de Jesús . . .
Y según la Ley, casi todo ha de ser purificado con sangre, y sin derramamiento de sangre no hay perdón. Por tanto, fue necesario que las representaciones de las cosas en los cielos fueran purificadas de esta manera, pero las cosas celestiales mismas, con mejores sacrificios que éstos.
Hebreos 9:22-23
Dos cosas importantes aquí: No hay perdón sin derramamiento de sangre. Y las cosas en los tiempos del Antiguo Testamento eran copias (figuras) de las cosas celestiales.
Porque Cristo no entró en un lugar santo hecho por manos, una representación del verdadero, sino en el cielo mismo, para presentarse ahora en la presencia de Dios por nosotros, y no para ofrecerse a sí mismo muchas veces, como el sumo sacerdote entra al Lugar Santísimo cada año con sangre ajena.
De otra manera, a Cristo le hubiera sido necesario sufrir muchas veces desde la fundación del mundo; pero ahora, una sola vez en la consumación de los siglos, se ha manifestado para destruir el pecado por el sacrificio de sí mismo. Y así como está decretado que los hombres mueran una sola vez, y después de esto, el juicio, así también Cristo, habiendo sido ofrecido una vez para llevar los pecados de muchos, aparecerá por segunda vez, sin relación con el pecado, para salvación de los que ansiosamente Lo esperan.
Así, Jesús se ofreció a sí mismo como un sacrificio. Cristo fue ofrecido una vez para llevar los pecados de muchos.
Entonces Jesús ha ofrecido el sacrificio final por el pecado. ¿Qué fue lo siguiente? ¿Dónde está ahora?
Entonces, ¿qué diremos a esto? Si Dios está por nosotros, ¿quién estará contra nosotros? El que no negó ni a Su propio Hijo, sino que Lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también junto con El todas las cosas?
¿Quién acusará a los escogidos de Dios? Dios es el que justifica. ¿Quién es el que condena? Cristo Jesús es el que murió, sí, más aún, el que resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros.
Cristo Jesús está a la diestra de Dios, y también intercede por nosotros (por los escogidos de Dios – creyentes).
Jesucristo vivió una vida perfecta, y murió en la cruz para llevar el perdón de los pecados con Su sangre. ¡Él resucitó y vive! En este momento el todopoderoso Jesús está a la diestra de Dios (el Padre).
Jesús vino para “salvar a su pueblo de sus pecados” (Mateo 1:21). Pero, ¿quién es el pueblo de Dios? ¿Cómo podemos ser salvos? En futuros estudios vamos a aprender por qué el sacrificio de Jesús es tan importante para nosotros.
La Batalla por el Comienzo |
Pero antes de dejar este tema, debemos tomarnos unos minutos para alabar a nuestro Dios. Piensa en cada línea a continuación: ¿para qué podemos alabar a nuestro Señor Jesús?
de parte de Jesucristo,
el testigo fiel,
el primogénito de los muertos
y el soberano de los reyes de la tierra.
Al que nos ama
y nos libertó de nuestros pecados con Su sangre,
e hizo de nosotros un reino,
sacerdotes para Dios, Su Padre,
a El sea la gloria
y el dominio
por los siglos de los siglos.
Amén.
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