Habacuc: El Cristo



La Biblia Devocional para Mujeres
Mujer Verdadera


Habacuc: El Cristo

¿Hasta cuándo, oh Señor, pediré ayuda,
Y no escucharás?
Clamo a Ti: “¡Violencia!”
Sin embargo Tú no salvas?
¿Por qué me haces ver la iniquidad,
Y me haces mirar la opresión?
La destrucción y la violencia están delante de mí,
Hay rencilla y surge la discordia.
Habacuc 1:2-3

Ay, ¿cuántos creyentes en la historia han dicho lo mismo? Dios, ¿dónde estás?

La respuesta viene.

Porque es aún visión para el tiempo señalado;
Se apresura hacia el fin y no defraudará.
Aunque tarde, espérala;
Porque ciertamente vendrá, no tardará.
Habacuc 2:3

Es lo mismo con todas las promesas de Dios. En “la plenitud del tiempo” – “Dios envió a Su Hijo” (Gálatas 4:4).

El Hijo de Dios sí es el Juez del mundo (Juan 5:22-23), pero también el sacrificio. Para aquellos que son seguros en Cristo, que lo abrazan en la fe, Él es la salvación del juicio.

Dos clases de personas – aquellos con orgullo, y aquellos con fe.

Así es el orgulloso:
En él, su alma no es recta,
Mas el justo por su fe vivirá.
Habacuc 2:4

Recuerda Pablo estas palabras en el libro de Romanos:

Porque en el evangelio la justicia de Dios se revela por fe y para fe, como está escrito: Mas el justo por la fe vivirá.
Romanos 1:17

La fe en Jesucristo es la esperanza, en un mundo de violencia y injusticia.

Las naciones del mundo trabajan para su propia gloria. Pero dice Dios,

¿No viene del Señor de los ejércitos
Que los pueblos trabajen para el fuego
Y las naciones se fatiguen en vano?
Pues la tierra se llenará
Del conocimiento de la gloria del SEÑOR
Como las aguas cubren el mar.
Habacuc 2:13-14

Pues Dios, que dijo: “De las tinieblas resplandecerá la luz,” es el que ha resplandecido en nuestros corazones, para iluminación del conocimiento de la gloria de Dios en el rostro de Cristo.
2Corintios 4:6

Por tanto no desfallecemos, antes bien, aunque nuestro hombre exterior va decayendo, sin embargo nuestro hombre interior se renueva de día en día. Pues esta aflicción leve y pasajera nos produce un eterno peso de gloria que sobrepasa toda comparación, al no poner nuestra vista en las cosas que se ven, sino en las que no se ven. Porque las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas.
2Corintios 4:16-18



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