La Tormenta Terrible
La Santidad de Dios |
Hace unos 2000 años, en el norte de Israel, Jesús había estado enseñando a la gente. Más tarde, utilizó una situación de vida real para enseñar algo a su discípulos.
Ese mismo día, caída ya la tarde, Jesús les dijo: “Pasemos al otro lado.”
Despidiendo a la multitud, Lo llevaron con ellos en la barca, como estaba; y había otras barcas con Él. Pero se levantó una violenta tempestad, y las olas se lanzaban sobre la barca de tal manera que ya la barca se llenaba de agua.
Jesús estaba en la popa, durmiendo sobre una almohadilla; entonces Lo despertaron y Le dijeron: “Maestro, ¿no Te importa que perezcamos?”
Jesús se levantó, reprendió al viento y dijo al mar: “¡Cálmate, sosiégate!: Y el viento cesó, y sobrevino una gran calma.
Entonces les dijo: “¿Por qué están atemorizados? ¿Cómo no tienen fe?”
Y se llenaron de gran temor, y se decían unos a otros: “¿Quién, pues, es Este que aun el viento y el mar Le obedecen?”
Encuentre un amigo y ve si pueden responder las siguientes preguntas juntas.
- ¿Qué sucedió después de que Jesús y los discípulos salieron en la barca?
- ¿De qué tenían miedo los discípulos?
- ¿Por qué los discípulos pensaban que Jesús no les importaba?
- ¿Qué hizo Jesús cuando sus discípulos lo despertaron?
- ¿Por qué crees que Jesús dijo que no tenían fe?
- ¿Por qué los discípulos “se llenaron de gran temor”?
Después de haber respondido las preguntas, lean estas palabras del Salmo 107. ¿Cómo creen que se relacionan estas palabras con la historia acerca de Jesús?
Los que descienden al mar en naves
Y hacen negocio sobre las grandes aguas,
Han visto las obras del SEÑOR
Y Sus maravillas en lo profundo.
Pues El habló, y levantó un viento tempestuoso
Que encrespó las olas del mar.
Subieron a los cielos, descendieron a las profundidades,
Sus almas se consumían por el mal.
Temblaban y se tambaleaban como ebrios,
Y toda su pericia desapareció.
En su angustia clamaron al SEÑOR
Y El los sacó de sus aflicciones.
Cambió la tempestad en suave brisa
Y las olas del mar se calmaron.
Entonces se alegraron, porque las olas se habían aquietado,
Y El los guió al puerto anhelado.
Que den gracias al SEÑOR por Su misericordia
Y por Sus maravillas para con los hijos de los hombres.
Salmo 107:23-31
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