Un Cordero sin tacha y sin mancha



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Liderazgo


Y si invocan como Padre a Aquél que imparcialmente juzga según la obra de cada uno, condúzcanse con temor durante el tiempo de su peregrinación.
1Pedro 1:17

Cuando la Biblia nos anima a vivir de una cierta manera, siempre se base en la verdad sobre Dios. Y las palabras de Pedro aquí no son una excepción. Pedro continúa:

Ustedes saben que no fueron redimidos de su vana manera de vivir heredada de sus padres con cosas perecederas como oro o plata, sino con sangre preciosa, como de un cordero sin tacha y sin mancha: la sangre de Cristo. Porque El estaba preparado desde antes de la fundación del mundo, pero se ha manifestado en estos últimos tiempos por amor a ustedes. Por medio de El son creyentes en Dios, que Lo resucitó de entre los muertos y Le dio gloria, de manera que la fe y esperanza de ustedes sean en Dios.
1Pedro 1:18-21

Cordero¡Cristo Jesús – el Cordero de Dios!

¿Te acuerdas del cordero de la Pascua? ¿O los sacrificios de Levítico? Hay algo mucho mejor aquí – Jesucristo mismo. El sacrificio final. Desde antes del principio, fue el plan de Dios para dar la salvación en su Hijo, Jesús.

Gracias a Él somos creyentes. Y Cristo vive – para siempre – y por eso tenemos confianza y esperanza.

Entonces, Pedro, ¿como debemos vivir?

Puesto que en obediencia a la verdad ustedes han purificado sus almas para un amor sincero de hermanos, ámense unos a otros entrañablemente, de corazón puro. Pues han nacido de nuevo, no de una simiente corruptible, sino de una que es incorruptible, es decir, mediante la palabra de Dios que vive y permanece. Porque:

“Toda carne es como la hierba,
y toda su gloria como la flor de la hierba.
Secase la hierba,
caese la flor,
pero la palabra del Señor permanece para siempre.”

Esa es la palabra que a ustedes les fue predicada.

1Pedro 1:22-25

Amar, con corazón puro. ¡Pero Pedro no puede parar de hablar de la gloriosa verdad de Dios! Tenemos una esperanza tan cierta, una promesa inamovible – de la Palabra de Dios. La Palabra de Dios no puede ser cambiada.

En Jesús, el Cordero de Dios, tenemos vida por la fe. ¿Tienes fe en la gran promesa de Dios? ¿Eres un seguidor del Cordero?



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