Una Historia de Navidad: La Señal (parte 3)
Liderazgo |
“Ya es la hora.”
El profeta estaba recibiendo un mensaje de Yahvé, el Dios de Israel.
“Ya es la hora. Sal al encuentro de Acaz, tú, y tu hijo Sear Jasub, al extremo del acueducto del estanque superior, en la calzada del campo del Batanero…”
Isaías tenía un mensaje de Dios para el rey.
El profeta caminaba a lo largo del camino polvoriento, su hijo a su lado. El rey Acaz estaba también en su camino hacia el lugar de reunión.
Si no has leído las dos primeras partes de esta historia, asegúrate de leer Una Historia de Navidad (parte 1) y Una Historia de Navidad: Conspiración (parte 2).
Pues ya conocemos el rey Acaz, rey de Judá. Estaba dispuesto a hablar con un profeta – sacrificar a un dios – probablemente estaba dispuesto a consultar a las brujas y los horóscopos – lo que fuera necesario para ganar poder. Es triste decir, pero incluso sacrificó a su propio hijo.
Era un rey en la necesidad de poder. El gran Imperio Asirio amenazaba con conquistar el mundo. Y en este momento, dos naciones al norte, Israel y Siria, estaban en camino para atacar a Jerusalén. Y era probable que otras naciones, como buitres, aprovecha la ocasión para robar la tierra de Judá también.
El conocimiento de Dios – casi perdida incluso en Judá – podría perderse para siempre. Fue uno de los momentos más oscuros de la historia del mundo.
El rey tenía miedo. Y en esta hora se reunió con el famoso profeta Isaías. E Isaías tenía un mensaje de Dios.
Cuídate y ten calma. No temas ni desmaye tu corazón ante estos dos cabos de tizones humeantes, a causa de la ira encendida de Rezín de Aram y del hijo de Remalías.
Rezín – rey de Siria, y Peka, hijo de Remalías, rey de Israel.
Por tanto así dice el Señor Yahvé: “No prevalecerá ni se cumplirá. Porque la cabeza de Aram es Damasco, y la cabeza de Damasco es Rezín (y dentro de otros sesenta y cinco años Efraín será destrozado, dejando de ser pueblo), y la cabeza de Efraín es Samaria, y la cabeza de Samaria es el hijo de Remalías. Si ustedes no lo creen, de cierto no permanecerán.”
Dios no iba a permitir la destrucción de Judá. La Biblia nos dice que Dios estaba en control de todo. Los envió a atacar – pero Él no permitiría que destruyan. Incluso el gran Asiria era sólo un instrumento en sus manos.
Pero ¿por qué creer este profeta, y no los muchos otros profetas? ¿Por qué confiar en Yahvé, y no en otros dioses? Pero Isaías tenía otro mensaje de Dios.
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¿No me cree? Bueno. Pídeme una señal. Cualquier cosa. Tan profundo como el lugar de los muertos, o tan alto como los cielos. Esto no es un horóscopo. Esta será una señal real.
El rey hipócrita respondió con falsa humildad. “Oh, pues, ¡no pediré, ni tentaré a Yahvé! Soy demasiado santo – por favor Isaías —“
¿De veras, Acaz?
Isaías le respondió, muy irritada.
Oigan ahora, casa de David: ¿Les parece poco cansar a los hombres, que también cansarán a mi Dios? Por tanto, el Señor mismo les dará esta señal.
Una señal de Dios mismo, a “la casa de David” – Acaz era descendiente de David. Él mismo fue malo, pero Dios se acordó de sus promesas a David.
¿Cuál fue la señal?
Una virgen concebirá y dará a luz un hijo, y Le pondrá por nombre Emmanuel. Comerá cuajada y miel hasta que sepa lo suficiente para desechar lo malo y escoger lo bueno. Porque antes que el niño sepa desechar lo malo y escoger lo bueno, será abandonada la tierra cuyos dos reyes tú temes….
La señal – un bebé. Y vamos a aprender más acerca de esta señal en la siguiente parte de nuestra historia.
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