Jeremías: El Cristo

Jeremías: El CristoEn un libro tan largo, hay mucho sobre el Cristo. Por ejemplo, esta profecía sobre “el Hijo de David” (Lucas 1:31-32):

Vienen días, declara el SEÑOR, en que cumpliré la buena palabra que he hablado a la casa de Israel y a la casa de Judá. En aquellos días y en aquel tiempo haré brotar de David un Renuevo justo, y El hará juicio y justicia en la tierra.
Jeremías 33:14-15

Este Mesías haría un nuevo pacto con el pueblo (Lucas 22:20; Hebreos 8:6-13):

“Vienen días,” declara el SEÑOR “en que haré con la casa de Israel y con la casa de Judá un nuevo pacto, … Pondré Mi ley dentro de ellos, y sobre sus corazones la escribiré. Entonces Yo seré su Dios y ellos serán Mi pueblo. No tendrán que enseñar más cada uno a su prójimo y cada cual a su hermano, diciéndole: ‘Conoce al SEÑOR,’ porque todos Me conocerán, desde el más pequeño de ellos hasta el más grande,” declara el SEÑOR, “pues perdonaré su maldad, y no recordaré más su pecado.”
Jeremías 31:31-34

Podemos ver una sombra del Cristo en la vida de Jeremías. Ambos fueron llamados por Dios antes de nacer (Jeremías 1:5; Mateo 1:20-21). Los dos eran profetas que lloraban sobre Jerusalén (Jeremías 9:10-11; Mateo 23:37-38) y que advirtieron a la gente del pecado.

Ambos se opusieron a los líderes de su época, y llamaron al pueblo a la adoración pura. De hecho, ¿recuerdas lo que dijo Jesús acerca de las actividades en el templo? “Escrito está: ‘Mi casa será casa de oración pero ustedes la han hecho cueva de ladrones.'” (Lucas 19:46)

Jeremías compartió las palabras de Dios mucho antes del nacimiento de Jesús: “¿Se ha convertido esta casa, que es llamada por Mi nombre, en cueva de ladrones delante de sus ojos? Yo mismo lo he visto” (Jeremías 7:11).



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