No hay tristeza en el Cielo
El enjugará toda lágrima de sus ojos, y ya no habrá muerte, ni habrá más duelo, ni clamor, ni dolor, porque las primeras cosas han pasado.
(Apocalipsis 21:4)
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No hay noche en el Cielo
Y ya no habrá más noche, y no tendrán necesidad de luz de lámpara ni de luz del sol, porque el Señor Dios los iluminará, y reinarán por los siglos de los siglos.
(Apocalipsis 22:5)
Cf. Apocalipsis 21:23, “La ciudad no tiene necesidad de sol ni de luna que la iluminen, porque la gloria de Dios la ilumina, y el Cordero es su lumbrera.” Esto no significa que no habrá sol, la luna y las estrellas en absoluto. (Habrá “nuevos cielos” para sustituir a las viejas, 2Pedro 3:13). Simplemente significa que esta iluminación no es necesaria dentro de la Jerusalén celestial, ya que la gloria de Dios la ilumina continuamente. La ciudad brillante también parece proporcionar un poco de luz para el resto de la renovada tierra alrededor de ella (Apocalipsis 21:24).
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No hay maldición en el Cielo
Ya no habrá más maldición. El trono de Dios y del Cordero estará allí, y Sus siervos Le servirán.
(Apocalipsis 22:3)
Por causa del pecado, Dios pronunció una maldición terrible sobre la creación (Génesis 3:14-19). Como resultado, el sufrimiento, el envejecimiento, el deterioro, la enfermedad y la muerte están a nuestro alrededor. Pero en este momento en el futuro, la vieja creación se ha ido, reemplazado por una nueva creación (2Pedro 3:10-13; Apocalipsis 21:1). El pecado y Satanás son para siempre expulsados de ella (Apocalipsis 19:10; 21:27), y no hay más necesidad de la maldición de Dios sobre Su creación.
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Un paraíso celestial
Entonces Jesús le dijo: “En verdad te digo: hoy estarás conmigo en el paraíso.”
(Lucas 23:43)
“Paraíso” = un jardín cerrado y bien regado, o un parque. Se sugiere la gran belleza natural de la ciudad celestial, que también se indica en la descripción en Apocalipsis 22:1-2. Pablo habla de un hombre que está siendo arrebatado al paraíso (2Corintios 12:4). Y Apocalipsis 2:7 habla de ella como “el paraíso de Dios.”
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Una herencia celestial prometido
Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, quien según Su gran misericordia, nos ha hecho nacer de nuevo a una esperanza viva, mediante la resurrección de Jesucristo de entre los muertos, para obtener una herencia incorruptible, inmaculada, y que no se marchitará, reservada en los cielos para ustedes.
(1Pedro 1:3-4)
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Una Cena de las Bodas en el Cielo
El ángel me dijo: “Escribe: ‘Bienaventurados los que están invitados a la cena de las Bodas del Cordero.'” También me dijo: “Estas son palabras verdaderas de Dios.”
(Apocalipsis 19:9)
La novia de Cristo es Su Iglesia (cf. 2Corintios 11:2). Todos los creyentes de la Era de la Iglesia habrán sido raptados y resucitado en este punto. Ellos serán recompensados en el tribunal de Cristo, vestidos con sus trajes de bodas, y unida con el Esposo Celestial (Apocalipsis 19:7-8). Luego viene el momento de la celebración. “Los que están invitados a la cena de las Bodas” son todo el resto de los santos, las de los tiempos del Antiguo Testamento, y los salvados durante la tribulación.
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Un Reino Celestial
Porque de esta manera os será otorgada amplia y generosa entrada en el reino eterno de nuestro Señor y Salvador Jesucristo.
(2Pedro 1:11)
(Cf. 2Pedro 1:10) No podemos hacer la elección soberana de Dios y su llamado a la salvación más cierto desde la perspectiva de Dios. Pero podemos confirmarlos, y asegurarnos de ellos, por el crecimiento en la gracia y ser cada vez más y más como Jesús. El fruto del Espíritu se convierte en evidencia práctica que pertenecemos a Él. Entonces nuestra entrada en el Ccielo será tanto más glorioso, acompañado de ricas recompensas (ve 1Corintios 3:14-15).
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Las moradas del Cielo
En la casa de Mi Padre hay muchas moradas; si no fuera así, se lo hubiera dicho; porque voy a preparar un lugar para ustedes.
(Juan 14:2)
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El descanso del Cielo
Entonces oí una voz del cielo que decía: “Escribe: ‘Bienaventurados los muertos que de aquí en adelante mueren en el Señor.'” “Sí,” dice el Espíritu, “para que descansen de sus trabajos, porque sus obras van con ellos.”
(Apocalipsis 14:13)
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El Cielo el deseo de los creyentes
Porque de ambos lados me siento apremiado, teniendo el deseo de partir y estar con Cristo, pues eso es mucho mejor. Sin embargo, continuar en la carne es más necesario por causa de ustedes.
(Filipenses 1:23-24)
Cf. 2Corintios 5:6-8
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