1Pedro: Clave
Clave: Sufrimiento
Amados, no se sorprendan del fuego de prueba que en medio de ustedes ha venido para probarlos, como si alguna cosa extraña les estuviera aconteciendo. Antes bien, en la medida en que comparten los padecimientos de Cristo, regocíjense, para que también en la revelación de Su gloria se regocijen con gran alegría. Si ustedes son insultados por el nombre de Cristo, dichosos son, pues el Espíritu de gloria y de Dios reposa sobre ustedes. Ciertamente, por ellos El es blasfemado, pero por ustedes es glorificado.
1Pedro 4:12-14
En los tiempos de esta espítola, la persecución fue común. Dice Pedro, resístan [al diablo] firmes en la fe, sabiendo que las mismas experiencias de sufrimiento se van cumpliendo en sus hermanos en todo el mundo. (1Pedro 5:8-9)
De hecho, el sufrimiento es la voluntad de Dios (1Pedro 4:19), como el sufrimiento de Cristo fue planeado y predicho (1Pedro 1:11). En el fin, nuestro sufrimiento como creyentes está estrechamente vinculado con el sufrimiento de Cristo. Cristo es nuestro ejemplo, porque cuando sufrió no contraatacó de manera pecaminosa (1Pedro 2:21-23). Su paciente sufrimiento nos dio nuestra salvación (1 Pedro 3:18).
Por supuesto, esto no incluye el sufrimiento debido a nuestro pecado. Si estamos encarcelados porque robamos algo, eso no es una bendición, sino un castigo (1Pedro 4:15). Pero cuando sufrimos como creyentes, podemos glorificar a Dios (1Pedro 4:16).
El sufrimiento puede ser realmente una cosa maravillosa, a pesar de que es tan doloroso en el momento. ¿Por qué?
- Demuestra la autenticidad de nuestra fe y nuestra esperanza de salvación (1Pedro 1:6-9).
- Es una buena obra cuando soportamos el sufrimiento injusto (1Pedro 2:19-20).
- Llevará a la bendición (1Pedro 3:14; 1Pedro 4:14).
- El sufrimiento por Cristo demuestra que estás evitando el pecado (1Pedro 4:1-5).
- Nos anima a confiar en Dios (1Pedro 4:19).
- Nos une con los creyentes de todo el mundo que también están sufriendo por su fe (1Pedro 5:9).
- Nos ayuda a mirar hacia adelante a la gloria que vamos a compartir en Cristo, después de haber compartido su sufrimiento (1Pedro 4:13; 1Pedro 5:1).