¿Dónde está el Cuerpo?
¿Qué queremos decir cuando decimos que Jesús resucitó de entre los muertos? ¿Por qué es importante? ¿Dónde está Jesús ahora?
Tenemos una parte de la historia en Lucas 23:55-24:12. Era sábado por la mañana cuando algunos seguidores de Jesús fueron a la tumba – puras mujeres. ¡Pero el cuerpo de Jesús no estaba allí!
Pero dos hombres en “vestiduras resplandecientes” les hablaron:
¿Por qué buscan entre los muertos al que vive? No está aquí, sino que ha resucitado. Acuérdense cómo les habló cuando estaba aún en Galilea, diciendo que el Hijo del Hombre debía ser entregado en manos de hombres pecadores, y ser crucificado, y al tercer día resucitar.
Las mujeres corrieron a decirles a los discípulos, pero los discípulos no las creyeron.
En Lucas 24:13-35 tenemos la historia de Jesús hablando con dos discípulos en el camino. ¡Tienes que leerla! Los discípulos no lo reconocieron, pero para Jesús, eso no fue excusa para que ellos no creyeran. Dijo:
¡Oh insensatos y tardos de corazón para creer todo lo que los profetas han dicho! ¿No era necesario que el Cristo padeciera todas estas cosas y entrara en Su gloria?
Sí, la cruz y la tumba vacía eran necesarias y previstas por los profetas.
Pero vamos a leer la última parte de la historia de Lucas 24:36-53.
Mientras ellos relataban estas cosas, Jesús se puso en medio de ellos, y les dijo: “Paz a ustedes.”
Pero ellos, aterrorizados y asustados, pensaron que veían un espíritu. Y El les dijo: “¿Por qué están turbados, y por qué surgen dudas en sus corazones? Miren Mis manos y Mis pies, que Yo mismo soy; tóquenme y vean, porque un espíritu no tiene carne ni huesos como ustedes ven que Yo tengo.”
Cuando dijo esto, les mostró las manos y los pies. Como ellos todavía no lo creían a causa de la alegría y porque estaban asombrados, les dijo: “¿Tienen aquí algo de comer?”
Ellos Le presentaron parte de un pescado asado, y El lo tomó en las manos y comió delante de ellos.
¡Pescado asado! Con este acto simple, Jesús confirma la verdad profunda. Él físicamente volvió a la vida. Su cuerpo no está en la tumba. ¡Está vivo y se mueve!
Pero continuamos…
Después Jesús les dijo: “Esto es lo que Yo les decía cuando todavía estaba con ustedes: que era necesario que se cumpliera todo lo que sobre Mí está escrito en la Ley de Moisés, en los Profetas y en los Salmos.”
Entonces les abrió la mente para que comprendieran las Escrituras, y les dijo: “Así está escrito, que el Cristo padecerá y resucitará de entre los muertos al tercer día; y que en Su nombre se predicará el arrepentimiento para el perdón de los pecados a todas las naciones, comenzando desde Jerusalén. Ustedes son testigos de estas cosas. Por tanto, Yo enviaré sobre ustedes la promesa de Mi Padre; pero ustedes, permanezcan en la ciudad hasta que sean investidos con poder de lo alto.”
Ah, las Escrituras. ¡Todos hablan del Cristo! Y los testigos de Cristo compartirían la verdad con nosotros – en el Nuevo Testamento.
Entonces Jesús los condujo fuera de la ciudad, hasta cerca de Betania, y alzando Sus manos, los bendijo. Y aconteció que mientras los bendecía, se separó de ellos y fue llevado arriba al cielo. Ellos, después de adorar a Jesús, regresaron a Jerusalén con gran gozo, y estaban siempre en el templo alabando a Dios.
“…fue llevado arriba al cielo”. ¿Dónde está nuestro Salvador? En su cuerpo resucitado, en el cielo.
Esta historia verdadera abre nuestros ojos a lo increíble. ¡El vive!