Gálatas: El Cristo
Hablamos de la gracia de Cristo, el evangelio de Cristo, la libertad en Cristo. Pero en todo eso, ¿alguna vez has preguntado por qué Cristo tuvo que venir y morir?
En Gálatas, la cruz es clave. Dice Pedro:
Pero jamás acontezca que yo me gloríe, sino en la cruz de nuestro Señor Jesucristo, por el cual el mundo ha sido crucificado para mí y yo para el mundo.
Gálatas 6:14
La cruz y la resurrección se enfatizan desde el principio de la epístola (Gálatas 1:1-5). Y, dice Pablo, no hay otro camino a la salvación. Nadie ha obedecido la ley perfectamente, y por eso nadie es lo suficientemente santo como para ser aceptable a Dios. Pero cada creyente ha muerto con Cristo – la sentencia de muerte ya se ha llevado a cabo (Gálatas 2:19-21).
Sí, la ley tiene su propósito, pero no es para salvarte. Cristo es el Salvador. Y en Cristo, somos hijos de Dios – judío, gentil, no importa – somos unidos en la gracia de Cristo (Gálatas 4:4-5).
La realidad es, no nos creamos a nosotros mismos. Cuando estamos en Cristo, somos creados por Dios para ser algo completamente nuevo. Sí, en Cristo, en Su Espíritu, nuestras vidas serán transformadas. Pero nunca trabajamos para salvarnos.
A través de la muerte de Cristo en la cruz, tenemos una libertad sobrenatural. Y nadie debe tratar de quitar eso al insistir en una “lista de tareas” para hacernos aceptables a Dios. En Cristo, somos Suyos (Gálatas 3:26).
Esto no es algo nuevo. Dios prometió la salvación en Cristo desde el principio. ¿Recuerdas la simiente de la mujer en Génesis 3:15? ¿Y la simiente o descendencia de Abraham (Génesis 12:7)? Obedecer la ley nunca fue el camino hacia Dios. Siempre fue Jesucristo mismo.