Sangre Que Habla (sermón)
Un sermón de Génesis 4.
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Esaú era el hijo de Isaac y Rebeca, y nieto de Abraham (Génesis 25:19-26). Él también era el hermano gemelo de Jacob.
Esaú era un excelente cazador, pero no valoraba los asuntos de Dios. Estaba dispuesto a renunciar a su puesto en la familia por comida (Génesis 25:29-33). A pesar del hecho de que él era el hijo mayor, fue rechazado por Dios a favor de Jacob.
Que no haya ninguna persona inmoral ni profana como Esaú, que vendió su primogenitura por una comida. Porque saben que aun después, cuando quiso heredar la bendición, fue rechazado, pues no halló ocasión para el arrepentimiento, aunque la buscó con lágrimas.
Hebreos 12:16-17
Silo era una ciudad en el antiguo Israel, al norte de Jerusalén.
Hubo un festival anual de Yahvé en Silo (Jueces 21:19), y su importancia permaneció hasta la captura del arca del pacto por los filisteos (1Samuel 4:10-11).
El arca fue recuperado, pero el prestigio de Silo nunca lo fue. Finalmente fue destruido y sirvió como advertencia de juicio venidero para la nueva capital religiosa, Jerusalén.
“Ahora pues, vayan a Mi lugar en Silo, donde al principio hice morar Mi nombre, y vean lo que hice con él a causa de la maldad de Mi pueblo Israel. Y ahora, por cuanto han hecho todas estas obras,” declara el SEÑOR, “y a pesar de que les hablé desde temprano y hablando sin cesar, no oyeron; los llamé, pero no respondieron. Como hice con Silo, así haré con la casa que es llamada por Mi nombre, en la cual confían, y al lugar que di a ustedes y a sus padres. Y los echaré de Mi presencia, como eché a todos sus hermanos, a toda la descendencia de Efraín.
Jeremías 7:12-15
Natanael era uno de los doce discípulos de Jesús. Es probable que sea la misma persona que Bartolomé. “Bartolomé” significa hijo de Tolmai, y “Natanael” don de Dios. Entonces, es posible que su nombre fue Natanael Bartolomé, Bartolomé funcionando como apodo o apellido.
Natanael, de la ciudad de Cana de Galilea (Juan 21:2), aparentemente era amigo de Felipe antes de conocer a Jesús. De hecho, Felipe le dijo a Natanael acerca de Jesús:
Felipe encontró a Natanael y le dijo: “Hemos hallado a Aquél de quien escribió Moisés en la Ley, y también los Profetas, a Jesús de Nazaret, el hijo de José.”
Y Natanael le dijo: “¿Puede algo bueno salir de Nazaret?”
“Ven, y ve,” le dijo Felipe.
Jesús vio venir a Natanael y dijo de él: “Ahí tienen a un verdadero Israelita en quien no hay engaño.”
Natanael Le preguntó: “¿Cómo es que me conoces?”.
Jesús le respondió: “Antes de que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera, te vi.”
“Rabí, Tú eres el Hijo de Dios, Tú eres el Rey de Israel,” respondió Natanael.
Rut la moabita, esposa de Mahlón y más tarde de Booz. Madre de Obed, abuela de Isaí y bisabuela de David.
Los moabitas eran descendientes de Lot, el sobrino de Abraham.
Rut se casó con Mahlón cuando su familia vino a Moab en un momento de hambre. Mahlón murió, y Rut se emigró a Israel para estar con su suegra Noemí.
Allí, Rut se casó con un pariente de su marido de Belén llamado Booz.
Puedes leer sobre Rut en el libro que lleva su nombre. Es un maravilloso testimonio de amor, fe y la providencia de Dios. Una historia de esperanza en los días a menudo oscuros de los jueces.
Booz tomó a Rut y ella fue su mujer, y se llegó a ella. Y el SEÑOR hizo que concibiera, y ella dio a luz un hijo. Entonces las mujeres dijeron a Noemí: “Bendito sea el Señor que no te ha dejado hoy sin redentor; que su nombre sea célebre en Israel. Que el niño también sea para ti restaurador de tu vida y sustentador de tu vejez; porque tu nuera, que te ama y que es de más valor para ti que siete hijos, lo ha dado a luz.”
Rut 4:13-15
Sodoma y Gomorra fueron dos de las cinco ciudades antiguas y poderosas en la llanura del sur de Canaán (Génesis 14:1-2). Las ciudades estaban en un área bien regada al sur de lo que ahora es el Mar Muerto (Génesis 13:10).
El sobrino de Abraham, Lot y su familia, vivían en la ciudad de Sodoma. Pero las ciudades fueron tan perversas que Dios las destruyó a ambas con fuego y azufre del cielo (lee toda la historia en Génesis 19:1-29).
Ahora quiero recordarles a ustedes, aunque ya definitivamente lo saben todo, que el Señor, habiendo salvado al pueblo de la tierra de Egipto, destruyó después a los que no creyeron.
Y a los ángeles que no conservaron su señorío original, sino que abandonaron su morada legítima, los ha guardado en prisiones eternas bajo tinieblas, para el juicio del gran día.
Así también Sodoma y Gomorra y las ciudades circunvecinas, a semejanza de aquéllos, puesto que ellas se corrompieron y siguieron carne extraña, son exhibidas como ejemplo al sufrir el castigo del fuego eterno.
Pablo era un fariseo que persiguió a la iglesia primitiva, que más tarde se convirtió en cristiano y apóstol de Jesús (Hechos 22:3-16; Filipenses 3:4-7).
La familia de Pablo era de la tribu de Benjamín, que vivía en la ciudad romana de Tarso. Pablo nació como ciudadano romano y estudió con el respetado rabino Gamaliel. Su nombre latino era Pablo, y su nombre hebreo Saulo. Él usó el nombre de Pablo a menudo cuando llegó a ser conocido como un apóstol de los gentiles (Romanos 11:13).
Pablo era hacedor de tiendas de campaña (Hechos 18:1-3), y era probable que se casara temprano en la vida, aunque luego fuera viudo.
Pablo viajó extensamente por todo el imperio romano como misionero e iniciador de iglesias. Fue arrestado por su fe al menos una vez. Aunque la Biblia no nos dice acerca de su muerte, se cree que fue martirizado.
13 de las epístolas del Nuevo Testamento fueron escritas por Pablo (algunos estudiosos creen que él también fue el autor de Hebreos).
Porque yo ya estoy para ser derramado como una ofrenda de libación, y el tiempo de mi partida ha llegado. He peleado la buena batalla, he terminado la carrera, he guardado la fe. En el futuro me está reservada la corona de justicia que el Señor, el Juez justo, me entregará en aquel día; y no sólo a mí, sino también a todos los que aman Su venida.
2Timoteo 4:6-8
Poncio Pilato fue gobernador de Judea en el tiempo del ministerio de Jesús. Fue él quien dio la orden de que Jesús fuera crucificado.
El Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, el Dios de nuestros padres, ha glorificado a Su Siervo Jesús, al que ustedes entregaron y repudiaron en presencia de Pilato, cuando éste había resuelto poner a Jesús en libertad. Pero ustedes repudiaron al Santo y Justo, y pidieron que se les concediera un asesino, y dieron muerte al Autor de la vida, al que Dios resucitó de entre los muertos, de lo cual nosotros somos testigos.
Hechos 3:13-15
La Biblia habla de diferentes “tipos de bautismo”. Por ejemplo, todos los que ponen su fe en Jesús son bautizados por el Espíritu Santo. Este bautismo te hace parte de la Iglesia. Cada creyente ya ha sido bautizado de esta manera.
Porque así como el cuerpo es uno, y tiene muchos miembros, pero, todos los miembros del cuerpo, aunque son muchos, constituyen un solo cuerpo, así también es Cristo. Pues por un mismo Espíritu todos fuimos bautizados en un solo cuerpo, ya Judíos o Griegos, ya esclavos o libres. A todos se nos dio a beber del mismo Espíritu.
1Corintios 12:12-13
Todos fuimos bautizados en un solo cuerpo. El “cuerpo” es el cuerpo de Cristo, o la Iglesia. Todos los verdaderos creyentes forman “el cuerpo de Cristo”.
¿O no saben ustedes que todos los que hemos sido bautizados en Cristo Jesús, hemos sido bautizados en Su muerte? Por tanto, hemos sido sepultados con El por medio del bautismo para muerte, a fin de que como Cristo resucitó de entre los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en novedad de vida.
Romanos 6:3-4
Todos los que hemos sido bautizados en Cristo Jesús, hemos sido bautizados en su muerte. Mi yo pecador, que merece la ira de Dios, murió con Cristo. Pero al mismo tiempo tengo nueva vida en su resurrección.
Ser bautizado en agua muestra lo que Dios ya ha hecho por nosotros. Nos identificamos simbólicamente con la muerte y la sepultura de Cristo al bajar en el agua, y con su resurrección (y nuestra nueva vida) al subir del agua.
“…Sepa, pues, con certeza toda la casa de Israel, que a este Jesús a quien ustedes crucificaron, Dios Lo ha hecho Señor y Cristo.”
Al oír esto, conmovidos profundamente, dijeron a Pedro y a los demás apóstoles: “Hermanos, ¿qué haremos?”
Entonces Pedro les dijo: “Arrepiéntanse y sean bautizados cada uno de ustedes en el nombre de Jesucristo para perdón de sus pecados, y recibirán el don del Espíritu Santo. Porque la promesa es para ustedes y para sus hijos y para todos los que están lejos, para tantos como el Señor nuestro Dios llame.”
Pedro le dijo a la gente a arrepentirse y ser bautizado. ¿Está hablando Pedro del bautismo físico o espiritual? Se hace mención del Espíritu, por lo que podría ser espiritual. Pero es probable el físico. → ¿Así que debemos ser bautizados para ser salvos?
No – la Biblia nos dice claramente que somos salvos por la fe (Hechos 15:8-9; Hechos 16:30-31; Romanos 3:28; 1Corintios 1:17; Efesios 2:8-9). Sin embargo, Pedro claramente espera que todos los que crean serán bautizados. Al ser bautizados y recibir el Espíritu fueron resultados de su fe. Pero en las mentes de los apóstoles, el bautismo está conectado con la fe, como es la oración.
El bautismo es el primer paso en la vida de un nuevo creyente (discípulo). Ser bautizado es un mandamiento de Cristo que debe ser obedecido. Es una lección objetiva que muestra al mundo lo que Dios ya ha hecho en su vida.
El Monte Sinaí, también llamado Horeb y el monte de Dios, fue donde Moisés recibió la ley.
Dios se reveló a la gente de Israel en el Monte Sinaí, poniendo temor en sus corazones para evitar el pecado (Éxodo 20:18-20).
El autor de Hebreos contrasta el Monte Sinaí con el Monte Sion. El primero es un lugar de juicio, el segundo es el hogar de aquellos a quienes Cristo hizo perfectos (Hebreos 12:18-24).
Por tanto, cuídate y guarda tu alma con diligencia, para que no te olvides de las cosas que tus ojos han visto, y no se aparten de tu corazón todos los días de tu vida; sino que las hagas saber a tus hijos y a tus nietos. Recuerda el día que estuviste delante del SEÑOR (Yahvé) tu Dios en Horeb, cuando el SEÑOR me dijo: ‘Reúneme el pueblo para que Yo les haga oír Mis palabras, a fin de que aprendan a temerme todos los días que vivan sobre la tierra y las enseñen a sus hijos.’
Deuteronomio 4:9-10
Escucha: Los Dos Montes (sermón)