“Me imagino que la mayoría de nosotros – tal vez todos nosotros – hemos experimentado algún tipo de prejuicio contra nosotros por el tono de nuestra piel, o por ser cristianos, o porque no somos de esta zona, o por nuestra situación económica. El tema de la equidad o la justicia es muy importante; podríamos llevarnos un año hablando de esto y nada más. Es importante y, en cierto modo, muy complejo. Mi esperanza, mi meta, es que hoy veamos la increíble sabiduría de la Palabra de Dios. Pero primero, necesitamos aprender más sobre las versiones de ‘justicia’ del mundo.”
“Vamos a hablar del tema de la justicia y el derecho. Y aunque esto se basa en la justicia de Dios, estaremos investigando más cómo administramos la justicia en la tierra, a través de las autoridades que Dios nos ha dado. Este es nuestro plan de hoy: vamos a ver siete cosas que Dios nos ha dado, que nos ayudarán a entender la justicia. Y también veremos cómo el mundo de hoy está tratando de distorsionar cada una de estas cosas…”
“No estaba seguro de cómo titular este estudio. Y eso es parte del problema. Hablar de las familias, es decir de los hombres y las mujeres y el matrimonio y los niños es abrir un tema muy complejo en el mundo actual…”
Este es un artículo escrito por mi padre, Robert Cottrill, sobre los conceptos básicos para crecer en la vida cristiana. Espero que te sea de ayuda.
Los Principios del Aprendiz-Siervo: Los Fundamentos del Discipulado Cristiano
Así como la historia independiente de uno comienza con el nacimiento en el mundo (un nacimiento físico), la vida cristiana debe comenzar con un nuevo nacimiento, un nacimiento espiritual (Juan 1:12-13; 3:3, 14-18, 36). La salvación mediante la fe personal en Cristo es el punto de partida de una nueva vida. Pero aunque esto es importante, no es nuestro destino final, sino el comienzo de un viaje. Delante de nosotros se encuentra el camino del discipulado.
Hacer discípulos para (y a) Cristo es una tarea fundamental encomendada a la iglesia. Debemos hacer “discípulos de todas las naciones” (Mateo 28:18-20). Esas son las órdenes de marcha que el Señor nos dejó en Su ascensión, una tarea que continuará “hasta el fin del mundo”. El corolario lógico de la necesidad de hacer discípulos es que el discipulado es un aspecto o función básica de la vida cristiana.
Debe recordarse que la salvación es una cuestión tanto de posición como de condición. Nuestra posición se refiere a lo que Dios nos acredita cuando ponemos nuestra fe en Cristo. Tiene que ver con el registro eterno del cielo. Según la Palabra de Dios, somos eternamente justificados, hijos de Dios, coherederos con Cristo, ciudadanos del cielo, et cetera. Somos “en Cristo”, posicionalmente, y hemos sido hechos “completos en Él” (Colosenses 2:10). Necesitamos entender la riqueza de nuestra posición, pero en su mayor parte ese no es el aspecto de ser cristiano del que estamos hablando aquí.
Los siete principios a continuación se relacionan con nuestra condición o nuestro estado en la experiencia diaria. A diferencia de mi posición legal “en Cristo”, tienen que ver con la revelación de “Cristo … en mí” (Gálatas 2:2) y el crecimiento del creyente a través del proceso de discipulado. A diferencia de nuestra posición, que es constante e inmutable, porque Dios nos ve en Cristo que nunca cambia, nuestra condición puede variar. Dependerá de la consistencia de nuestro andar diario en el Espíritu si Cristo es visto en nosotros o no (Gálatas 5:25).
La palabra griega para discípulo (mathetes) describe a alguien que es un aprendiz. Y es evidente que aprender de Cristo conducirá en última instancia a que la semejanza de Cristo se reproduzca en nosotros. En ese sentido, él se nos presenta como el Siervo maestro (Marcos 10:45; Filipenses 2:7). Entonces, ser un discípulo implicará ser tanto un aprendiz como un siervo. (En los principios que siguen, el término aprendiz-siervo se usará como sinónimo descriptivo de la palabra “discípulo”). El ministerio fructífero para Dios es un aspecto inseparable del discipulado. “Les he dado ejemplo”, dice Jesús, “para que como Yo les he hecho, también ustedes lo hagan.” (Juan 13:15; cf. vv. 3-5, 14, 35). “En esto es glorificado Mi Padre, en que den mucho fruto, y así prueben que son Mis discípulos” (Juan 15:8).
El llamado al discipulado es un llamado a la disciplina personal y la abnegación (Lucas 9:23; Lucas 14:27). (La palabra en español matemáticas proviene de una forma del griego mathetes. Por lo tanto, el término connota una vida estructurada gobernada por reglas específicas.) La disciplina marca el camino del aprendizaje, mientras que la abnegación está en el corazón del servicio. Ambos nos imponen limitaciones. La disciplina excluye aquellas cosas que obstaculizan el aprendizaje y el crecimiento, mientras que la abnegación dice “No” a aquellas cosas que desviarían nuestro servicio. Por lo tanto, por su propia naturaleza, el discipulado no puede ser simplemente un extra. Requiere un lugar significativo y ampliamente influyente en nuestras motivaciones (Romanos 15:3).
Principio #1 – El Concepto del Aprendiz-Siervo: Aprender y Servir
Las responsabilidades de vida del hijo de Dios involucran dos dimensiones que se cruzan. Por el poder del Espíritu Santo que mora en él, debe aprender, crecer en la gracia1 y ser un siervo fiel del Señor2. Aprendiz de Dios a través de Su Palabra y siervo de Dios entre creyentes e incrédulos. Aunque estas dos funciones se pueden definir y analizar por separado, están fundamentalmente vinculadas. Hay un sentido real en el que aprendemos para servir (ver 2Timoteo 2:2,15; 3:14-17). Al enseñarnos, Dios nos confía una mayordomía para ser usada por Él.
Principio #2 – El Propósito del Aprendiz-Siervo: Glorificar a Dios
El Señor ha hecho todo lo que existe para Su propio placer3 y Su propia gloria4. La Asamblea de Westminster lo dijo hace siglos: “El fin principal y más noble del hombre es el de glorificar a Dios y gozar de él para siempre”. El diseño del Señor para el aprendiz-siervo es parte de ese gran propósito que todo lo incluye: glorificar a Dios. Debemos hacer “todo para la gloria de Dios” (1Corintios 10:31), y que “todo” que “hacemos” puede definirse ampliamente como nuestro servicio para el Señor.5
Principio #3 – La Prioridad del Aprendiz-Siervo: Ser un Discípulo
Ser discípulo de Jesucristo no es simplemente una de las muchas facetas diferentes de la vida. Es convertirse en el núcleo central y la motivación de todo lo que hacemos. Por ejemplo, un hombre no es un padre, un vendedor y un aprendiz-siervo. Él es un aprendiz-siervo en el hogar y en el trabajo, y en todas partes.6 Siendo así, el desarrollo de aprendices-siervos también debe ser fundamental para el propósito de cualquier forma de entrenamiento cristiano. Ya sea que esto se traduzca o no en una medida de tiempo (la mayoría de las horas dedicadas), definitivamente será una perspectiva dominante. Veremos que todo lo que hacemos influye en el proceso de discipulado en nosotros mismos y en los demás.7
Principio #4 – La Perspectiva del Aprendiz-Siervo: Probar Todo por las Escrituras
Ninguna cualidad, idea o acción puede evaluarse con precisión hasta que se ve desde la perspectiva de Dios (Mateo 4:4; Colosenses 2:4,8; 3:10,16). El humanismo se basa en la mentira de Satanás de que el hombre no necesita a Dios, que puede, de hecho, ser su propio dios (Génesis 3:5; Isaías 14:12-15; Romanos 1:25; 2Tesalonicenses 2:3-12; cf. Proverbios 14:12). La fe cristiana se basa en una premisa totalmente opuesta: que toda “verdad” debe estar sujeta a lo que Dios dice en su Palabra. “Por la fe entendemos” (Hebreos 11:3; cf. Proverbios 9:10; 28:5). Nuestro objetivo debe ser ver la vida de manera coherente desde el punto de vista de Dios.
Con la verdad de la revelación de Dios como su autoridad final, el aprendiz-siervo evalúa todo de acuerdo con tres pruebas o parámetros bíblicos. Se podría decir que él ve todo a través de tres lentes bíblicos: el propósito de Dios8, la autoridad de Dios,9 y el poder de Dios.10
Principio # 5 – El Carácter del Aprendiz-Siervo: Ser como Jesús
Fuimos hechos a imagen de Dios en el principio, y es Su deseo que reflejemos una semejanza a Su Hijo (Génesis 1:26-27; Romanos 8:29; Gálatas 4:19; Efesios 4:13). Ser formado a la semejanza de Cristo, a través del proceso de discipulado, significará que el carácter del aprendiz-siervo mostrará cada vez más cuatro cualidades clave: fe en11 y obediencia a12 Dios, sabiduría piadosa,13 y amor cristiano.14
11 La fe cristiana se basa en la verdad de Dios revelada en Su Palabra infalible (Mateo 24:35; Juan 5:46; 17:17; Romanos 4:21; 10:17; Hebreos 11:6). La Biblia proporciona una base sólida sobre la cual se puede construir la fe (cf. Lucas 6:46-49). 12 En reconocimiento de la propiedad de Dios y la autoridad soberana sobre él, el aprendiz-siervo acepta y se adhiere a Su norma de conducta (Salmo 24:1; Santiago 4:13-15; 1Juan 2:15-17); ver también Principio #4, Nota 2). La sumisión a la autoridad de Dios mediante la obediencia a Su Palabra se convierte en la base de nuestro estándar moral. 13 La Palabra de Dios nos ayuda a establecer un sistema de valores eternos que comprende Su propósito y diseño (Romanos 8:28-29; Efesios 2:6-7,10; Proverbios 9:10; y vea el Principio #4, Nota 1). El aprecio por el propósito de Dios forma la base de nuestros valores y prioridades en la vida. Cuando ese entendimiento se aplica a la experiencia diaria, el resultado es una demostración de sabiduría piadosa. 14 El amor puede definirse como la entrega sacrificada de uno mismo por el bien y la bendición de otro (1Corintios 13:4-8; cf. Juan 3:16). Es posible gracias a la habilitación misericordiosa de Dios (1Crónicas 29:11-14; Mateo 22:37-40; Juan 8:42; Romanos 5:5; 13:8-9; 2Corintios 5:14; Efesios 4:15-16; 5:2;Colosenses 3:14; y ver Principio #4, Nota 3). El poder de Dios es la fuente y el recurso principal de nuestro potencial para amar. Sus generosos dones de tiempo, talentos y tesoros cumplen el propósito por el cual fueron dados cuando fluyen a través de nosotros, de regreso al Señor y hacia los demás. Esa es la esencia del amor (Juan 13:34-35; 14:15,21,23; Gálatas 6:2,9-10; 1Juan 2:5; 3:14-18; 4:20-21).
La Biblia también describe lo que sucede cuando el hombre trata de convertirse en su propio dios y en su propia fuente de verdad, determinando sus propios valores y normas, y confiando en su propio potencial humano (Proverbios 14:12; cf. Isaias 53:6a). ; Juan 5:39-44). De hecho, estas áreas corresponden a las categorías básicas de pecado: incredulidad y autogobierno, materialismo y sensualidad. Son evidentes en el primer pecado en Génesis 3:6: “Bueno para comer” (para satisfacer las ansias de la carne), “agradable a los ojos” (una perspectiva materialista), “deseable para alcanzar sabiduría” (autogobierno). Y todo esto tiene sus raíces en el rechazo de la verdad revelada de Dios (vv. 1, 4).
O piense en las tres categorías en 1Juan 2:15-17: “la pasión de la carne” (sensualidad, un abuso de potencial), “la pasión de los ojos” (materialismo: lo que veo es lo que quiero, un distorsión de valores), “y la arrogancia de la vida” (autogobierno que marca su propio norma). O vea Hebreos 12:15-16: “ninguna raíz de amargura” (proveniente del autogobierno y una violación percibida de “mis derechos”), “persona inmoral” (la sensualidad), o “profana” (una que devalúa las cosas de valor superior como lo hizo Esaú: el materialismo).
Una palabra que se utiliza a veces en la educación cristiana es la integración. Proviene de la palabra latina integratus, que significa hacer total o completo. El desarrollo y crecimiento que tiene lugar a medida que aprendemos de la Palabra de Dios (1Pedro 2:2) junta todas las piezas en su relación y equilibrio adecuados. Y la vida solo puede integrarse completamente y adecuadamente dentro de una infraestructura bíblica (Deuteronomio 8:3). Para decirlo de otra manera, nadie puede estar verdaderamente completo y satisfecho hasta que haya ajustado su vida al propósito, la autoridad y el poder de Dios.
Para ver cuánto tiene que decir la Biblia sobre la vida integrada, considere que este es a menudo el significado y la intención de la palabra “perfecto” en la NBLA o RV60. Dios tiene Su perfecta voluntad para nosotros (Romanos 12:2), que une todos los hilos enredados de la vida para formar un tapiz de gran belleza. La aplicación de Su Palabra a la vida produce personas “perfectas” (2Timoteo 3:16-17), donde la palabra no se usa en el sentido de perfección sin pecado, sino de madurez y plenitud. Dado que Cristo es el ejemplo supremo de tal integración en carácter y conducta, podemos resumir el ideal con la frase semejanza a Cristo.
Principio #6 – La Esfera del Aprendiz-Siervo: Vivir y Servir Donde Dios lo Ponga
El aprendiz-siervo vive en varias esferas que a veces se superponen, dentro de las cuales tiene las responsabilidades que Dios le ha dado. Las cuatro “esferas” más comunes son: el hogar (Colosenses 3:18-20), la iglesia local (Colosenses 3:12-16), el lugar de trabajo (Colosenses 3:22–4:1) y el comunidad, que por extensión se convierte en la nación y el mundo (Colosenses 4:5-6). (1Pedro 2:4-3:7 cubre las mismas cuatro áreas). Dado que a veces nos relacionamos con las mismas personas en más de una esfera, habrá cierta superposición. Pero lo importante es vivir para el Señor consistentemente donde estamos (cf. la parábola del buen samaritano, Lucas 10:25-37).
Además de vivir dentro de varias esferas superpuestas, el aprendiz-siervo también funcionará como parte de una cadena de mando y un círculo de amor. La cadena de mando describe a las personas que están por encima de nosotros ante quienes somos responsables y a las que están por debajo de nosotros de quienes somos responsables. El círculo del amor está compuesto por aquellos individuos dentro de una esfera particular a quienes tenemos la oportunidad de demostrar un amor como el de Cristo.
Debido a la superposición, la cadena de mando no siempre es simple y directa. Además, se verá que aquellos en nuestra cadena de mando también se vuelven parte de nuestro círculo de amor. Los dos, por tanto, no definen dos grupos exclusivos y separados, sino más bien dos formas de relacionarse con las personas. Ambos aspectos se pueden ver en muchas Escrituras (por ejemplo, Juan 13:34-35; 14:15; Romanos 13:1-4, 8-10; 1Tesalonicenses 5:12-13; 1Juan 3:23).
Si viviéramos en una teocracia, con toda la sociedad operando consistentemente sobre principios bíblicos, la sumisión dentro de la cadena de mando en cualquier esfera no presentaría ninguna amenaza de compromiso. Sin embargo, todavía no vivimos en un mundo ideal. Puede haber ocasiones en las que obedecer a un superior nos involucre en una desobediencia directa a Dios. En tales ocasiones, una apelación cortés al que tiene la autoridad puede revelar cierta flexibilidad: una disposición de aceptar una alternativa creativa para alcanzar una meta legítima. Sin embargo, si esto no es posible, debemos obedecer a Dios con humildad, aceptando las consecuencias (Hechos 5:28-29, 40-42).
Principio #7 – La Función del Aprendiz-Siervo: Alabar, Edificar y Testificar
Cada aprendiz-siervo ha sido dotado de manera única por el Señor para cumplir tres funciones principales: la exaltación de Dios (adoración), la evangelización de los perdidos y la edificación (desarrollo) de los creyentes y, en algunos aspectos, también de los incrédulos. (Se verá de inmediato que estos tres no solo definen el funcionamiento del aprendiz-siervo individualmente, sino que resumen el trabajo de la iglesia local).
Un Creador todo-sabio le ha dado a cada aprendiz-siervo un complejo de dones únicos, preparándolo para hacer una contribución única en el mundo (Génesis 1:26-27; Salmo 139:13-16; Romanos 12:4-8; 1Corintios 12:14-27). Al percibir la vida desde una perspectiva bíblica, debe interactuar con el mundo que lo rodea (y por encima de él) de tres maneras principales.
Por palabra y obra, el aprendiz-siervo debe traer alabanza y gloria a Dios (Salmo 29:2; 45:11b; y vea Principio #2). “A los tales busca el Padre para que le adoren” (Juan 4:23-24). Y Dios es glorificado no solo por nuestras acciones, sino por nuestro mismo ser. Él es glorificado en nosotros cuando nosotros, sus portadores de la imagen, reflejamos la belleza de su carácter. Él es glorificado en nosotros cuando cumplimos el diseño y el propósito para el que fuimos creados, porque así demostramos Su infinita sabiduría y bondad al hacernos como somos.
Cuando la vida del discípulo de Cristo se define de esta manera, solo podemos decir con Pablo: “para estas cosas, ¿quién está capacitado?” (2Corintios 2:16). La respuesta es que debemos depender del Espíritu de Dios quien mora en cada creyente nacido de nuevo (2Corintios 3:5). Muchos pasajes de las Escrituras nos aseguran que el Espíritu Santo provee todo lo que se necesita (Hechos 1:8; 1Corintios 2:12-13; 3:5-10; 15:10; 2Corintios 3:18; Gálatas 5:22-23; Colosenses 1:28-29; 1Juan 4:4). En este sentido, la Biblia habla de ser lleno del Espíritu y caminar en el Espíritu.
Efesios 5:18 dice: “sean llenos del Espíritu”. Es un mandato, y el tiempo verbal sugiere una responsabilidad continua; literalmente es: sean siendo llenado, sigan siendo llenado. Es útil saber que la palabra griega para “lleno” también puede significar satisfecho. A medida que el poder del Espíritu se vuelve operativo en nosotros y “llena” cada área de nuestra vida sin obstáculos por el yo y el pecado, él cumple en nosotros el propósito para el cual Dios nos ha creado. Esta llenura y satisfacción ocurre mientras caminamos en el Espíritu.
Gálatas 5:16 dice: “anden por el Espíritu, y no cumplirán el deseo de la carne”. Andar es la imagen común de la Biblia para una vida de fe y obediencia paso a paso hacia Dios. Eso define cómo se apropia y se mantiene la llenura del Espíritu. Llenar es lo que hace Dios; caminar es lo que hacemos. Mientras caminamos, él nos llena. Mientras él se llena, caminamos.
Los dos aspectos se relacionan con los ejes principales del diagrama aprendiz-siervo. El Espíritu Santo nos llena para lograr el propósito de Dios por su poder. El creyente camina por fe en la revelación de la Palabra de Dios y obedece a Su autoridad soberana. Como dice Filipenses: “ocúpense en su salvación con temor y temblor” (Filipenses 2:12). Ocúpate, andando en el Espíritu, en lo que Dios está haciendo en tu interior. “Porque Dios es quien obra en ustedes [por su poder] tanto el querer como el hacer, para Su buena intención [cumpliendo su propósito]” (2:13). Esta última es la esencia de Su ministerio de llenarnos.
La relación entre ser lleno y andar también se revela por el hecho de que Efesios 5:18 y Colosenses 3:16 son textos paralelos, como se ve en el contexto de cada uno. “Ser lleno”, esa es la parte de Dios. “Que la palabra de Cristo habite en abundancia en ustedes [que encuentre un hogar en su corazón]” – esa es nuestra parte, cumplida a través de nuestro continuo andar de fe y obediencia (cf. Colosenses 2:5-7). “El que pone atención a la palabra hallará el bien, y el que confía en el SEÑOR es bienaventurado” (Proverbios 16:20).
Un pensamiento final. A lo largo de los años, he descubierto que los diagramas compartidos anteriormente brindan una forma útil de comprender y analizar las Escrituras. Estos patrones se repiten una y otra vez. Si los utiliza y los encuentra útiles, ¿por qué no pasar el material a otras personas?
La oración no es sólo acerca de nuestra relación con Dios. La Biblia enseña que nuestra relación con otras personas es importante cuando oramos. Echemos un vistazo a estas relaciones “horizontales” y “verticales”.
Y Jesús respondió: «Tengan fe en Dios. En verdad les digo que cualquiera que diga a este monte: “Quítate y arrójate al mar”, y no dude en su corazón, sino crea que lo que dice va a suceder, le será concedido. Por eso les digo que todas las cosas por las que oren y pidan, crean que ya las han recibido, y les serán concedidas. Y cuando estén orando, perdonen si tienen algo contra alguien, para que también su Padre que está en los cielos les perdone a ustedes sus transgresiones…»
Antes de orar, es importante que perdonemos a los demás. Pero, ¿qué pasa si hay otras personas contra las cuales nosotros mismos hemos pecado?
Por tanto, si estás presentando tu ofrenda en el altar, y allí te acuerdas que tu hermano tiene algo contra ti, deja tu ofrenda allí delante del altar, y ve, reconcíliate primero con tu hermano, y entonces ven y presenta tu ofrenda.
Ya sea que hayamos pecado o la otra persona haya pecado, aún tenemos la responsabilidad de corregirlo si es posible. Es importante perdonar y estar en paz, especialmente con nuestros hermanos y hermanas en Cristo.
El apóstol Pedro también habla sobre la importancia de la paz dentro de la familia, específicamente que los esposos estén en paz con sus esposas.
Ustedes, maridos, igualmente, convivan de manera comprensiva con sus mujeres, como con un vaso más frágil, puesto que es mujer, dándole honor por ser heredera como ustedes de la gracia de la vida, para que sus oraciones no sean estorbadas.
Pero el apóstol Pablo tiene otra idea importante sobre la conexión entre la oración y la paz:
Exhorto, pues, ante todo que se hagan plegarias, oraciones, peticiones y acciones de gracias por todos los hombres, por los reyes y por todos los que están en autoridad, para que podamos vivir una vida tranquila y sosegada con toda piedad y dignidad.
También oramos por los que tienen autoridad, para que podamos vivir vidas de paz.
La paz y el perdón entre las personas es muy importante para la oración. ¿Es posible que tus oraciones se vean obstaculizadas porque te niegas a hacer las paces con alguien?
La paz debe llevarnos a la oración, y la oración también puede conducir a la paz.
¿Cómo debe responder un cristiano en tiempos de pandemia?
Vivimos en este mundo que ha sido corrompido por el pecado. Como todos, morimos físicamente a causa del pecado.
Pero tenemos algo que la mayoría de la gente no tiene: una vida que pueda sobrevivir a cualquier pandemia. Vida eterna.
Conocemos al Dios verdadero, que tiene cada átomo y cada virus en Su mano (Amós 3:6). El pueblo de Dios sabe que todo lo que Él permita usará para nuestro bien (Romanos 8:28) y Su gloria (Isaías 48:11).
Sabemos que no podemos morir hasta que Dios lo permita.
¡Qué maravillosa confianza nos da esto! Podemos confiar en nuestro Dios amoroso, el dador de cosas buenas (Mateo 7:11).
Entonces, ¿cómo debemos responder en tiempos de pandemia?
1. Confía en el Señor, y ¡no teman!
¿No se venden dos pajarillos por una monedita? Y sin embargo, ni uno de ellos caerá a tierra sin permitirlo el Padre. Y hasta los cabellos de la cabeza de ustedes están todos contados. Así que no teman; ustedes valen más que muchos pajarillos.
2. Cuídate a ti mismo y a tu familia (1Timoteo 5:8). Recuerda, cuando Dios le dio la ley a Israel, prometió cuidarlos. ¡Pero también les dio muchas leyes sobre bañarse y lavarse las manos!
3. Ora por tu comunidad, y comparte el evangelio (Mateo 28:18-20). Es mejor morir y vivir eternamente con nuestro asombroso Dios, que vivir unos años más y caer bajo Su juicio.
4. ¿Ora por la salud? ¡Sí! Sabemos que la salud espiritual y la salvación son lo más importante. Pero orar por la salud física también es importante. (3Juan 1:2)
5. Ora por nuestros líderes en el gobierno, para que podamos tener paz y libertad para compartir la Palabra de Dios libremente. (1Timoteo 2:1-4)
6. Encuentra maneras de ayudar a otras personas en tu comunidad. Esto es “ama a tu prójimo” (Levítico 19:18), pero también es un principio que Dios dio a los judíos en cautiverio. “Y busquen el bienestar de la ciudad adonde los he desterrado, y rueguen al SEÑOR por ella; porque en su bienestar tendrán bienestar.” (Jeremías 29:7) Las personas enfrentan desánimo, problemas económicos, enfermedades . . . ¡demostremos amor!
7. Usa bien tu tiempo para orar y estudiar la Palabra de Dios. Él es tu refugio y tu roca (Salmo 18:2). ¡Usa tus días para Su gloria!
Por tanto, tengan cuidado cómo andan; no como insensatos sino como sabios, aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos.
La Biblia nos muestra que nuestra fe es una fe real y viva de Dios que se mueve y actúa. Nos muestra que Dios tiene respuestas reales para el mundo real. ¡Le conocemos más y le servimos con alegría, incluso en días de problemas!
Hoy vamos a seguir aprendiendo sobre la voluntad de Dios de Pedro, a medida que continuamos nuestro viaje a través de su primera epístola.
La primera pregunta para nosotros – ¿cómo vivió Jesús? ¿De qué manera es Él un ejemplo para nosotros? Buscamos la respuesta aquí:
Siervos, estén sujetos a sus amos con todo respeto, no sólo a los que son buenos y afables, sino también a los que son insoportables. Porque esto halla gracia, si por causa de la conciencia ante Dios, alguien sobrelleva penalidades sufriendo injustamente. Pues ¿qué mérito hay, si cuando ustedes pecan y son tratados con severidad lo soportan con paciencia? Pero si cuando hacen lo bueno sufren por ello y lo soportan con paciencia, esto halla gracia con Dios. Porque para este propósito han sido llamados, pues también Cristo sufrió por ustedes, dejándoles ejemplo para que sigan Sus pasos, el cual no cometió pecado, ni engaño alguno se hallo en Su boca; y quien cuando Lo ultrajaban, no respondía ultrajando. Cuando padecía, no amenazaba, sino que se encomendaba a Aquél que juzga con justicia. El mismo llevó nuestros pecados en Su cuerpo sobre la cruz, a fin de que muramos al pecado y vivamos a la justicia, porque por Sus heridas fueron ustedes sanados. Pues ustedes andaban descarriados como ovejas, pero ahora han vuelto al Pastor y Guardián de sus almas.
¡Guau! Podemos aprender mucho de la humilde actitud de nuestro Señor Jesús.
Una note sobre “siervo” (esclavo): Observa: Pedro no está tolerando la esclavitud como el ideal de la sociedad humana. Sin embargo, en la realidad del día, la Biblia anima esclavos y amos a imitar a Cristo. Los esclavos y los amos son considerados como iguales en la Iglesia (Efesios 6:9).
Por tanto, puesto que Cristo ha padecido en la carne, ármense también ustedes con el mismo propósito, pues quien ha padecido en la carne ha terminado con el pecado, para vivir el tiempo que le queda en la carne, ya no para las pasiones humanas, sino para la voluntad de Dios. Porque el tiempo ya pasado les es suficiente para haber hecho lo que agrada a los Gentiles, habiendo andado en sensualidad, lujurias, borracheras, orgías, embriagueces, y abominables idolatrías. Y en todo esto, se sorprenden de que ustedes no corren con ellos en el mismo desenfreno de disolución, y los insultan. Pero ellos darán cuenta a Aquél que está preparado para juzgar a los vivos y a los muertos.
¿Qué tipo de comportamiento debemos evitar? Bueno hay muchos ejemplos importantes aquí, ¿verdad? Tal vez has tenido este tipo de comportamiento en el pasado. Pero ya no.
Hemos aprendido mucho sobre como debemos vivir ante el mundo, como aprendemos de Jesús. Otra pregunta – ¿cómo debemos actuar hacia los demás en la Iglesia?
Sobre todo, sean fervientes en su amor los unos por los otros, pues el amor cubre multitud de pecados. Sean hospitalarios los unos para con los otros, sin murmuraciones. Según cada uno ha recibido un don especial, úselo sirviéndose los unos a los otros como buenos administradores de la multiforme gracia de Dios. El que habla, que hable conforme a las palabras de Dios; el que sirve, que lo haga por la fortaleza que Dios da, para que en todo Dios sea glorificado mediante Jesucristo, a quien pertenecen la gloria y el dominio por los siglos de los siglos. Amén.
La voluntad de Dios para nosotros es que vivamos una vida de servicio, como lo hizo Jesús. Dentro de las instrucciones que tenemos en la Biblia, hay mucha libertad sobre cómo lograr eso.
Pero algunas palabras sobre “la libertad”: La meta de Dios es tener gente que lo sirven con un corazón puro (1Timoteo 1:15). Nosotros no seguimos las reglas detalladas acerca de nuestra vida cotidiana, pero aprendemos a amar a Dios directamente de nuestros corazones. La Biblia nos enseña cómo vivir de esta manera.
No hemos hablado mucho acerca de cómo encontrar la voluntad de Dios para cada decisión en tu vida – con quien casarse, en que restaurante comer, que trabajo de tomar. ¿Por qué? Porque las cosas más importantes ya están escritos en la Biblia. Tenemos mucha libertad en nuestras otras decisiones dentro de lo que Dios ha escrito.
SÍ, estudia la Palabra de Dios como guía para todas tus decisiones. Pero NO caigas en la trampa de buscar “una señal” especial de Dios para cada decisión. Obedece la Palabra de Dios y disfruta tu libertad. (Lee Gálatas 5:13; 1Pedro 2:16)
Primeramente Dios, vamos a aprender mucho más acerca de la vida cristiana en el futuro. ¡Hasta luego!
Creemos en la venida personal, corporal, visible y premilenaria de nuestro Señor Jesucristo, en la gloria de su Padre, para establecer en la Tierra un reino en el cual él gobernará con justicia y paz.
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¿Premilenaria? Creemos que la venida de Jesús va a ser premilenaria. El “Milenio” se entiende generalmente como una época en que Cristo reinará. “Milenio” se refiere a mil años. Para entender este, vamos a examinar brevemente algunas de las opiniones que la gente ha tenido sobre el regreso de Cristo, de la perspectiva de su siervo.
I. Postmilenarismo: Según esta creencia, Cristo volverá después del milenio (“post” significa “después”). La Iglesia va a triunfar gradualmente en el mundo, y Cristo reine en los corazones de los hombres. Por último, al final de un período de tiempo (no necesariamente un 1000 años literal), Cristo volverá. Se trata de un punto de vista optimista, lo que parece contradecir la opinión de los apóstoles de una apostasía en los últimos días (1Timoteo 3:1-7; 2Pedro 3:1-3,10).
II. Amilenarismo: Según este creencia, no hay un milenio literal. En su lugar, el “milenio” es un símbolo del reino de Cristo en la Iglesia. Se refiere a la “autoridad” que Jesús tiene ahora. Una de las dificultades con este punto de vista es que parece negar el milenio por completo. Apocalipsis 20 habla de un período de tiempo. De hecho, la Biblia parece hablar de dos resurrecciones, separados por el milenio (Apocalipsis 20:5-6; 1Tesalonicenses 4:16 (sólo aquellos “en Cristo” levantarse aquí)).
III. Premilenarismo: Según este creencia, Cristo va a venir antes del Milenio (“pre” significa “antes”). Él reinará físicamente en la tierra por mil años, literalmente. Después de un conflicto final, destruirá el mal para siempre. En nuestra opinión, esto concuerda mejor con una lectura literal y consistente de la Escritura. Existen diferentes puntos de vista premilenial también. No tenemos tiempo para meter en eso aquí. Pero la próxima vez analizaremos algunos de los aspectos más importantes del regreso de Cristo.
Somos sabios para mantener nuestras convicciones de una manera humilde. Si vemos una verdad en la Biblia, es una verdad importante, y vale la pena hablar de ella y crecer. Pero en este caso, ciertamente hay verdaderos creyentes que toman en serio la Biblia y desean estar bajo la autoridad de la Palabra de Dios, que tienen puntos de vista diferentes.
¿Vale la pena estudiar este tema importante? Por supuesto. Así que la próxima vez continuaremos aprendiendo sobre lo que Jesús y sus apóstoles nos enseñan sobre ese maravilloso día cuando Jesús regrese físicamente.
Volvamos a los primeros días de la Iglesia, después de la venida del Espíritu Santo. Después del primer sermón de Pedro, ¿qué dice la Biblia acerca de la nueva comunidad de los creyentes?
41. Entonces los que habían recibido su palabra fueron bautizados; y se añadieron aquel día como 3,000 almas. 42. Y se dedicaban continuamente a las enseñanzas de los apóstoles, a la comunión, al partimiento del pan y a la oración.
Del versículo 41, dos cosas que podemos aprender acerca de los nuevos creyentes:
Habían recibido la Palabra de Dios.
Fueron bautizados.
Del versículo 42 – cuatro cosas hizo la iglesia. Se dedicaban continuamente…
… a las enseñanzas de los apóstoles
… a la comunión
… al partimiento del pan
… a la oración
No podemos tener una iglesia sin esas cosas. Primero, escuchar el evangelio, creer en el Evangelio, y ser bautizado. La nueva comunidad se dedica a las enseñanzas de los apóstoles (hoy en día a la Biblia, que contiene las enseñanza de los apóstoles), la comunión (unos con otros), al partimiento del pan (Santa Cena), y la oración. Y obviamente, la iglesia va a compartir el Evangelio con otros.
¿Quieres saber más?
Aquí
hay algunos versículos que hablan sobre estos aspectos de la
iglesia:
Timoteo era un hijo en la fe del apóstol Pablo (1Timoteo 1:1-2), y más tarde un compañero de trabajo con Pablo y un ministro cristiano.
Timoteo de Listra era el hijo de un griego y una madre judía cristiana (Eunice) (Hechos 16:1-2). Frecuentemente es mencionado como un compañero de Pablo en sus epístolas. Él es el destinatario de 1Timoteo y 2Timoteo.
A pesar de su aparente timidez y problemas de salud, Timoteo fue un respetado y confiable siervo del Señor en el primer siglo.
Pero espero en el Señor Jesús enviarles pronto a Timoteo, a fin de que yo también sea alentado al saber de la condición de ustedes. Pues a nadie más tengo del mismo sentir y que esté sinceramente interesado en el bienestar de ustedes. Porque todos buscan sus propios intereses, no los de Cristo Jesús. Pero ustedes conocen los probados méritos de Timoteo, que sirvió conmigo en la propagación del evangelio como un hijo sirve a su padre. Filipenses 2:19-22