Hemos estado investigando lo que la Biblia dice acerca de sí mismo. La última vez, leemos de 2Timoteo 3:14-4:5.
Hoy, empezamos con 2Pedro 1:16-2:3:
Porque cuando les dimos a conocer el poder y la venida de nuestro Señor Jesucristo, no seguimos fábulas ingeniosamente inventadas, sino que fuimos testigos oculares de Su majestad. Pues cuando El recibió honor y gloria de Dios Padre, la Majestuosa Gloria Le hizo esta declaración: “Este es Mi Hijo amado en quien Me he complacido.”
Nosotros mismos escuchamos esta declaración, hecha desde el cielo cuando estábamos con El en el monte santo.
Y así tenemos la palabra profética más segura, a la cual ustedes hacen bien en prestar atención como a una lámpara que brilla en el lugar oscuro, hasta que el día despunte y el lucero de la mañana aparezca en sus corazones.
Pero ante todo sepan esto, que ninguna profecía de la Escritura es asunto de interpretación personal, pues ninguna profecía fue dada jamás por un acto de voluntad humana, sino que hombres inspirados por el Espíritu Santo hablaron de parte de Dios.
Pero se levantaron falsos profetas entre el pueblo, así como habrá también falsos maestros entre ustedes, los cuales encubiertamente introducirán herejías destructoras, negando incluso al Señor que los compró, trayendo sobre sí una destrucción repentina. Muchos seguirán su sensualidad, y por causa de ellos, el camino de la verdad será blasfemado. En su avaricia los explotarán con palabras falsas. El juicio de ellos, desde hace mucho tiempo no está ocioso, ni su perdición dormida.
Este pasaje viene de la pluma del apóstol Pedro. Él afirma que fue un testigo ocular de Cristo. De hecho, él vio a Jesús en su gloria, y oyó la voz de Dios el Padre del cielo – “Este es Mi Hijo amado en quien Me he complacido.” (Mateo 17:1-9)
Pero incluso mejor que esto, tenemos “la palabra profética”, la Palabra de Dios.
Pero, ¿de dónde proviene esta “palabra profética”? Bueno, de “hombres inspirados por el Espíritu Santo”.
En 2Timoteo 3:16, vimos que la misma Biblia fue inspirada por Dios. Pero aquí, vemos que Dios usó a la gente como instrumentos para escribir la Biblia. Dios no sólo se dictan palabras (a veces sí) – pero utilizó sus vidas y sentimientos y personalidades y vocabularios para escribir. Sin embargo, las palabras siguen siendo del mismo Dios.
A veces cuando pensamos en hombres con “inspiración”, pensamos como en alguien en una montaña, con los ojos cerrados, pensando… “Yo creo que — Dios es como — como una hoja delgada flotando en la brisa —-“
No no no. “…ninguna profecía de la Escritura es asunto de interpretación personal”. Es decir, la Biblia no es de las ideas del hombre, ni “por un acto de voluntad humana”. Por eso no es una fábula o mit. No proviene de hombre, pero de Dios.
No hay otro libro como la Biblia. Es segura, es una lámpara que brilla en el lugar oscuro. Es la verdad, en medio de muchas palabras falsas.
Por eso, debemos prestar atención.
Recuerdo la historia del libro de Hechos:
Enseguida los hermanos enviaron de noche a Pablo y a Silas a Berea, los cuales, al llegar, fueron a la sinagoga de los Judíos. Estos eran más nobles que los de Tesalónica, pues recibieron la palabra con toda solicitud, escudriñando diariamente las Escrituras, para ver si estas cosas eran así.
Hechos 17:10-11
Los de Berea eran más “nobles” que los de Tesalónica. ¿Por qué?
Porque recibieron la palabra con toda solicitud, escudriñando diariamente las Escrituras, para ver si estas cosas eran así.
¡Imagínate! El gran Apóstol Pablo llega a su ciudad. Él predica, ¡lleno del Espíritu Santo! ¡Él hace milagros!
Pero – no aceptas lo que dice de forma inmediata. Sí, escuchas con cuidado – con respeto. Pero sigues escudriñando las Escrituras para ver si lo que dice es cierto.
¡Guau! La Biblia es tan importante. Nos impide ser engañados por falsos maestros – cuando la leemos y estudiamos por nosotros mismos.
¿Estás listo para escuchar a la Biblia?
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