“No estaba seguro de cómo titular este estudio. Y eso es parte del problema. Hablar de las familias, es decir de los hombres y las mujeres y el matrimonio y los niños es abrir un tema muy complejo en el mundo actual…”
“¿Qué significa que el hombre y la mujer fueron hechos a imagen de Dios? Si solicita cuatro opiniones, ¡podría obtener cuatro respuestas diferentes! Y, sin embargo, este podría ser el primer y más importante hecho de la antropología, el estudio de la humanidad.”
Cuando encontramos problemas en esta vida, a veces olvidamos una verdad importante. Como cristianos, amados por Dios, estas cosas tienen un buen propósito en nuestras vidas.
Cuando una partícula extraña entra en el caparazón de una ostra, irrita a la criatura. Entonces, al sentir el problema, la ostra comienza a poner una capa suave sobre las partículas: capas de aragonito y conquiolina. ¿El resultado final de este problema? ¡Una perla!
Probablemente tengas algunas luchas y tribulaciones en tu vida en este momento. ¡Vamos a cazar perlas! Averigüemos qué dice la Biblia sobre el propósito de estas pruebas en nuestras vidas.
Y sabemos que para los que aman a Dios, todas las cosas cooperan para bien, esto es, para los que son llamados conforme a Su propósito….
Tómate el tiempo para leer el resto del pasaje. Habla profundamente del amor de Dios por nosotros. Recuerda, “en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de Aquel que nos amó.”
Y ahora, una historia bíblica. Te acuerdas de José, el hijo de Jacob, ¿no? ¿Cómo fue vendido como esclavo por sus hermanos?
Después de muchos años, la familia volvió a estar unida. Y cuando murió su padre Jacob, sus hermanos temieron que él estuviera listo para vengarse de ellos. Puedes leer la historia completa aquí: Génesis 50:15-21
Pero José fue a cazar perlas y esto es lo que encontró:
Ustedes pensaron hacerme mal, pero Dios lo cambió en bien para que sucediera como vemos hoy, y se preservara la vida de mucha gente.
¡Imagina! Tenían un plan malvado, pero Dios tenía un buen plan.
Hablando de pruebas, retrocedamos algunos años para hablar del bisabuelo de José, Abraham. Tenía un hijo precioso, un hijo milagroso, el hijo de su vejez, Isaac. Y luego vinieron las palabras de Dios:
Toma ahora a tu hijo, tu único, a quien amas, a Isaac, y ve a la tierra de Moriah, y ofrécelo allí en holocausto sobre uno de los montes que Yo te diré
Abraham obedeció, pero Dios no le permitió matar a su hijo. En un mundo donde muchos sacrificaron a sus hijos a los dioses, el Dios verdadero nunca permitiría eso, porque un día iba a dar a Su propio Hijo, Jesús, para darnos vida.
Y Dios bendijo a Abraham por su fe y obediencia. ¿Por qué no leer la historia completa ahora y ver qué perlas puedes encontrar allí?
Hablando del sacrificio del Hijo de Dios en la cruz, esa salvación es solo una perla en un collar de perlas en Romanos 5:1-8. Pablo responde una pregunta: ¿cómo es posible que realmente podamos estar felices por nuestras tribulaciones? ¿Cómo podemos realmente alegrarnos de estar sufriendo?
Por tanto, habiendo sido justificados por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo, por medio de quien también hemos obtenido entrada por la fe a esta gracia en la cual estamos firmes, y nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios. Y no solo esto, sino que también nos gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce paciencia; y la paciencia, carácter probado; y el carácter probado, esperanza. Y la esperanza no desilusiona, porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por medio del Espíritu Santo que nos fue dado. Porque mientras aún éramos débiles, a su tiempo Cristo murió por los impíos. Porque difícilmente habrá alguien que muera por un justo, aunque tal vez alguno se atreva a morir por el bueno. Pero Dios demuestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros.
¿Por qué no tomarte un momento para escribir una lista de las perlas que encuentras en este pasaje de las Escrituras?
Hay muchas más perlas por encontrar. Continuaremos la próxima vez. Por ahora, vee si puedes recordar algunas de estas preciosas verdades la próxima vez que estés luchando con las tribulaciones de este mundo.
Los cristianos hablan del “pecado” todo el tiempo. Pero nuestras ideas se vuelven tan abstractas que podemos olvidar lo que realmente es.
En esta segunda parte de nuestra investigación de Antropología Bíblica, veremos cómo comenzó todo, qué significa para nosotros e incluso por qué un psiquiatra de fama mundial cambió de opinión.
Hoy comenzaremos una nueva serie llamada “Antropología Bíblica”. La antropología es simplemente el estudio de ustedes y yo. El estudio de estas criaturas que llamamos seres humanos. ¿Quienes somos? ¿Por qué existimos? ¿Tenemos un propósito? ¿Qué es la libertad? ¿Qué es el bien y el mal?
Nos llevará unos meses crear las bases. Pero poco a poco llegamos a algunos de estos temas, primero Dios:
¿Qué significa ser hombre o mujer?
¿Puedes cambiar tu género?
¿Qué es raza y racismo?
¿Cómo debo responder a la inteligencia artificial?
¿Qué es la justicia?
¿Qué pasa con el aborto o las tecnologías reproductivas?
¿Qué pasa con los medios de comunicación y el arte?
. . . y mucho más.
Entonces, aquí está la parte 1 (de 11). Si deseas usar las notas y tener acceso a otros recursos, descarga las notas aquí.
Este es un artículo escrito por mi padre, Robert Cottrill, sobre los conceptos básicos para crecer en la vida cristiana. Espero que te sea de ayuda.
Los Principios del Aprendiz-Siervo: Los Fundamentos del Discipulado Cristiano
Así como la historia independiente de uno comienza con el nacimiento en el mundo (un nacimiento físico), la vida cristiana debe comenzar con un nuevo nacimiento, un nacimiento espiritual (Juan 1:12-13; 3:3, 14-18, 36). La salvación mediante la fe personal en Cristo es el punto de partida de una nueva vida. Pero aunque esto es importante, no es nuestro destino final, sino el comienzo de un viaje. Delante de nosotros se encuentra el camino del discipulado.
Hacer discípulos para (y a) Cristo es una tarea fundamental encomendada a la iglesia. Debemos hacer “discípulos de todas las naciones” (Mateo 28:18-20). Esas son las órdenes de marcha que el Señor nos dejó en Su ascensión, una tarea que continuará “hasta el fin del mundo”. El corolario lógico de la necesidad de hacer discípulos es que el discipulado es un aspecto o función básica de la vida cristiana.
Debe recordarse que la salvación es una cuestión tanto de posición como de condición. Nuestra posición se refiere a lo que Dios nos acredita cuando ponemos nuestra fe en Cristo. Tiene que ver con el registro eterno del cielo. Según la Palabra de Dios, somos eternamente justificados, hijos de Dios, coherederos con Cristo, ciudadanos del cielo, et cetera. Somos “en Cristo”, posicionalmente, y hemos sido hechos “completos en Él” (Colosenses 2:10). Necesitamos entender la riqueza de nuestra posición, pero en su mayor parte ese no es el aspecto de ser cristiano del que estamos hablando aquí.
Los siete principios a continuación se relacionan con nuestra condición o nuestro estado en la experiencia diaria. A diferencia de mi posición legal “en Cristo”, tienen que ver con la revelación de “Cristo … en mí” (Gálatas 2:2) y el crecimiento del creyente a través del proceso de discipulado. A diferencia de nuestra posición, que es constante e inmutable, porque Dios nos ve en Cristo que nunca cambia, nuestra condición puede variar. Dependerá de la consistencia de nuestro andar diario en el Espíritu si Cristo es visto en nosotros o no (Gálatas 5:25).
La palabra griega para discípulo (mathetes) describe a alguien que es un aprendiz. Y es evidente que aprender de Cristo conducirá en última instancia a que la semejanza de Cristo se reproduzca en nosotros. En ese sentido, él se nos presenta como el Siervo maestro (Marcos 10:45; Filipenses 2:7). Entonces, ser un discípulo implicará ser tanto un aprendiz como un siervo. (En los principios que siguen, el término aprendiz-siervo se usará como sinónimo descriptivo de la palabra “discípulo”). El ministerio fructífero para Dios es un aspecto inseparable del discipulado. “Les he dado ejemplo”, dice Jesús, “para que como Yo les he hecho, también ustedes lo hagan.” (Juan 13:15; cf. vv. 3-5, 14, 35). “En esto es glorificado Mi Padre, en que den mucho fruto, y así prueben que son Mis discípulos” (Juan 15:8).
El llamado al discipulado es un llamado a la disciplina personal y la abnegación (Lucas 9:23; Lucas 14:27). (La palabra en español matemáticas proviene de una forma del griego mathetes. Por lo tanto, el término connota una vida estructurada gobernada por reglas específicas.) La disciplina marca el camino del aprendizaje, mientras que la abnegación está en el corazón del servicio. Ambos nos imponen limitaciones. La disciplina excluye aquellas cosas que obstaculizan el aprendizaje y el crecimiento, mientras que la abnegación dice “No” a aquellas cosas que desviarían nuestro servicio. Por lo tanto, por su propia naturaleza, el discipulado no puede ser simplemente un extra. Requiere un lugar significativo y ampliamente influyente en nuestras motivaciones (Romanos 15:3).
Principio #1 – El Concepto del Aprendiz-Siervo: Aprender y Servir
Las responsabilidades de vida del hijo de Dios involucran dos dimensiones que se cruzan. Por el poder del Espíritu Santo que mora en él, debe aprender, crecer en la gracia1 y ser un siervo fiel del Señor2. Aprendiz de Dios a través de Su Palabra y siervo de Dios entre creyentes e incrédulos. Aunque estas dos funciones se pueden definir y analizar por separado, están fundamentalmente vinculadas. Hay un sentido real en el que aprendemos para servir (ver 2Timoteo 2:2,15; 3:14-17). Al enseñarnos, Dios nos confía una mayordomía para ser usada por Él.
Principio #2 – El Propósito del Aprendiz-Siervo: Glorificar a Dios
El Señor ha hecho todo lo que existe para Su propio placer3 y Su propia gloria4. La Asamblea de Westminster lo dijo hace siglos: “El fin principal y más noble del hombre es el de glorificar a Dios y gozar de él para siempre”. El diseño del Señor para el aprendiz-siervo es parte de ese gran propósito que todo lo incluye: glorificar a Dios. Debemos hacer “todo para la gloria de Dios” (1Corintios 10:31), y que “todo” que “hacemos” puede definirse ampliamente como nuestro servicio para el Señor.5
Principio #3 – La Prioridad del Aprendiz-Siervo: Ser un Discípulo
Ser discípulo de Jesucristo no es simplemente una de las muchas facetas diferentes de la vida. Es convertirse en el núcleo central y la motivación de todo lo que hacemos. Por ejemplo, un hombre no es un padre, un vendedor y un aprendiz-siervo. Él es un aprendiz-siervo en el hogar y en el trabajo, y en todas partes.6 Siendo así, el desarrollo de aprendices-siervos también debe ser fundamental para el propósito de cualquier forma de entrenamiento cristiano. Ya sea que esto se traduzca o no en una medida de tiempo (la mayoría de las horas dedicadas), definitivamente será una perspectiva dominante. Veremos que todo lo que hacemos influye en el proceso de discipulado en nosotros mismos y en los demás.7
Principio #4 – La Perspectiva del Aprendiz-Siervo: Probar Todo por las Escrituras
Ninguna cualidad, idea o acción puede evaluarse con precisión hasta que se ve desde la perspectiva de Dios (Mateo 4:4; Colosenses 2:4,8; 3:10,16). El humanismo se basa en la mentira de Satanás de que el hombre no necesita a Dios, que puede, de hecho, ser su propio dios (Génesis 3:5; Isaías 14:12-15; Romanos 1:25; 2Tesalonicenses 2:3-12; cf. Proverbios 14:12). La fe cristiana se basa en una premisa totalmente opuesta: que toda “verdad” debe estar sujeta a lo que Dios dice en su Palabra. “Por la fe entendemos” (Hebreos 11:3; cf. Proverbios 9:10; 28:5). Nuestro objetivo debe ser ver la vida de manera coherente desde el punto de vista de Dios.
Con la verdad de la revelación de Dios como su autoridad final, el aprendiz-siervo evalúa todo de acuerdo con tres pruebas o parámetros bíblicos. Se podría decir que él ve todo a través de tres lentes bíblicos: el propósito de Dios8, la autoridad de Dios,9 y el poder de Dios.10
Principio # 5 – El Carácter del Aprendiz-Siervo: Ser como Jesús
Fuimos hechos a imagen de Dios en el principio, y es Su deseo que reflejemos una semejanza a Su Hijo (Génesis 1:26-27; Romanos 8:29; Gálatas 4:19; Efesios 4:13). Ser formado a la semejanza de Cristo, a través del proceso de discipulado, significará que el carácter del aprendiz-siervo mostrará cada vez más cuatro cualidades clave: fe en11 y obediencia a12 Dios, sabiduría piadosa,13 y amor cristiano.14
11 La fe cristiana se basa en la verdad de Dios revelada en Su Palabra infalible (Mateo 24:35; Juan 5:46; 17:17; Romanos 4:21; 10:17; Hebreos 11:6). La Biblia proporciona una base sólida sobre la cual se puede construir la fe (cf. Lucas 6:46-49). 12 En reconocimiento de la propiedad de Dios y la autoridad soberana sobre él, el aprendiz-siervo acepta y se adhiere a Su norma de conducta (Salmo 24:1; Santiago 4:13-15; 1Juan 2:15-17); ver también Principio #4, Nota 2). La sumisión a la autoridad de Dios mediante la obediencia a Su Palabra se convierte en la base de nuestro estándar moral. 13 La Palabra de Dios nos ayuda a establecer un sistema de valores eternos que comprende Su propósito y diseño (Romanos 8:28-29; Efesios 2:6-7,10; Proverbios 9:10; y vea el Principio #4, Nota 1). El aprecio por el propósito de Dios forma la base de nuestros valores y prioridades en la vida. Cuando ese entendimiento se aplica a la experiencia diaria, el resultado es una demostración de sabiduría piadosa. 14 El amor puede definirse como la entrega sacrificada de uno mismo por el bien y la bendición de otro (1Corintios 13:4-8; cf. Juan 3:16). Es posible gracias a la habilitación misericordiosa de Dios (1Crónicas 29:11-14; Mateo 22:37-40; Juan 8:42; Romanos 5:5; 13:8-9; 2Corintios 5:14; Efesios 4:15-16; 5:2;Colosenses 3:14; y ver Principio #4, Nota 3). El poder de Dios es la fuente y el recurso principal de nuestro potencial para amar. Sus generosos dones de tiempo, talentos y tesoros cumplen el propósito por el cual fueron dados cuando fluyen a través de nosotros, de regreso al Señor y hacia los demás. Esa es la esencia del amor (Juan 13:34-35; 14:15,21,23; Gálatas 6:2,9-10; 1Juan 2:5; 3:14-18; 4:20-21).
La Biblia también describe lo que sucede cuando el hombre trata de convertirse en su propio dios y en su propia fuente de verdad, determinando sus propios valores y normas, y confiando en su propio potencial humano (Proverbios 14:12; cf. Isaias 53:6a). ; Juan 5:39-44). De hecho, estas áreas corresponden a las categorías básicas de pecado: incredulidad y autogobierno, materialismo y sensualidad. Son evidentes en el primer pecado en Génesis 3:6: “Bueno para comer” (para satisfacer las ansias de la carne), “agradable a los ojos” (una perspectiva materialista), “deseable para alcanzar sabiduría” (autogobierno). Y todo esto tiene sus raíces en el rechazo de la verdad revelada de Dios (vv. 1, 4).
O piense en las tres categorías en 1Juan 2:15-17: “la pasión de la carne” (sensualidad, un abuso de potencial), “la pasión de los ojos” (materialismo: lo que veo es lo que quiero, un distorsión de valores), “y la arrogancia de la vida” (autogobierno que marca su propio norma). O vea Hebreos 12:15-16: “ninguna raíz de amargura” (proveniente del autogobierno y una violación percibida de “mis derechos”), “persona inmoral” (la sensualidad), o “profana” (una que devalúa las cosas de valor superior como lo hizo Esaú: el materialismo).
Una palabra que se utiliza a veces en la educación cristiana es la integración. Proviene de la palabra latina integratus, que significa hacer total o completo. El desarrollo y crecimiento que tiene lugar a medida que aprendemos de la Palabra de Dios (1Pedro 2:2) junta todas las piezas en su relación y equilibrio adecuados. Y la vida solo puede integrarse completamente y adecuadamente dentro de una infraestructura bíblica (Deuteronomio 8:3). Para decirlo de otra manera, nadie puede estar verdaderamente completo y satisfecho hasta que haya ajustado su vida al propósito, la autoridad y el poder de Dios.
Para ver cuánto tiene que decir la Biblia sobre la vida integrada, considere que este es a menudo el significado y la intención de la palabra “perfecto” en la NBLA o RV60. Dios tiene Su perfecta voluntad para nosotros (Romanos 12:2), que une todos los hilos enredados de la vida para formar un tapiz de gran belleza. La aplicación de Su Palabra a la vida produce personas “perfectas” (2Timoteo 3:16-17), donde la palabra no se usa en el sentido de perfección sin pecado, sino de madurez y plenitud. Dado que Cristo es el ejemplo supremo de tal integración en carácter y conducta, podemos resumir el ideal con la frase semejanza a Cristo.
Principio #6 – La Esfera del Aprendiz-Siervo: Vivir y Servir Donde Dios lo Ponga
El aprendiz-siervo vive en varias esferas que a veces se superponen, dentro de las cuales tiene las responsabilidades que Dios le ha dado. Las cuatro “esferas” más comunes son: el hogar (Colosenses 3:18-20), la iglesia local (Colosenses 3:12-16), el lugar de trabajo (Colosenses 3:22–4:1) y el comunidad, que por extensión se convierte en la nación y el mundo (Colosenses 4:5-6). (1Pedro 2:4-3:7 cubre las mismas cuatro áreas). Dado que a veces nos relacionamos con las mismas personas en más de una esfera, habrá cierta superposición. Pero lo importante es vivir para el Señor consistentemente donde estamos (cf. la parábola del buen samaritano, Lucas 10:25-37).
Además de vivir dentro de varias esferas superpuestas, el aprendiz-siervo también funcionará como parte de una cadena de mando y un círculo de amor. La cadena de mando describe a las personas que están por encima de nosotros ante quienes somos responsables y a las que están por debajo de nosotros de quienes somos responsables. El círculo del amor está compuesto por aquellos individuos dentro de una esfera particular a quienes tenemos la oportunidad de demostrar un amor como el de Cristo.
Debido a la superposición, la cadena de mando no siempre es simple y directa. Además, se verá que aquellos en nuestra cadena de mando también se vuelven parte de nuestro círculo de amor. Los dos, por tanto, no definen dos grupos exclusivos y separados, sino más bien dos formas de relacionarse con las personas. Ambos aspectos se pueden ver en muchas Escrituras (por ejemplo, Juan 13:34-35; 14:15; Romanos 13:1-4, 8-10; 1Tesalonicenses 5:12-13; 1Juan 3:23).
Si viviéramos en una teocracia, con toda la sociedad operando consistentemente sobre principios bíblicos, la sumisión dentro de la cadena de mando en cualquier esfera no presentaría ninguna amenaza de compromiso. Sin embargo, todavía no vivimos en un mundo ideal. Puede haber ocasiones en las que obedecer a un superior nos involucre en una desobediencia directa a Dios. En tales ocasiones, una apelación cortés al que tiene la autoridad puede revelar cierta flexibilidad: una disposición de aceptar una alternativa creativa para alcanzar una meta legítima. Sin embargo, si esto no es posible, debemos obedecer a Dios con humildad, aceptando las consecuencias (Hechos 5:28-29, 40-42).
Principio #7 – La Función del Aprendiz-Siervo: Alabar, Edificar y Testificar
Cada aprendiz-siervo ha sido dotado de manera única por el Señor para cumplir tres funciones principales: la exaltación de Dios (adoración), la evangelización de los perdidos y la edificación (desarrollo) de los creyentes y, en algunos aspectos, también de los incrédulos. (Se verá de inmediato que estos tres no solo definen el funcionamiento del aprendiz-siervo individualmente, sino que resumen el trabajo de la iglesia local).
Un Creador todo-sabio le ha dado a cada aprendiz-siervo un complejo de dones únicos, preparándolo para hacer una contribución única en el mundo (Génesis 1:26-27; Salmo 139:13-16; Romanos 12:4-8; 1Corintios 12:14-27). Al percibir la vida desde una perspectiva bíblica, debe interactuar con el mundo que lo rodea (y por encima de él) de tres maneras principales.
Por palabra y obra, el aprendiz-siervo debe traer alabanza y gloria a Dios (Salmo 29:2; 45:11b; y vea Principio #2). “A los tales busca el Padre para que le adoren” (Juan 4:23-24). Y Dios es glorificado no solo por nuestras acciones, sino por nuestro mismo ser. Él es glorificado en nosotros cuando nosotros, sus portadores de la imagen, reflejamos la belleza de su carácter. Él es glorificado en nosotros cuando cumplimos el diseño y el propósito para el que fuimos creados, porque así demostramos Su infinita sabiduría y bondad al hacernos como somos.
Cuando la vida del discípulo de Cristo se define de esta manera, solo podemos decir con Pablo: “para estas cosas, ¿quién está capacitado?” (2Corintios 2:16). La respuesta es que debemos depender del Espíritu de Dios quien mora en cada creyente nacido de nuevo (2Corintios 3:5). Muchos pasajes de las Escrituras nos aseguran que el Espíritu Santo provee todo lo que se necesita (Hechos 1:8; 1Corintios 2:12-13; 3:5-10; 15:10; 2Corintios 3:18; Gálatas 5:22-23; Colosenses 1:28-29; 1Juan 4:4). En este sentido, la Biblia habla de ser lleno del Espíritu y caminar en el Espíritu.
Efesios 5:18 dice: “sean llenos del Espíritu”. Es un mandato, y el tiempo verbal sugiere una responsabilidad continua; literalmente es: sean siendo llenado, sigan siendo llenado. Es útil saber que la palabra griega para “lleno” también puede significar satisfecho. A medida que el poder del Espíritu se vuelve operativo en nosotros y “llena” cada área de nuestra vida sin obstáculos por el yo y el pecado, él cumple en nosotros el propósito para el cual Dios nos ha creado. Esta llenura y satisfacción ocurre mientras caminamos en el Espíritu.
Gálatas 5:16 dice: “anden por el Espíritu, y no cumplirán el deseo de la carne”. Andar es la imagen común de la Biblia para una vida de fe y obediencia paso a paso hacia Dios. Eso define cómo se apropia y se mantiene la llenura del Espíritu. Llenar es lo que hace Dios; caminar es lo que hacemos. Mientras caminamos, él nos llena. Mientras él se llena, caminamos.
Los dos aspectos se relacionan con los ejes principales del diagrama aprendiz-siervo. El Espíritu Santo nos llena para lograr el propósito de Dios por su poder. El creyente camina por fe en la revelación de la Palabra de Dios y obedece a Su autoridad soberana. Como dice Filipenses: “ocúpense en su salvación con temor y temblor” (Filipenses 2:12). Ocúpate, andando en el Espíritu, en lo que Dios está haciendo en tu interior. “Porque Dios es quien obra en ustedes [por su poder] tanto el querer como el hacer, para Su buena intención [cumpliendo su propósito]” (2:13). Esta última es la esencia de Su ministerio de llenarnos.
La relación entre ser lleno y andar también se revela por el hecho de que Efesios 5:18 y Colosenses 3:16 son textos paralelos, como se ve en el contexto de cada uno. “Ser lleno”, esa es la parte de Dios. “Que la palabra de Cristo habite en abundancia en ustedes [que encuentre un hogar en su corazón]” – esa es nuestra parte, cumplida a través de nuestro continuo andar de fe y obediencia (cf. Colosenses 2:5-7). “El que pone atención a la palabra hallará el bien, y el que confía en el SEÑOR es bienaventurado” (Proverbios 16:20).
Un pensamiento final. A lo largo de los años, he descubierto que los diagramas compartidos anteriormente brindan una forma útil de comprender y analizar las Escrituras. Estos patrones se repiten una y otra vez. Si los utiliza y los encuentra útiles, ¿por qué no pasar el material a otras personas?
Es común hablar de la tierra o del medio ambiente mundial como Madre Naturaleza. Por lo general, esta es la idea de que todos venimos de este ambiente y nos afecta a todos.
Pero a veces hay mucha filosofía e incluso religión detrás de nuestras creencias sobre la tierra. Por ejemplo, la hipótesis de Gaia convierte a la tierra en un organismo vivo, o incluso en una diosa. Muchos creen que el universo tiene un gran río de conciencia del que todos somos parte, por lo que toda la creación es divina.
Romanos 1 nos enseña que las personas que se niegan a adorar al Dios Creador, en cambio, adoran Su creación. Y así, la creación misma se convierte realmente en su dios.
Porque ellos cambiaron la verdad de Dios por la mentira, y adoraron y sirvieron a la criatura en lugar del Creador, quien es bendito por los siglos. Amén.
Al final, todas las religiones falsas adoran la creación. Incluso aquellos que dicen adorar a “Dios” deben confiar en su propia filosofía y rechazar la Palabra de Dios, la Biblia. Y así se convierten en la máxima autoridad, el último dios.
La Biblia enseña algo muy diferente sobre la tierra. Por supuesto, todas las cosas fueron creadas por Dios mismo (Génesis 1:1). Los seres humanos fueron creados por Dios (no por la “madre naturaleza”) (Génesis 1:27), y luego se les dio la tarea de cuidar la tierra (Génesis 2:15).
Incluso hoy en día, la única razón por la que toda la creación no se deshace en la nada es porque el Hijo de Dios, Jesucristo, la mantiene unida (Colosenses 1:17).
Cuando el hombre adora la creación misma, queda atrapado. No puede haber bien o mal fuera de lo que simplemente “existe”. Y se convierte en un animal más, o una colección de productos químicos. Porque llegamos a ser como lo que adoramos.
Los ídolos de las naciones son plata y oro, Obra de manos de hombre. Tienen boca, y no hablan; Tienen ojos, y no ven; Tienen oídos, y no oyen; Tampoco hay aliento en su boca. Los que los hacen serán semejantes a ellos, Sí, todos los que en ellos confían.
La gente recurrir a la creación en busca de significado y propósito, y también en busca de salvación. Sin duda, lo que necesitamos es un nuevo descubrimiento científico, una nueva medicina, una mayor “unidad” con el universo.
Pero el significado y la salvación se encuentran en Aquel que lo creó todo.
Es triste ver el juicio venidero sobre aquellos que confían en este mundo. Hay una imagen vívida de la oración de los incrédulos del mundo en el libro de Apocalipsis.
Finalmente ha llegado el día de la ira de Jesucristo, el Cordero de Dios. Su juicio está cayendo. ¿Se arrepentirá finalmente la gente de la tierra y orará al Señor Jesús por salvación?
Por supuesto no. Oran a su dios, la tierra misma.
Los reyes de la tierra, y los grandes, los comandantes, los ricos, los poderosos, y todo siervo y todo libre, se escondieron en las cuevas y entre las peñas de los montes, y decían a los montes y a las peñas: «Caigan sobre nosotros y escóndannos de la presencia de Aquel que está sentado en el trono y de la ira del Cordero. Porque ha llegado el gran día de la ira de ellos, ¿y quién podrá sostenerse?».
En el momento de tu mayor necesidad, ¿a quién buscarás ayuda? ¿En quién confías hoy? Solo hay un Dios verdadero. Encuentra tu propósito y tu salvación en Él.
Vuélvanse a Mí y sean salvos, todos los términos de la tierra; Porque Yo soy Dios, y no hay ningún otro.
El primero de dos sermones de Romanos 13:1-10, un texto sobre el cristiano y “las autoridades”. ¿Cuál debería ser nuestra relación con el gobierno? ¡No es una pregunta sencilla!
¿Quién va a leer una entrada sobre la realidad del pecado?
Por un lado, realmente no nos gusta hablar de eso. Y simplemente pensamos que es un mito religioso, o creemos que es completamente obvio.
Karl era una de esas personas que creían que el pecado era básicamente algo en lo que creían personas ignorantes en el pasado.
Karl Menninger fue un psiquiatra muy conocido de los Estados Unidos en el siglo pasado. Incluso hoy, a clínica que fundó es mundialmente famosa.
Menninger hizo una entrevista que se convirtió en un libro en 1930, titulado “Del Pecado a la Psiquiatría”. Después de burlarse de los encuentros de Jesús con los demonios y del concepto del pecado original, dice esto:
Todas estas teorías de las que hemos estado hablando ahora están siendo reemplazadas por la ciencia, una ciencia llamada higiene mental o psiquiatría . . . La higiene mental o psiquiatría asume que la angustia de una personalidad que lucha con un entorno es simplemente una lucha y no una cuestión de diablos y brujas, pecado y ‘grosería’ o aún un asunto o debilidad mental o voluntad débil.
Karl Menninger – Del Pecado a la Psiquiatría
Por supuesto, la Palabra de Dios, la Biblia, tiene una perspectiva muy diferente.
Por ejemplo, el pecado es una bestia que desea destruirnos. Génesis 4:7“. . . el pecado yace a la puerta y te codicia . . .”
Jesús nos enseñó que el pecado nos esclaviza como un tirano. Dijo “En verdad les digo que todo el que comete pecado es esclavo del pecado . . .”Juan 8:34
Incluso las que consideramos buenas obras terminan siendo pecaminosas en su esencia. Quizás las hagamos por razones egoístas. Quizás las hagamos por orgullo.
Todos nosotros somos como el inmundo, y como trapo de inmundicia todas nuestras obras justas. Todos nos marchitamos como una hoja, y nuestras iniquidades, como el viento, nos arrastran.
Durante décadas, Karl Menninger intentó comprender la enfermedad mental sin pecado. Pero más de 40 años después de la entrevista que estaba leyendo, admitió que estaba equivocado. De hecho, escribió un libro titulado “¿Qué Ha Sucedido con el Pecado?” Ahora dice, el pecado sí existe y, de hecho, está en la raíz de la enfermedad mental. No podía negarlo. Somos responsables de las cosas malas que hacemos y somos responsables de cambiar.
Si creemos en el pecado, como yo, creemos en nuestra responsabilidad personal de tratar de corregirlo y, por lo tanto, salvarnos a nosotros mismos y a nuestro mundo.
Karl Menninger – ¿Qué Ha Sucedido con el Pecado?
Bueno, no podemos estar de acuerdo en que podemos salvarnos de nuestro pecado, aunque ciertamente es un paso importante para corregir nuestro comportamiento. Necesitamos un Salvador.
Pero una palabra que usa el Dr. Menninger puede resumir la realidad del pecado, una realidad que tratamos de ignorar. Somos responsables.
¡Y, sin embargo, encontramos muchas formas de ignorar el hecho de que hacemos cosas que son moralmente incorrectas y que somos responsables!
¿Ha escuchado alguna de estas excusas por el pecado?
El pecado es culpa de otra persona.
El pecado es solo un sentimiento negativo.
El pecado es solo algo fuera del “yo real”.
El pecado está solo en el sistema.
El pecado es solo debilidad.
El pecado no es muy malo.
El pecado es simplemente la naturaleza humana, es mi forma de ser.
El pecado no es lo que Dios dice que es, el pecado es lo que nosotros decimos que es.
El pecado no existe.
El pecado es independencia y valentía.
El pecado está justificado.
El pecado es bueno.
Y cada excusa que usamos nos separa de nuestro amoroso Salvador, porque la mentira es que no necesitamos un Salvador.
Pero lo necesitamos. ¿Por qué? Porque el pecado es real. El pecado es algo que “el verdadero yo” realmente hace, y lo hace voluntariamente, para mi vergüenza.
Pero confesar la verdad, que Dios tiene razón y dice la verdad, me lleva al verdadero perdón. Como dijo el apóstol Pablo – “¡Miserable de mí! ¿Quién me libertará de este cuerpo de muerte? Gracias a Dios, por Jesucristo Señor nuestro.” (Romanos 7:24-25a)
¿Qué dice la Biblia sobre las pandemias? ¿Qué consejo nos da?
La mayoría de las plagas que leemos en la Biblia fueron juicios directos y milagrosos de Dios. Es cierto que Dios a menudo ha usado enfermedades y plagas para juzgar o disciplinar.
Entonces, ¿podemos decir que las enfermedades de hoy son un juicio directo para un pecado en particular?
¡Ten cuidado! Tu y yo no somos Moisés, no podemos ver el propósito de Dios en una pandemia. Aunque a veces la enfermedad es un resultado directo de nuestro pecado, a veces no lo es. ¿Recuerdas al ciego que Jesús sanó? Jesús dijo, “Ni este pecó, ni sus padres; sino que está ciego para que las obras de Dios se manifiesten en él.” (Juan 9:3)
Sí sabemos una cosa sobre todas las enfermedades y desastres en este mundo. En su raíz está el pecado.
El mundo fue creado para ser bueno (Génesis 1:31). Pero cuando el hombre pecó, Dios maldijo la tierra (Génesis 3:17-19). La muerte vino al mundo, porque todos somos pecadores (Romanos 5:12).
No siempre sabemos si los problemas en nuestras vidas son el resultado de un pecado específico, o si una prueba que nos ayuda a confiar en Dios, o incluso una bondad de Dios que conduce a una mayor alegría en el futuro. Pero sí sabemos que, en general, el pecado en el mundo nos ha traído enfermedad y muerte.
¿Cuál es el mensaje de Dios a los incrédulos en este momento? Dios es el verdadero rey y el buen juez. No dejará el pecado sin castigo. “Ciertamente el malvado no quedará sin castigo” (Proverbios 11:21).
Jesús dijo algunas palabras duras con respecto a unas de las noticias de su época. El gobernador Pilato había asesinado a algunos galileos, mezclando su sangre con sus sacrificios. Un acto malvado. Otro titular fue una tragedia: una torre se había derrumbado, matando a dieciocho personas.
¡Qué triste! Pero la gente preguntaba: tal vez las personas que murieron tenían algunos pecados secretos. Tal vez eran personas realmente malas, peores que la mayoría.
Jesús sabe que todos son pecadores, que merecen la muerte y necesitan un Salvador. Entonces, ¿qué dijo Jesús? “¿O piensan que aquellos . . . eran más deudores que todos los hombres . . .? Les digo que no; al contrario, si ustedes no se arrepienten, todos perecerán igualmente.” (Lucas 13:1-5)
¿Conoces al Salvador? ¿Has dejado atrás tu pecado y le has agarrado la mano, para pedirle que te salve? “. . . si ustedes no se arrepienten, todos perecerán igualmente.“
Tu salvación no está en una cierta “oración” que repites y luego compartes en las redes sociales. Tu salvación no está en un ritual especial. Tu salvación es solo en Jesucristo.
Cada pandemia, enfermedad y tragedia es un recordatorio de esa única cosa. ¡Arrepiéntete y cree en el Salvador!
Espero que hayas encontrado paz y salvación en el Salvador perfecto, Jesucristo. Mañana hablaremos sobre la respuesta de un creyente a una pandemia.