Libro de la semana: Hechos Hechos es el segundo volumen de Lucas. Es posible que, en el principio, no era un título diferente. Pero algunos manuscritos antiguos usan el nombre “Hechos”, y a veces “Los Hechos de los Apóstoles”.
Idioma: griego Tiene 18,450 palabras (en griego).
Género/Estilo: Hechos es un libro histórico. Leemos el propósito de Lucas/Hechos en Lucas 1:1-4:
Por cuanto muchos han tratado de poner en orden y escribir una historia de las cosas que entre nosotros son muy ciertas, tal como nos las dieron a conocer los que desde el principio fueron testigos oculares y ministros de la palabra, también a mí me ha parecido conveniente, después de haberlo investigado todo con diligencia desde el principio, escribírtelas ordenadamente, excelentísimo Teófilo, para que sepas la verdad precisa acerca de las cosas que te han sido enseñadas.
Hechos es el quinto libro del Nuevo Testamento y el último de cinco libros históricos.
El primer versículo:Por cuanto muchos han tratado de poner en orden y escribir una historia de las cosas que entre nosotros son muy ciertas, (Lucas 1:1)
El último versículo:y estaban siempre en el templo alabando a Dios. (Lucas 24:53)
Versículos clave para meditar en / memorizar:
Y el ángel le dijo: “No temas, María, porque has hallado gracia delante de Dios. Concebirás en tu seno y darás a luz un Hijo, y Le pondrás por nombre Jesús. Este será grande y será llamado Hijo del Altísimo, y el Señor Dios Le dará el trono de Su padre David; y reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y Su reino no tendrá fin.” Lucas 1:30-33
Y los Fariseos y sus escribas se quejaban a los discípulos de Jesús, diciendo: “¿Por qué comen y beben ustedes con los recaudadores de impuestos y con los pecadores?”
Jesús les respondió: “Los sanos no tienen necesidad de médico, sino los que están enfermos. No he venido a llamar a justos, sino a pecadores al arrepentimiento.”
También les dijo: “Estén atentos y cuídense de toda forma de avaricia; porque aun cuando alguien tenga abundancia, su vida no consiste en sus bienes.” Lucas 12:15
Después Jesús les dijo: “Esto es lo que Yo les decía cuando todavía estaba con ustedes: que era necesario que se cumpliera todo lo que sobre Mí está escrito en la Ley de Moisés, en los Profetas y en los Salmos.”
Entonces les abrió la mente para que comprendieran las Escrituras, y les dijo: “Así está escrito, que el Cristo padecerá y resucitará de entre los muertos al tercer día; y que en Su nombre se predicará el arrepentimiento para el perdón de los pecados a todas las naciones, comenzando desde Jerusalén. Ustedes son testigos de estas cosas. Por tanto, Yo enviaré sobre ustedes la promesa de Mi Padre; pero ustedes, permanezcan en la ciudad hasta que sean investidos con poder de lo alto.”
Lucas escribe para el mundo entero. Y así, Jesús es el Hijo del hombre, y el “Cristo” (la palabra griega para “Mesías”) para todas las naciones. Desde el principio, la historia de Simeón nos da la naturaleza judía y también universal de Jesús:
Había en Jerusalén un hombre que se llamaba Simeón. Este hombre, justo y piadoso, esperaba la consolación de Israel, y el Espíritu Santo estaba sobre él. Y por el Espíritu Santo se le había revelado que no vería la muerte sin antes ver al Cristo del Señor.
Movido por el Espíritu fue al templo. Y cuando los padres del niño Jesús Lo trajeron para cumplir por El el rito de la Ley, Simeón tomó al Niño en sus brazos, y bendijo a Dios diciendo: “Ahora, Señor, permite que Tu siervo se vaya En paz, conforme a Tu palabra; Porque mis ojos han visto Tu salvación La cual has preparado en presencia de todos los pueblos; Luz de revelación a los gentiles, Y gloria de Tu pueblo Israel.”
Y el Evangelio termina con un mensaje para todas las naciones:
Entonces les abrió la mente para que comprendieran las Escrituras, y les dijo: “Así está escrito, que el Cristo padecerá y resucitará de entre los muertos al tercer día; y que en Su nombre se predicará el arrepentimiento para el perdón de los pecados a todas las naciones, comenzando desde Jerusalén. Ustedes son testigos de estas cosas. Por tanto, Yo enviaré sobre ustedes la promesa de Mi Padre; pero ustedes, permanezcan en la ciudad hasta que sean investidos con poder de lo alto.” Lucas 24:45-49
Podemos ver los mismos temas aquí – el Cristo, el Espíritu Santo (“la promesa de mi Padre” (Hechos 2:23), la importancia de Jerusalén y el pueblo judío – pero que Jesús es Salvador de las naciones.
Personajes: Jesús, el Espíritu Santo, María, los doce discípulos, los escribas y fariseos, muchas más
Como en los otros Evangelios, hay muchas personas en Lucas. Lucas tiene un énfasis especial en las personas rechazadas por la sociedad – los pecadores, los funcionarios corruptos, las personas de otras “razas”.
Porque ha venido Juan el Bautista, que no come pan, ni bebe vino, y ustedes dicen: ‘Tiene un demonio.’ Ha venido el Hijo del Hombre, que come y bebe, y dicen: ‘Miren, un hombre glotón y bebedor de vino, amigo de recaudadores de impuestos y de pecadores.’ Pero la sabiduría es justificada por todos sus hijos.” Lucas 7:33-35
Ya hemos dicho que Marcos enfatiza la humanidad de Jesús, y así es. Pero en Lucas, Jesús es el “Hijo de Hombre” – el Salvador para toda la humanidad – el Cristo prometido.
Nació, como cualquier hombre. Ángeles anunciaron su nacimiento a los pastores humildes. En su ministerio, Jesús se preocupaba por gentiles, cobradores de impuestos corruptos, y mujeres (en esta cultura, ¡era una cosa impactante para respetar estos grupos como lo hizo Jesús!).
Las promesas del Cristo en el Antiguo Testamento no eran sólo para los Judíos, sino para cada hombre y mujer. El mensaje del hombre Jesús era para todas las naciones (Lucas 24:44-47).
El autor de Lucas y Hechos no se menciona ni en los libros. Pero Lucas habla a veces en primera persona en Hechos (por ejemplo en Hechos 16:10-17). Esto concuerda con la antigua tradición unánime de que Lucas es el autor.
Hay evidencia interna tambien. Lucas, un médico, habla como un médico. Por ejemplo, ve la diferencia entre Marcos y Lucas en esta historia:
Había sufrido mucho a manos de muchos médicos, y había gastado todo lo que tenía sin provecho alguno, sino que al contrario, había empeorado. Marcos 5:26
Ay, ¡los médicos horibles! ¡Ellos no la ayudan en absoluto! De hecho, ¡ellos hicieron las cosas peor!
Y ahora eschucha a Lucas:
Y una mujer que había tenido un flujo de sangre por doce años y que había gastado en médicos todo cuanto tenía, sin que nadie pudiera curarla, Lucas 8:43
Ay, ¡esos médicos pobres! Lo intentaron, pero simplemente no podían curarla.
Sí, el doctor Lucas es un poco más tolerante de los médicos. 🙂
Lucas y Hechos son dos volúmenes del mismo autor. Parece de la historia en Hechos que fue escrito antes de la destrucción del templo (70 dC), y la persecución de Nerón (a partir de 64 dC).
Libro de la semana: Lucas El nombre “Lucas” era un nombre griego del tiempo del imperio Romano. Viene del nombre Lucio, de la palabra “luz”.
Idioma: griego Tiene 19,482 palabras (en griego).
Género/Estilo: Lucas es un “Evangelio”, un género único. Los cuatro Evangelios en la Biblia si son históricos, y escritos como biografías. Pero al mismo tiempo, tienen un propósito específico: para enseñar acerca de Jesucristo, el Mesías.
Lucas es el tercer libro del Nuevo Testamento y el tercer de los cuatro Evangelios.
En cierto modo, el mensaje de Hageo es simple. Las personas fueron llamados al arrepentimiento, porque preocupaban más por sus propias vidas que el templo de Dios y su culto.
Pero Dios es mucho más grande que un sencillo templo construido por un pueblo humilde.
Porque así dice el SEÑOR de los ejércitos: ‘Una vez más, dentro de poco, Yo haré temblar los cielos y la tierra, el mar y la tierra firme. Y haré temblar a todas las naciones; vendrán entonces los tesoros de todas las naciones, y Yo llenaré de gloria esta casa,’ dice el SEÑOR de los ejércitos.
‘Mía es la plata y Mío es el oro,’ declara el SEÑOR de los ejércitos. ‘La gloria postrera de esta casa será mayor que la primera,’ dice el SEÑOR de los ejércitos, ‘y en este lugar daré paz,’ declara el SEÑOR de los ejércitos.”
Dios es el Dios de todo el mundo – bueno – los cielos y la tierra. Dice en Hebreos:
Tengan cuidado de no rechazar a Aquél que habla. Porque si aquéllos no escaparon cuando rechazaron al que les amonestó sobre la tierra, mucho menos escaparemos nosotros si nos apartamos de Aquél que nos amonesta desde el cielo.
Su voz hizo temblar entonces la tierra, pero ahora El ha prometido, diciendo: “Aún una vez mas, yo haré temblar no solo la tierra, sino también el cielo.”
Y esta expresión: Aún, una vez más, indica la remoción de las cosas movibles, como las cosas creadas, a fin de que permanezcan las cosas que son inconmovibles.
Dios tiene poder sobre todas las cosas. Y si rechaza su llamado – como sabemos por Hebreos – su llamado a adorar a su Hijo – va a ser una parte de un mundo que se perderá.
El tiempo de Hageo y Zorobabel es un tiempo en la historia interesante. Es a mitad de camino entre el tiempo de David y el tiempo de su descendiente, Jesús el Mesías.
‘En aquel día,’ declara el SEÑOR de los ejércitos, ‘te tomaré a ti, Zorobabel, hijo de Salatiel, siervo Mío,’ declara el SEÑOR, ‘y te pondré como anillo de sellar, porque Yo te he escogido,'” declara el SEÑOR de los ejércitos. Hageo 2:23
¿Por qué es Zorobabel tan importante? Zorobabel es un antepasado de Jesús, una parte del plan eterno de Dios.
En medio de los años, Dios no ha olvidado sus promesas. Se acuerda de su pacto (Hageo 2:5). Dios ha levantado un líder para revivir las alabanzas de su pueblo. Y ese mismo líder es un signo – un anillo de sellar – de él vendrá el Mesías, que realmente va a preparar alabanza. Jesús es el templo, destruido y reconstruido (Juan 2:19-21). En lo que será la verdadera gloria y la paz para siempre (Lucas 19:37-38).
Por la fe Moisés, cuando ya era grande, rehusó ser llamado hijo de la hija de Faraón, escogiendo más bien ser maltratado con el pueblo de Dios, que gozar de los placeres temporales del pecado. Consideró como mayores riquezas el oprobio de Cristo que los tesoros de Egipto, porque tenía la mirada puesta en la recompensa. Por la fe Moisés salió de Egipto sin temer la ira del rey, porque se mantuvo firme como viendo al Invisible.
Por la fe celebró la Pascua y el rociamiento de la sangre, para que el exterminador de los primogénitos no los tocara a ellos.
Por la fe pasaron el Mar Rojo como por tierra seca, y cuando los Egipcios intentaron hacer lo mismo, se ahogaron.
¡Por la fe … por la fe … por la fe! Y ¿qué fue la actitud de Moisés? Consideró como mayores riquezas el oprobio de Cristo que los tesoros de Egipto, porque tenía la mirada puesta en la recompensa. Mejor estar con el pueblo de Dios – despreciados en este momento – porque la cierta recompensa está llegando. La salvación, la vida, el gozo – en Cristo.
El Apóstol Pablo también nos da una pista de la conexión entre la Pascua en Éxodo y Cristo Jesús:
Limpien la levadura vieja para que sean masa nueva, así como lo son en realidad sin levadura. Porque aun Cristo, nuestra Pascua, ha sido sacrificado. Por tanto, celebremos la fiesta no con la levadura vieja, ni con la levadura de malicia y maldad, sino con panes sin levadura de sinceridad y de verdad. 1Corintios 5:7-8
Pablo nos recuerda de la tradición de los Judíos antes de la celebración de la Pascua – a quitar toda levadura de sus casas (Éxodo 12:15), y comer pan sin levadura.
En aquellos días, la levadura no era la levadura que compró en la tienda. Era una mezcla fermentada que se mantienen durante meses a la vez. Con el tiempo, esa mezcla podría llegar a infectarse.
Esto podría haber sido una de las razones por qué los israelitas se les ordenó conseguir cada poco de levadura fuera de su casa una vez al año, en el tiempo de Pascua. Un poco de levadura infectada podría infectar a todo.
Cristo es el cumplimiento de la Pascua. En Cristo, quitamos toda la “levadura” – es decir, el pecado que infecta nuestras vidas. Y celebramos la Pascua real – Cristo, el Cordero de Dios, ha sido sacrificado.
Que interesante que ahora celebramos la Cena del Señor (la Santa Cena) (Lucas 22:15-20). No para recordarnos de la libertad de Egipto, pero algo mucho más importante.
Somos libres del pecado. Somos libres de la muerte y el juicio. ¡Tenemos la libertad de adorar a Dios!