El Rey Humilde (sermón)
Un sermón de Mateo 21:1-11, y su profecía del Mesías del Antiguo Testamento. El segundo de una serie sobre profecías del Mesías – el primero aquí.
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Un sermón de Mateo 2:6 – La asombrosa profecía sobre el lugar de nacimiento del Cristo.
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*Zona de Peligro: Es muy fácil guiar a alguien en una “oración de salvación” y luego apresurarte a decir que ahora él es un cristiano. La verdad es que muchas personas en el mundo piensan que son salvos cuando no lo son. Tal vez una vez dijo una oración. Tal vez un pastor les dijo que ellos eran salvos. Tal vez tienen buenos sentimientos acerca de “dios”. Pensalo mucho antes de decir a alguien que es un hijo de Dios. Podrías estar dando a esa persona falsa seguridad.
Leamos un pasaje más para concluir este estudio. Toma el tiempo para orar por personas con que puedan compartir la verdad. Y recuerda, ¡tu eres una de esas personas! Que Dios nos dé la compasión, la compasión de Jesús.
Y viendo las multitudes, tuvo compasión de ellas, porque estaban angustiadas y abatidas como ovejas que no tienen pastor. Entonces dijo a Sus discípulos: «La cosecha es mucha, pero los obreros pocos. Por tanto, pidan al Señor de la cosecha que envíe obreros a Su cosecha».
Mateo 9:36-38
El fariseo puesto en pie, oraba para sí de esta manera: “Dios, te doy gracias porque no soy como los demás hombres: estafadores, injustos, adúlteros; ni aun como este recaudador de impuestos. Yo ayuno dos veces por semana; doy el diezmo de todo lo que gano”.
Pero el recaudador de impuestos, de pie y a cierta distancia, no quería ni siquiera alzar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho, diciendo: “Dios, ten piedad de mí, pecador”.
Les digo que este descendió a su casa justificado pero aquel no; porque todo el que se engrandece será humillado, pero el que se humilla será engrandecido.
Si alguien no sabe que es un pecador, no puede ser salvo. ¿Cómo podemos ayudar a la gente a entender que necesitan un Salvador?
Lee este texto de Romanos. Según este pasaje, ¿cuál es el propósito de la ley de Dios?
Ahora bien, sabemos que cuanto dice la ley, lo dice a los que están bajo la ley, para que toda boca se calle y todo el mundo sea hecho responsable ante Dios. Porque por las obras de la ley ningún ser humano será justificado delante de Él; pues por medio de la ley viene el conocimiento del pecado.
Romanos 3:19-20
La ley nos muestra nuestro pecado, ¿verdad? Según Gálatas 3:24, la ley es como una guía o tutor (un “ayo”). La ley nos ayuda a reconocer nuestra necesidad de la misericordia y el perdón de Jesús. La ley nos ayuda a entender Romanos 3:23 – por cuanto todos pecaron y están destituidos de/no alcanzan/están privados de la gloria de Dios.
Podemos usar la ley de Dios para ayudar a las personas a entender su necesidad de misericordia. Por ejemplo, en el Sermón del Monte, Jesús utilizó muchas de los 10 Mandamientos para mostrar a la gente su pecado (Mateo 5-7). En Romanos 1-3, Pablo utilizó ambos la naturaleza y la ley de Moisés. Hablando con un intérprete de la ley en Lucas 10, Jesús habló acerca de los mandamientos más grandes – amarás a Dios y amarás a tu prójimo.
De pie delante de Dios, nadie puede decir que realmente haya obedecido Su santa ley.
Según 2Corintios 7:10, la tristeza que es conforme a la voluntad de Dios produce un arrepentimiento que conduce a la salvación.
En Mateo 5, Jesús menciona algo que debe acompañar nuestras palabras. ¿Qué es?
Ustedes son la luz del mundo. Una ciudad situada sobre un monte no se puede ocultar; ni se enciende una lámpara y se pone debajo de una vasija, sino sobre el candelero, y alumbra a todos los que están en la casa. Así brille la luz de ustedes delante de los hombres, para que vean sus buenas acciones y glorifiquen a su Padre que está en los cielos.
Mateo 5:14-16
“Sus buenas acciones” son tan importantes – y el propósito es que “glorifiquen a su Padre que está en los cielos”.
La próxima vez que hablemos sobre este tema, pensaremos en algunas cosas prácticas para recordar mientras compartimos la verdad.
En los últimas lecciones, hemos aprendido mucho de la Palabra de Dios. Hemos aprendido que Dios es el Creador todopoderoso. Él es bueno, santo y justo. También hemos aprendido que todo el mundo está esclavizado al pecado. De hecho, nos encanta nuestro pecado. Pero en misericordia, Dios envió a su Hijo para salvarnos. Todos los que se arrepienten de sus pecados y confían en Jesucristo para salvación encuentran una nueva vida.
¡Esta es una buena noticia! Y eso es lo que la palabra “evangelio” significa – ¡buenas noticias!
Pero hay un problema. Muchas personas no han oído las buenas noticias. Muchos han oído algo de Jesús, pero la mayoría de esas personas no han tenido el evangelio claramente explicado a ellos.
. . . “todo aquél que invoque el nombre del Señor será salvo.”
¿Cómo, pues, invocarán a Aquél en quien no han creído?
¿Y cómo creerán en Aquél de quien no han oído?
¿Y cómo oirán sin haber quien les predique?
¿Y cómo predicarán si no son enviados?
Tal como está escrito: “¡Cuán hermosos son los pies de los que anuncian el Evangelio del Bien!”
(de Romanos 10:13-15)
Estas palabras explican claramente por qué es tan importante compartir el evangelio. Escucha también a las palabras de Jesús:
Entren por la puerta estrecha, porque ancha es la puerta y amplia es la senda que lleva a la perdición, y muchos son los que entran por ella. Pero estrecha es la puerta y angosta la senda que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan.
Mateo 7:13-14
¿Cuál es el destino de la mayoría de la gente? “La perdición”, dice Jesús. El juicio de Dios. Es mentira decir que la mayoría de la gente irá al Cielo, excepto las “personas realmente malas”.
Entonces, tenemos tarea, ¿verdad?
Acercándose Jesús, les dijo: «Toda autoridad me ha sido dada en el cielo y en la tierra. Vayan, pues, y hagan discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, enseñándoles a guardar todo lo que les he mandado; y ¡recuerden! Yo estoy con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo».
Mateo 28:18-20
Gracias a Dios, hay promesas muy hermosas en este texto. Nuestro líder, Jesucristo, tiene toda autoridad/potestad en el cielo y en la tierra. Y está con nosotros todos los días/siempre, hasta el fin del mundo. ¡No estamos solos!
Dice el apóstol Pablo:
Porque no me avergüenzo del evangelio, pues es el poder de Dios para la salvación de todo el que cree, del judío primeramente y también del griego. Porque en el evangelio la justicia de Dios se revela por fe y para fe, como está escrito: Mas el justo por la fe vivirá.
Romanos 1:16-17
Nuevamente, ¿por qué Pablo no se avergüenza del evangelio?
La próxima vez aprenderemos más sobre el maravilloso evangelio y la confianza que podemos tener al compartirlo.
Hoy vamos a terminar nuestro estudio de la Santa Cena. Sí no has leído todo, aquí están:
La última vez hablamos sobre la importancia de la Santa Cena y cómo debemos prepararnos con anticipación. Aquí hay Aquí hay algunos pensamientos para ayudarte. Si eres pastor, ¿por qué no repartes esto en el servicio de tu iglesia la semana anterior?
Meditemos en estas palabras de Hebreos 7 mientras concluimos nuestro estudio:
Jesús ha venido a ser fiador de un mejor pacto. Los sacerdotes anteriores eran más numerosos porque la muerte les impedía continuar, pero Jesús conserva Su sacerdocio inmutable puesto que permanece para siempre.
Por lo cual El también es poderoso para salvar para siempre a los que por medio de El se acercan a Dios, puesto que vive perpetuamente para interceder por ellos.
Porque convenía que tuviéramos tal Sumo Sacerdote: santo, inocente, inmaculado, apartado de los pecadores, y exaltado más allá de los cielos, que no necesita, como aquellos sumos sacerdotes, ofrecer sacrificios diariamente, primero por sus propios pecados y después por los pecados del pueblo. Porque esto Jesús lo hizo una vez para siempre, cuando El mismo se ofreció.
¡Gracias a Dios por Su misericordia y amor!
…porque esto es Mi sangre del nuevo pacto, que es derramada por muchos para el perdón de los pecados.
Mateo 26:28
De la misma manera tomó la copa después de haber cenado, diciendo: «Esta copa es el nuevo pacto en Mi sangre, que es derramada por ustedes.
Lucas 22:20
Jesús describió la copa como la sangre del nuevo pacto o el nuevo pacto en su sangre (Tenga en cuenta que podría describir el vino como sangre o como el nuevo pacto; no importa, porque es un símbolo. No es literalmente un pacto escrito en pergamino.). Vamos a ver que es el “nuevo pacto”…
Pero cuando Cristo apareció como Sumo Sacerdote de los bienes futuros, a través de un mayor y más perfecto tabernáculo, no hecho con manos, es decir, no de esta creación, entró al Lugar Santísimo una vez para siempre, no por medio de la sangre de machos cabríos y de becerros, sino por medio de Su propia sangre, obteniendo redención eterna.
Hebreos 9:11-15
Porque si la sangre de los machos cabríos y de los toros, y la ceniza de la novilla, rociadas sobre los que se han contaminado, santifican para la purificación de la carne, ¿cuánto más la sangre de Cristo, quien por el Espíritu eterno Él mismo se ofreció sin mancha a Dios, purificará nuestra conciencia de obras muertas para servir al Dios vivo?
Por eso Cristo es el mediador de un nuevo pacto, a fin de que habiendo tenido lugar una muerte para la redención de las transgresiones que se cometieron bajo el primer pacto, los que han sido llamados reciban la promesa de la herencia eterna.
Entonces, Jesús es el Sumo Sacerdote que ofreció Su propia sangre como sacrificio. La sangre purifica nuestra conciencia para servir al Dios viviente. Esto nos llevaría una redención y herencia eterna.
Tenemos la misma idea en Efesios 1:7-12. Gracias a Cristo, tenemos redención – es decir, el perdón de nuestros pecados.
¿Y el pan?
Y tomando el pan, después de haber dado gracias, lo partió, y les dio, diciendo: «Esto es Mi cuerpo que por ustedes es dado; hagan esto en memoria de Mí».
Lucas 22:19
El pan es un símbolo del cuerpo de Jesús, dado por nosotros.
Por esa voluntad hemos sido santificados mediante la ofrenda del cuerpo de Jesucristo ofrecida una vez para siempre.
Hebreos 10:10-14
Ciertamente todo sacerdote está de pie, día tras día, ministrando y ofreciendo muchas veces los mismos sacrificios, que nunca pueden quitar los pecados. Pero Cristo, habiendo ofrecido un solo sacrificio por los pecados para siempre, se sentó a la diestra de Dios, esperando de ahí en adelante hasta que Sus enemigos sean puestos por estrado de Sus pies. Porque por una ofrenda Él ha hecho perfectos para siempre a los que son santificados.
Aquí en Hebreos, el autor habla de la salvación que tenemos en Cristo. Hemos sido perfeccionado y santificado por la ofrenda/el sacrificio del cuerpo de Jesucristo.
La próxima vez exploraremos el Santa Cena aún más y hablaremos sobre cómo la practicamos en nuestras iglesias locales.
En los tiempos de Jesús, los Judíos celebraban la fiesta de la Pascua para conmemorar la liberación de Dios de sus antepasados, que habían sido esclavos en Egipto. El pueblo sacrificaba el cordero pascual, al igual que sus antepasados habían hecho. Repasemos lo que Dios dijo a los israelitas en Egipto.
El SEÑOR habló a Moisés y a Aarón y les dijo:
“…El cordero será un macho sin defecto, de un año… Entonces toda la asamblea de la congregación de Israel lo matará al anochecer. Ellos tomarán parte de la sangre y la pondrán en los dos postes y en el dintel de las casas donde lo coman…
Porque esa noche pasaré por la tierra de Egipto, y heriré a todo primogénito en la tierra de Egipto, tanto de hombre como de animal. Ejecutaré juicios contra todos los dioses de Egipto. Yo, el SEÑOR.
La sangre les será a ustedes por señal en las casas donde estén. Cuando Yo vea la sangre pasaré de largo, y ninguna plaga vendrá sobre ustedes para destruirlos cuando Yo hiera la tierra de Egipto.”
de Éxodo 12:1, 5-7, 12-13
Jesús va a añadir un nuevo significado a la antigua fiesta de la Pascua:
Y tomando el pan, después de haber dado gracias, [Jesús] lo partió, y les dio, diciendo: «Esto es Mi cuerpo que por ustedes es dado; hagan esto en memoria de Mí». De la misma manera tomó la copa después de haber cenado, diciendo: «Esta copa es el nuevo pacto en Mi sangre, que es derramada por ustedes.
Lucas 22:19-20
¿Cuál fue el propósito de hacer esto? Bueno, el cuerpo de Jesús fue dado y Su sangre derramada. En particular, celebramos la que llamamos la “Santa Cena”, para recordar la muerte de Jesús (“en memoria de Mí”).
Aquí en Lucas 22, dice Jesús que Su cuerpo fue “dado”. Según Juan 10, ¿quién dio la vida de Jesús?
“…Por eso el Padre me ama, porque Yo doy Mi vida para tomarla de nuevo. Nadie me la quita, sino que Yo la doy de Mi propia voluntad. Tengo autoridad para darla, y tengo autoridad para tomarla de nuevo. Este mandamiento recibí de Mi Padre.”
Jesús (en Juan 10:17-18)
Jesús dio Su propia vida, ¡voluntariamente! Y ¿cuál fue el propósito de la muerte de Jesús?
“…porque esto es Mi sangre del nuevo pacto, que es derramada por muchos para el perdón de los pecados.”
Jesús (en Mateo 26:28)
Jesús dio Su vida para proporcionar el perdón de los pecados. Hemos visto eso en las palabras de Jesús en Lucas 24: “el Cristo padecerá y resucitará … que en Su nombre se predicará el arrepentimiento para el perdón de los pecados… (de Lucas 24:46-47)
El vino y el pan no son, literalmente, la sangre y el cuerpo de Cristo – son símbolos. De hecho, en la misma noche, Jesús dijo: “Yo soy la vid” (Juan 15:15). Jesús no se convirtió en una vid literalmente cuando dijo eso – Él estaba ilustrando algo.
Jesús usó la ilustración de comer Su carne y beber Su sangre como símbolo de la fe en Él (Juan 6:47-51). Utilizó este simbolismo mucho antes de que Él instituyó la Santa Cena, porque la gente siempre han sido salvados de la misma manera – a través de la fe en el Mesías y Su sacrificio.
En la Santa Cena, recordamos que Jesús ofreció Su cuerpo y su sangre (Su vida) una vez (Hebreos 9:11-12; 10:14). Luego se levantó corporalmente al cielo (Lucas 24:51). Nosotros no adoramos el pan y el vino – el cuerpo de Jesús está en el Cielo. Pero, como veremos, ¡esto no significa que la Santa Cena no es importante!
La próxima vez estudiaremos la Santa Cena con más profundidad, para ver lo que Dios nos enseña en la Biblia acerca de este regalo especial para la Iglesia.
Hoy vamos a meditar en el “Padre Nuestro” primero. Esta oración no es una fórmula mágica a repetir sin pensarlo. Y no es la única manera de orar. En cambio, es un ejemplo para pensar, y para usar en nuestro tiempo con Dios.
Si no ha leído las otras entradas sobre la oración, eche un vistazo a las primeras:
Toma unos minutos y medita en esta oración. ¿Qué nos dice acerca de Dios?
Padre nuestro que estás en los cielos,
Mateo 6:9-13
Santificado sea Tu nombre.
Venga Tu reino.
Hágase Tu voluntad,
Así en la tierra como en el cielo.
Danos hoy el pan nuestro de cada día.
Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros hemos perdonado a nuestros deudores.
Y no nos dejes caer en tentación, sino líbranos del mal. Porque Tuyo es el reino y el poder y la gloria para siempre. Amén”.
En Mateo 6:9-13, oramos al Padre. Pero según Romanos 8:26 tenemos la ayuda del Espíritu. Y según Juan 14:13-14 (las palabras de Jesús), pedimos en el nombre de Jesús. Esto significa que debemos orar como representantes de Jesús en la tierra, haciendo Su trabajo.
Entonces, ¡el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo son todos una parte de nuestras oraciones!
Y hay otras oraciones en la Biblia también. Aquí hay una otra. Recuerda, ¡la oración es acerca de Dios, y Su gloria!
Y a Aquel que es poderoso
Efesios 3:20-21
para hacer todo mucho más abundantemente
de lo que pedimos o entendemos,
según el poder que obra en nosotros,
a Él sea la gloria
en la iglesia y en Cristo Jesús
por todas las generaciones,
por los siglos de los siglos. Amén.
Para terminar nuestro estudio, lee Lucas 18:1-8, y responde las siguientes preguntas.
Finalmente, hemos llegado a la pregunta: ¿cómo debemos orar? ¿De qué manera?
No vamos a tomar el espacio hoy para estudiar todo lo que la Biblia dice acerca de la oración. Pero aquí hay algunos pasos importantes.
En primer lugar, tres cosas que no debemos hacer.
Y al orar, no usen ustedes repeticiones sin sentido, como los gentiles, porque ellos se imaginan que serán oídos por su palabrería.
Mateo 6:7
No usa “vanas repeticiones” (RV60) / “repeticiones sin sentido” (NBLH) / “hablen sólo por hablar” (NVI). Dios no va a escucharte mejor porque hablas más. En lugar, de acuerde con 1Corintios 14:15, tenemos que orar con el entendimiento. La oración no se trata solo de repetir palabras y frases especiales. Jesús enseñó en contra de esta práctica.
Si observo iniquidad en mi corazón,
Salmo 66:18-20
El Señor no me escuchará.
Pero ciertamente Dios me ha oído;
Él atendió a la voz de mi oración.
Bendito sea Dios,
Que no ha desechado mi oración,
Ni apartado de mí Su misericordia
De acuerdo con este salmo, ¿cuando no escucha Dios a nuestras oraciones?
Por nada estén afanosos; antes bien, en todo, mediante oración y súplica con acción de gracias, sean dadas a conocer sus peticiones delante de Dios. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará sus corazones y sus mentes en Cristo Jesús.
Filipenses 4:6-7
Ten una actitud de confianza en Dios y gratitud – no estés afanosos.
Entonces, ¿cómo debo orar?
Bueno, según 1Tesalonicenses 5:17, oren sin cesar. Durante todo el día, podemos estar en constante conversación con Dios. Y de Hechos 2:42 aprendemos que debemos orar a solo, pero también con otros creyentes.
Cuando continuamos nuestro estudio, hablaremos sobre la oración más famosa de la Biblia: el Padre Nuestro. Jesús tiene mucho que enseñarnos sobre cómo orar. ¡Hasta la próxima!