En el Nuevo Testamento, después de la cruz, el templo no es un edificio. De hecho, los apóstoles hablan de tres templos – el cuerpo del creyente (1Corintios 6:19-20), la iglesia (1Corintios 3:16: Efesios 2:19-22), y Jesús mismo (Juan 2:19-22).
Pero de hecho, incluso en el Antiguo Testamento, el templo o Dios, o el tabernáculo, nunca fue como los templos de los paganos.
Para aquellos que rechazan al Dios verdadero, un templo es un lugar para su ídolo, donde las personas pueden usar ciertos rituales para obtener poder espiritual en la tierra. En un sentido, es una manera de localizar y controlar a tu dios. Es un conducto de los dioses a la tierra, que puedes usar para obtener lo que deseas.
Antes de los días del rey Salomón, el “templo” era una tienda, un tabernáculo móvil. Y encima del tabernáculo había una representación visual de la gloria de Dios, la nube durante el día y la columna de fuego durante la noche (Números 9:15). Pero no se quedó ahí.
Y cuando la nube se levantaba de sobre la tienda, enseguida los israelitas partían; y en el lugar donde la nube se detenía, allí acampaban los israelitas.
Números 9:17
Cierto, el tabernáculo fue llamado la habitación de Dios (Éxodo 25:8). Pero no pudo contenerlo ni controlarlo. Ningún sacerdote o rey era el maestro; el único Maestro era Dios mismo. Siguió adelante cuando quiso, y se esperaba que la gente lo siguiera.
Salomón lo dijo bien:
Pero, ¿morará verdaderamente Dios sobre la tierra? Si los cielos y los cielos de los cielos no te pueden contener, cuánto menos esta casa que yo he edificado.
1Reyes 8:27
A diferencia de los dioses paganos, nuestro Dios no nos necesita ni a nosotros ni a nuestros templos. Él amablemente nos permite conocerlo y adorarlo, como el Creador soberano del universo, que hace lo que le place (Salmo 115:3). Como dijo Pablo:
El Dios que hizo el mundo y todo lo que en él hay, puesto que es Señor del cielo y de la tierra, no mora en templos hechos por manos de hombres, ni es servido por manos humanas, como si necesitara de algo, puesto que Él da a todos vida y aliento y todas las cosas. De uno solo, Dios hizo todas las naciones del mundo para que habitaran sobre toda la superficie de la tierra, habiendo determinado sus tiempos y las fronteras de los lugares donde viven, para que buscaran a Dios, y de alguna manera, palpando, lo hallen, aunque Él no está lejos de ninguno de nosotros.
Hechos 17:24-27
El Dios vivo y verdadero es mucho más grande que cualquier cosa que podamos imaginar, más allá del control de cualquier persona o cosa. Y él es nuestro Dios.