Antes de la fiesta de la Pascua, sabiendo Jesús que Su hora había llegado para pasar de este mundo al Padre, habiendo amado a los Suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el fin.
Jesús está a punto de terminar su obra en la tierra y ascender al cielo, de nuevo al lugar de poder que le corresponde. ¿Quién esperaría lo que hace ahora?
Jesús, sabiendo que el Padre había puesto todas las cosas en Sus manos, y que de Dios había salido y a Dios volvía, se levantó de la cena y se quitó el manto, y tomando una toalla, se la ciñó. Luego echó agua en una vasija, y comenzó a lavar los pies de los discípulos y a secárselos con la toalla que tenía ceñida.
Pedro estaba tan sorprendido de que el Maestro tomara el lugar de un esclavo, que exclamó: “¡Jamás me lavarás los pies!” (Juan 13:8)
Quizás Pedro estaba tratando de ser humilde, pero no entendía la verdadera humildad. Sin el servicio de Jesús, el propio Pedro no tenía esperanza. Necesitaba el amor de su Salvador.
El Comentario de Jamieson-Fausset-Brown dice:
. . . toda la obra salvadora de Cristo fué una serie continua de semejantes servicios, terminada con el más sacrificial y trascendente de todos los servicios: “Porque ni aun el Hijo del Hombre vino para ser servido, sino para servir, y para dar Su vida en rescate por muchos” (Marcos 10:45). Si Pedro entonces no pudo consentir en que su Señor se rebajara tanto como para lavarle los pies. ¿cómo permitiría que fuese servido por él en otra cosa cualquiera? . . . No es humildad rehusar lo que el Señor se digna hacer por nosotros, o negar lo que él ha hecho, sino presunción atrevida . . . La humildad más verdadera es la de recibir reverentemente, y reconocer con gratitud, los dones de la gracia.
Así como Jesús vistió la toalla de un esclavo, nosotros debemos vestir de humildad al servirnos unos a otros.
Esto es aún más asombroso cuando Jesús continúa a lo largo del capítulo reafirmando quién es Él. Sin duda Él es “Maestro y Señor” (Juan 13:13).
Pero Jesús incluso fue capaz de predecir el futuro, advirtiendo a sus discípulos que estaba a punto de ser traicionado por alguien en la mesa (Juan 13:18-21). ¿Cómo podía Jesús saber el futuro?
La clave está en sus palabras en el versículo 19: “Se lo digo desde ahora, antes de que pase, para que cuando suceda, crean que Yo soy.”
¿Yo soy? Pues sí. Es un atributo de Dios mismo, que Dios declara “el fin desde el principio” (Isaías 46:9-10). Llama “a las generaciones desde el principio”. Dice, “soy el primero, y con los postreros soy” (Isaías 41:4).
Pero hay más. Jesús usa aquí las palabras de Isaías 43:10…
«Ustedes son Mis testigos», declara Yahvé (Jehová), «Y Mi siervo a quien he escogido, Para que me conozcan y crean en Mí, Y entiendan que Yo soy. Antes de Mí no fue formado otro dios, Ni después de Mí lo habrá Yo, Yo soy Yahvé, Y fuera de Mí no hay salvador…»
Mientras Dios el Creador explica lo que sucederá en el futuro, llama a Israel a ser su testigo. Cuando vean que lo que dijo es verdad, sabrán que él es el único Dios verdadero.
¡Y Jesús aplica esto a sí mismo! Cuando los discípulos vean que él conocía el futuro de antemano, lo sabrán. ¡Sabrán que Jesús es el único Dios verdadero!
Y este Dios, hermanos, tomó el lugar de un esclavo para traernos la salvación. ¡Qué Salvador! Como Dios le declaró a Isaías, ¡no hay otro!
¿Por qué no tomarnos el tiempo para meditar en estas verdades, repetidas en Filipenses 2:1-11?
En esta serie meditaremos en el Evangelio de Juan, capítulo a capítulo.
“Estos son escollos ocultos en los ágapes de ustedes, cuando banquetean con ustedes sin temor, apacentándose a sí mismos…”
#1 Nombre en Clave: “Balaam”
El Balaam original era un profeta de una nación rica. Si alguien quería consejo espiritual, Balaam era a quien acudir. Parecía alguien que escuchaba directamente de Dios.
No sólo era un profeta, sino que era un profeta a sueldo. El dinero pareció llegar a su destino; debe haber parecido que realmente tenía la bendición de Dios.
Pero la verdad es que era la riqueza lo que le interesaba más que conocer verdaderamente a Dios. Cuando un rey pagano le ofreció dinero para maldecir a Israel, el pueblo de Dios, lo vio como una oportunidad para ganar dinero y prestigio una vez más.
Finalmente se convirtió en enemigo del pueblo de Dios, llevándolo incluso a la idolatría y la inmoralidad sexual. Aunque no pudo triunfar sobre el plan de Dios, causó mucho daño.
El apóstol Pedro describió al famoso Balaam como un prototipo de falsos maestros en la iglesia de hoy:
Tienen los ojos llenos de adulterio y nunca cesan de pecar. Seducen a las almas inestables. Tienen un corazón ejercitado en la avaricia; son hijos de maldición. Abandonando el camino recto, se han extraviado, siguiendo el camino de Balaam, el hijo de Beor, quien amó el pago de la iniquidad…
“Balaam” es un maestro popular en la iglesia hoy. Sus ojos están puestos en la “libertad” de los mandamientos de Dios, en el beneficio y la comodidad personales. Él dice exactamente lo que dice el mundo: podemos tenerlo todo, aquí y ahora. No hay sacrificio ni sufrimiento por causa del Señor y Su reino. ¡Era tan diferente de Moisés, el líder de Israel en su época!
Por la fe Moisés, cuando ya era grande, rehusó ser llamado hijo de la hija de Faraón, escogiendo más bien ser maltratado con el pueblo de Dios, que gozar de los placeres temporales del pecado.
¡El tiempo es corto para servir a nuestro Señor en esta tierra! Como Pablo escribió:
Y hagan todo esto, conociendo el tiempo, que ya es hora de despertarse del sueño. Porque ahora la salvación está más cerca de nosotros que cuando creímos. La noche está muy avanzada, y el día está cerca. Por tanto, desechemos las obras de las tinieblas y vistámonos con las armas de la luz. Andemos decentemente, como de día, no en orgías y borracheras, no en promiscuidad sexual y lujurias, no en pleitos y envidias. Antes bien, vístanse del Señor Jesucristo, y no piensen en proveer para las lujurias de la carne.
Porque, como siempre, tenemos nuestro ejemplo en Cristo.
Haya, pues, en ustedes esta actitud que hubo también en Cristo Jesús, el cual, aunque existía en forma de Dios, no consideró el ser igual a Dios como algo a qué aferrarse, sino que se despojó a Sí mismo tomando forma de siervo, haciéndose semejante a los hombres. Y hallándose en forma de hombre, se humilló Él mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz.
Estamos tan fácilmente distraídos y ansiosos. ¡Nos preocupamos por tantas cosas! Pero Jesús nos ofrece 8 ayudas para evitar la trampa de la preocupación.
(1) El Valor de la Vida
“Por eso les digo, no se preocupen por su vida, qué comerán o qué beberán; ni por su cuerpo, qué vestirán. ¿No es la vida más que el alimento y el cuerpo más que la ropa?” (Mateo 6:25) Pues, ¡sí! A veces nos preocupamos porque nuestras prioridades están equivocadas.
Hay una tendencia hoy en día en el mundo de los negocios a vivir una vida más simple en algunos aspectos. Tener muy poca ropa y usarla una y otra vez. Algunas personas simplemente toman su ropa de “martes” y ni siquiera piensan en ello. ¿Por qué? Porque les permite pensar en asuntos más importantes en lugar de perder tiempo decidiendo qué ropa ponerse.
Eso puede parecer extremo para la mayoría de nosotros. Pero en verdad, ¿cuánto tiempo pasamos pensando en la ropa, en lugar del carácter y el servicio a los demás?
(2) ¡El Valor de Ti!
“Miren las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros, y sin embargo, el Padre celestial las alimenta. ¿No son ustedes de mucho más valor que ellas?” (Mateo 6:26) Sí, eres tan valioso a los ojos de Dios. Él es tu Padre amoroso (si eres creyente).
¿Recuerda lo que Pablo dijo sobre el amor del Padre? “El que no negó ni a Su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también junto con Él todas las cosas?” (Romanos 8:32) Y nuestro Señor en Mateo 7:11 – “Pues si ustedes, siendo malos, saben dar buenas dádivas a sus hijos, ¿cuánto más su Padre que está en los cielos dará cosas buenas a los que le piden?”
Pedro también explica por qué no debemos preocuparnos en 1Pedro 5:7: “…echando toda su ansiedad sobre Él, porque Él tiene cuidado de ustedes.”
(3) La Inutilidad de la Ansiedad
“¿Quién de ustedes, por ansioso que esté, puede añadir una hora al curso de su vida?” (o “añadir a su estatura un codo”) (Mateo 6:27). ¿La preocupación y la ansiedad mejoran la situación? ¡No, más a menudo lo empeoran!
Ahora recuerda, como hablamos la última vez, hay un buen tipo de “preocupación”. Cuando Timoteo estaba sinceramente interesado (ansioso, preocupado) por la iglesia in Filipenses 2:20, ¿se sentó en su casa y solo pensó en sus problemas? ¡Por supuesto que no! El oro. Preguntó por su bienestar. Se preparó para ayudarlos. Eso es algo bueno: el interés que conduce a la acción.
Pero simplemente pensar en nuestros problemas, o en las cosas malas que nos pueden pasar, esto no sirve para nada, según Jesús.
(4) La Promesa del Padre
“Y por la ropa, ¿por qué se preocupan? Observen cómo crecen los lirios del campo; no trabajan, ni hilan. Pero les digo que ni Salomón en toda su gloria se vistió como uno de ellos. Y si Dios así viste la hierba del campo, que hoy es y mañana es echada al horno, ¿no hará Él mucho más por ustedes, hombres de poca fe?” (Mateo 6:28-30)
¡Es interesante que Jesús mencione la hierba que se quema en el horno! Eso no suena muy alentador. Pero quizás haya un punto importante aquí: que Dios nos da lo que necesitamos para cumplir nuestro propósito. Incluso la hierba tiene un propósito, aunque sea en una vida muy corta. Dios proveerá todo lo que necesitemos en nuestro servicio a Él.
Imagine un general diciéndoles a sus soldados: “Estamos a punto de entrar en batalla. Pídanme cualquier cosa que necesiten y se las proporcionaré”.
Y un soldado se acerca a él. “Señor, me gustaría un auto deportivo rojo nuevo, una linda casa con una alberca, una hamburguesa doble con queso y unas papas fritas.”
El soldado se perdió el punto, ¿no? El general no está complaciendo sus placeres egoístas. Dios tampoco promete darnos lo que queremos usar para nuestros propósitos pecaminosos (Santiago 4:3).
Pero Dios sí provee – abundante y generosamente – para Su pueblo. De hecho, ¡a veces Él responde incluso antes de que preguntemos (Isaías 65:24)! A veces Él responde antes de que sepamos lo que necesitamos.
Hay cuatro más, ¡pero eso es suficiente para meditar por ahora! ¡Hasta la próxima!
Amas al Señor Jesús, quieres servirle. Pero, ¿alguna vez te encuentras muy distraído? ¿Preocupado? Sí, es una situación bien común. Y el Señor tiene una enseñanza que nos puede ayudar mucho.
Vamos a echar un vistazo más de cerca a las palabras de Jesús en Mateo 6:25-34. Son palabras bien conocidas y palabras hermosas, casi como poesía.
Una palabra clave aquí es “preocuparse” (en la Reina Valera “afanar”)…
Por eso les digo, no se preocupen por su vida, qué comerán o qué beberán; ni por su cuerpo, qué vestirán. ¿No es la vida más que el alimento y el cuerpo más que la ropa?
La pregunta clave, entonces, es – ¿de qué tipo o clase de “preocupación” estamos hablando? Como vamos a ver, en el contexto de Mateo 6, hablamos de algo malo – podríamos decir, esta es una preocupación que es una distracción de nuestro servicio al Señor Jesús.
Jesús nos da algunos mandamientos directos aquí – tres negativos, sobre la preocupación, y uno positivo.
Por eso les digo, no se preocupen por su vida, qué comerán o qué beberán; ni por su cuerpo, qué vestirán. ¿No es la vida más que el alimento y el cuerpo más que la ropa?
Pues, sí, la vida es mucho más que ropa y alimento. Debemos cambiar el estado de nuestro corazón – nuestra actitud. Siempre corremos el peligro de dar más prioridad a la ropa y la cena de lo que deberíamos.
Por tanto, no se preocupen, diciendo: “¿Qué comeremos?” o “¿qué beberemos?” o “¿con qué nos vestiremos?”
Primero, Jesús nos pide que pensemos en nuestros corazones. Ahora, nos pide que pensemos en nuestras bocas. ¿Qué nos decimos a nosotros mismos y a los demás? ¿Estamos llenos de quejas? ¿Estamos mostrando a otros nuestro descontento y falta de agradecimiento y confianza en Dios (Hebreos 13:5)?
Finalmente, nuestro Señor nos pide que pensemos en nuestro futuro.
Por tanto, no se preocupen por el día de mañana; porque el día de mañana se cuidará de sí mismo. Bástenle a cada día sus propios problemas.
Quizás este sea un resumen de los otros dos. Tu corazón, tu boca: tu actitud de preocupación se debe a que estás demasiado concentrado en el futuro y en lo que podría suceder. Es una falta de confianza en que Dios tiene el futuro en sus manos.
Pero Jesús también nos da este maravilloso mandamiento positivo:
Pero busquen primero Su reino [el reino del Padre] y Su justicia, y todas estas cosas les serán añadidas.
¿Qué significa buscar primero? ¿Significa que debo buscar el reino del Padre a las 8:00am, y el resto del día no importa? ¿Es esto una cuestión de prioridades? ¿O un objetivo final?
Muchas veces escuchamos que Dios debe ser “el primero” en nuestras vidas. Pero mira, Dios no es parte de una “lista de prioridades”. Si Dios está en la lista, Él es la lista. Él es la última y única prioridad. ¿Me explico?
Buscar el reino de Dios primero no significa primero en tu día, o un poco más que buscas otras cosas. Significa que el reino de Dios es el objetivo final de cada momento de tu vida.
Las palabras de Jesús a Marta son una ayuda aquí:
Marta, Marta, tú estás preocupada y molesta por tantas cosas; pero una sola cosa es necesaria, y María ha escogido la parte buena, la cual no le será quitada.
Sí, pensamos en muchas cosas cada día. Pero, ¿qué es “la buena”? Es buscar al Señor, y Su Palabra – Su reino. Como María, escuchando a Jesús en su casa. “Una sola cosa”.
Tal vez estés pensando: ¡eso es muy fácil de decir, pero muy difícil de hacer! ¡La preocupación es parte de mi vida!
No te preocupes (ja ja), Jesús nos va a dar ocho “ayudas” para llevarnos a la obediencia en este asunto. Él es bueno y es misericordioso. Podría habernos enviado un libro de reglas, pero la Biblia es mucho más que eso. Está lleno de “ayudas” para nosotros los seres humanos. ¡Hablaremos de las ayudas en este pasaje la próxima vez!
Aquí encontramos las famosas palabras de Isaías 53:5:
Pero Él fue herido por nuestras transgresiones, Molido por nuestras iniquidades. El castigo, por nuestra paz, cayó sobre Él, Y por Sus heridas hemos sido sanados.
Bueno, primero, ¿quién es “nosotros”? Es bien claro en el versículo 6:
Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, Nos apartamos cada cual por su camino; Pero el SEÑOR (Yahvé) hizo que cayera sobre Él La iniquidad de todos nosotros.
¿La respuesta? Todos nosotros. Y todos nosotros nos hemos dispersado como ovejas, nos hemos ido por nuestro propio camino, hemos desobedecido, pecado.
Isaías 53:5 usa dos palabras. (1) Transgresiones: Rebelión (contra Dios). Actos de rebelía. Un abuso de confianza. (2) Iniquidades: Maldad. Crímenes (contra Dios). Los pecados que nos hacen culpables.
Todos somos culpables ante Dios, sin excepciones. Todo el mundo ha hecho al menos una cosa en contra de la ley de Dios, no, muchas cosas. En nuestros pensamientos, palabras y obras. Por eso, merecemos el “castigo”.
¿Qué es el castigo? Bueno, el este versículo habla de heridas, pero hay más.
Por opresión y juicio fue quitado; Y en cuanto a Su generación, ¿quién tuvo en cuenta Que Él fuera cortado de la tierra de los vivientes Por la transgresión de mi pueblo, a quien correspondía la herida?
Sin hijos, sin descendencia. Porque “fuera cortado de la tierra de los vivientes”.
El castigo por la transgresión del pueblo era la muerte.
Pero aquí tenemos palabras de esperanza también. (1) Paz: Seguridad, salvación, salud, plenitud. (2) Sanados: Restaurado. Se quitan las enfermedades, los defectos y las heridas.
¿El resultado de “Sus” heridas y muerte? Nuestra sanación y vida. Por supuesto, estamos hablando de la curación del pecado, del castigo.
¿Cómo puede ser esto? ¿Quién es él?
De hecho, para encontrar la respuesta necesitamos ir al capítulo anterior. En el capítulo 52, encontramos que él es el Siervo de Yahvé (Isaías 52:13).
Pero por la descripción en el capítulo 53, sabemos quién es Él.
cuando Él se entregue a Sí mismo como ofrenda de expiación, verá a Su descendencia, prolongará Sus días (53:10) – ¡Está vivo de nuevo!
Mi Siervo, justificará a muchos, y cargará las iniquidades de ellos (53:11)
Por tanto, Yo le daré parte con los grandes y con los fuertes repartirá despojos (53:12) – Exaltado por Dios
¿Quién fue herido físicamente y asesinado, y sin embargo fue a Su muerte voluntariamente, sin “abrir Su boca” para contraatacar? ¿Quién resucitó y fue exaltado por Dios Padre (Filipenses 2:5-11)? ¿Quién murió por nuestros pecados, para traernos la salvación?
Siete siglos antes de Jesús, el profeta Isaías vio que Él vendría, moriría voluntariamente en una cruz y salvaría a los que en Él confían.
Este es un pasaje muy personal para los que conocemos a Cristo. Habla de nosotros y de nuestra vergüenza, y de cómo Él quitó nuestra vergüenza. ¿Conoces al Salvador?
Aunque todavía no es perfecta, nuestro Señor Jesús la está purificando y algún día la veremos en toda su belleza eterna.
Mientras tanto, amo la iglesia local. ¡Y tú también deberías! ¿Por qué?
(Nota: No todos estos textos hablan directamente de la iglesia local del Nuevo Testamento. Sin embargo, la asamblea de Dios es algo que ha existido por mucho más tiempo que el libro de los Hechos. El Nuevo Testamento continúa la enseñanza de la santa asamblea. Y así aprendemos sobre el pueblo de Dios y nuestras congregaciones de toda la Biblia.)
Unión y compañerismo.
El mundo quiere separar a las personas. División entre razas. División entre culturas. División en familias. División entre generaciones. ¡Pero Jesús nos une! Incluso si una persona entiende cómo usar la tecnología moderna y otra no. Incluso si alguien es atlético y otro está en silla de ruedas. Incluso si alguien es rico y otro no lo es. Pueden hablar cara a cara y adorar juntos. Y podemos aprender unos de otros.
Y aun en la vejez y las canas, no me desampares, oh Dios, Hasta que anuncie Tu poder a esta generación, Tu poderío a todos los que han de venir.
El mundo alaba todo tipo de cosas, a menudo cosas que no merecen nuestro elogio. El mundo depende de todo tipo de cosas, a menudo cosas que nos fallan. ¡Pero el Señor merece nuestra alabanza y agradecimiento! Por supuesto, podemos alabarlo en nuestras propias habitaciones en casa. ¡Pero la Biblia nos recuerda cuán valioso es alabarlo en la congregación!
Hablaré de Tu nombre a mis hermanos; En medio de la congregación te alabaré.
La Biblia no nos promete riqueza y salud constantes en este mundo. Pero aprender juntos de la Palabra de Dios conduce a la prosperidad, a veces física y temporal, pero siempre eterna. La iglesia primitiva aprendió de las epístolas, por supuesto. Pero también se reunieron físicamente, “y se dedicaban continuamente a las enseñanzas de los apóstoles” (Hechos 2:42).
Por eso Salmo 1 nos anima a estar con el pueblo de Dios, ya no estar en “el consejo de los impíos” (Salmo 1:1). No, aprendemos cómo vivir en el mundo real de la Palabra de Dios.
Vida.
De hecho, a pesar del éxito temporal, podemos ver que el mundo se está consumiendo. Pero en la congregación, experimentamos la vida de Dios, aunque no se completará hasta la eternidad.
De hecho, es una maldición sobre los impíos cuando son excluidos de la asamblea.
Por tanto, no se sostendrán los impíos en el juicio, Ni los pecadores en la congregación de los justos. Porque el SEÑOR conoce el camino de los justos, Pero el camino de los impíos perecerá.
Juntos recordamos la bondad de Dios. ¡Celebramos! ¡Nos regocijamos! El mundo quiere que mantengamos nuestros ojos fuera de Dios. Tenemos la tentación de centrarnos en nuestros propios problemas. Pero luego escuchamos a alguien más compartir acerca de la bondad de Dios en sus vidas, y nos sentimos alentados.
Exáltenlo también en la congregación del pueblo, Y alábenlo en la reunión de los ancianos.
La iglesia local nos enseña cómo cuidarnos unos a otros. Abrimos nuestros hogares a los demás. Incluso el servicio de adoración en sí mismo es una forma de hospitalidad, ya que nos reunimos y nos amamos unos a otros (Romanos 12:9-13).
Podemos vernos a nosotros mismos como extraños, extranjeros, sin amor. Pero luego nos convertimos en parte de una familia y de un pueblo. Las familias se juntan y permanecen juntas.
Por eso Pablo quería que los creyentes se saludaran “con beso santo” (1Tesalonicenses 5:26). Y Juan sabía que su alegría no sería plena comunicándose por carta, necesitaba ver a sus hermanos cara a cara (2Juan 12).
Así pues, ustedes ya no son extraños ni extranjeros, sino que son conciudadanos de los santos y son de la familia de Dios.
Nos expresamos al Señor a través del canto. Tal vez no todos somos grandes cantantes. Tal vez no amamos todas las canciones. Pero estamos juntos, en armonía, adorando al Señor y cantándole a Él y unos a otros.
¡En el mundo, hay música en todas partes! En películas, redes sociales, partidos de fútbol, en el mercado, en la calle. Pero, ¿cuánto alaba algo verdaderamente digno y hermoso (Filipenses 4:8)?
Que la palabra de Cristo habite en abundancia en ustedes, con toda sabiduría enseñándose y amonestándose unos a otros con salmos, himnos y canciones espirituales, cantando a Dios con acción de gracias en sus corazones.
La Escritura nos recuerda que no debemos dejar de reunirnos. Hay muchas razones para esto, pero una es la exhortación.
Consideremos cómo estimularnos unos a otros al amor y a las buenas obras, no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos unos a otros, y mucho más al ver que el día se acerca.
Muy a menudo en nuestra vida diaria se nos dice que hagamos el mal, cosas que no agradan al Señor, cosas que son destructivas. ¡Qué diferencia tan refrescante estar entre personas que aman al Señor!
A medida que las cosas empeoran en el mundo, nos reunimos más, según Hebreos. ¡Porque necesitamos que nos animen a hacer buenas obras! Y trabajamos juntos para servir al Señor en nuestras comunidades. ¿Has hecho de reunirse juntos una prioridad más alta, ya que la vida se ha vuelto más difícil?
Sí, a veces nos fallamos unos a otros. Pero somos una comunidad de perdón, porque nuestro Salvador es el modelo. Entonces, a pesar de sus imperfecciones, amamos a la Iglesia. Porque Cristo la ama.
¡Así que por favor, creyente, únete a tu congregación este fin de semana! ¡No porque estés en un grupo perfecto, sino porque tienes un Señor perfecto, digno de adoración! Y él nos ha diseñado para estar en la comunidad del pueblo de Dios.
Este es un artículo escrito por mi padre, Robert Cottrill, sobre los conceptos básicos para crecer en la vida cristiana. Espero que te sea de ayuda.
Los Principios del Aprendiz-Siervo: Los Fundamentos del Discipulado Cristiano
Así como la historia independiente de uno comienza con el nacimiento en el mundo (un nacimiento físico), la vida cristiana debe comenzar con un nuevo nacimiento, un nacimiento espiritual (Juan 1:12-13; 3:3, 14-18, 36). La salvación mediante la fe personal en Cristo es el punto de partida de una nueva vida. Pero aunque esto es importante, no es nuestro destino final, sino el comienzo de un viaje. Delante de nosotros se encuentra el camino del discipulado.
Hacer discípulos para (y a) Cristo es una tarea fundamental encomendada a la iglesia. Debemos hacer “discípulos de todas las naciones” (Mateo 28:18-20). Esas son las órdenes de marcha que el Señor nos dejó en Su ascensión, una tarea que continuará “hasta el fin del mundo”. El corolario lógico de la necesidad de hacer discípulos es que el discipulado es un aspecto o función básica de la vida cristiana.
Debe recordarse que la salvación es una cuestión tanto de posición como de condición. Nuestra posición se refiere a lo que Dios nos acredita cuando ponemos nuestra fe en Cristo. Tiene que ver con el registro eterno del cielo. Según la Palabra de Dios, somos eternamente justificados, hijos de Dios, coherederos con Cristo, ciudadanos del cielo, et cetera. Somos “en Cristo”, posicionalmente, y hemos sido hechos “completos en Él” (Colosenses 2:10). Necesitamos entender la riqueza de nuestra posición, pero en su mayor parte ese no es el aspecto de ser cristiano del que estamos hablando aquí.
Los siete principios a continuación se relacionan con nuestra condición o nuestro estado en la experiencia diaria. A diferencia de mi posición legal “en Cristo”, tienen que ver con la revelación de “Cristo … en mí” (Gálatas 2:2) y el crecimiento del creyente a través del proceso de discipulado. A diferencia de nuestra posición, que es constante e inmutable, porque Dios nos ve en Cristo que nunca cambia, nuestra condición puede variar. Dependerá de la consistencia de nuestro andar diario en el Espíritu si Cristo es visto en nosotros o no (Gálatas 5:25).
La palabra griega para discípulo (mathetes) describe a alguien que es un aprendiz. Y es evidente que aprender de Cristo conducirá en última instancia a que la semejanza de Cristo se reproduzca en nosotros. En ese sentido, él se nos presenta como el Siervo maestro (Marcos 10:45; Filipenses 2:7). Entonces, ser un discípulo implicará ser tanto un aprendiz como un siervo. (En los principios que siguen, el término aprendiz-siervo se usará como sinónimo descriptivo de la palabra “discípulo”). El ministerio fructífero para Dios es un aspecto inseparable del discipulado. “Les he dado ejemplo”, dice Jesús, “para que como Yo les he hecho, también ustedes lo hagan.” (Juan 13:15; cf. vv. 3-5, 14, 35). “En esto es glorificado Mi Padre, en que den mucho fruto, y así prueben que son Mis discípulos” (Juan 15:8).
El llamado al discipulado es un llamado a la disciplina personal y la abnegación (Lucas 9:23; Lucas 14:27). (La palabra en español matemáticas proviene de una forma del griego mathetes. Por lo tanto, el término connota una vida estructurada gobernada por reglas específicas.) La disciplina marca el camino del aprendizaje, mientras que la abnegación está en el corazón del servicio. Ambos nos imponen limitaciones. La disciplina excluye aquellas cosas que obstaculizan el aprendizaje y el crecimiento, mientras que la abnegación dice “No” a aquellas cosas que desviarían nuestro servicio. Por lo tanto, por su propia naturaleza, el discipulado no puede ser simplemente un extra. Requiere un lugar significativo y ampliamente influyente en nuestras motivaciones (Romanos 15:3).
Principio #1 – El Concepto del Aprendiz-Siervo: Aprender y Servir
Las responsabilidades de vida del hijo de Dios involucran dos dimensiones que se cruzan. Por el poder del Espíritu Santo que mora en él, debe aprender, crecer en la gracia1 y ser un siervo fiel del Señor2. Aprendiz de Dios a través de Su Palabra y siervo de Dios entre creyentes e incrédulos. Aunque estas dos funciones se pueden definir y analizar por separado, están fundamentalmente vinculadas. Hay un sentido real en el que aprendemos para servir (ver 2Timoteo 2:2,15; 3:14-17). Al enseñarnos, Dios nos confía una mayordomía para ser usada por Él.
Principio #2 – El Propósito del Aprendiz-Siervo: Glorificar a Dios
El Señor ha hecho todo lo que existe para Su propio placer3 y Su propia gloria4. La Asamblea de Westminster lo dijo hace siglos: “El fin principal y más noble del hombre es el de glorificar a Dios y gozar de él para siempre”. El diseño del Señor para el aprendiz-siervo es parte de ese gran propósito que todo lo incluye: glorificar a Dios. Debemos hacer “todo para la gloria de Dios” (1Corintios 10:31), y que “todo” que “hacemos” puede definirse ampliamente como nuestro servicio para el Señor.5
Principio #3 – La Prioridad del Aprendiz-Siervo: Ser un Discípulo
Ser discípulo de Jesucristo no es simplemente una de las muchas facetas diferentes de la vida. Es convertirse en el núcleo central y la motivación de todo lo que hacemos. Por ejemplo, un hombre no es un padre, un vendedor y un aprendiz-siervo. Él es un aprendiz-siervo en el hogar y en el trabajo, y en todas partes.6 Siendo así, el desarrollo de aprendices-siervos también debe ser fundamental para el propósito de cualquier forma de entrenamiento cristiano. Ya sea que esto se traduzca o no en una medida de tiempo (la mayoría de las horas dedicadas), definitivamente será una perspectiva dominante. Veremos que todo lo que hacemos influye en el proceso de discipulado en nosotros mismos y en los demás.7
Principio #4 – La Perspectiva del Aprendiz-Siervo: Probar Todo por las Escrituras
Ninguna cualidad, idea o acción puede evaluarse con precisión hasta que se ve desde la perspectiva de Dios (Mateo 4:4; Colosenses 2:4,8; 3:10,16). El humanismo se basa en la mentira de Satanás de que el hombre no necesita a Dios, que puede, de hecho, ser su propio dios (Génesis 3:5; Isaías 14:12-15; Romanos 1:25; 2Tesalonicenses 2:3-12; cf. Proverbios 14:12). La fe cristiana se basa en una premisa totalmente opuesta: que toda “verdad” debe estar sujeta a lo que Dios dice en su Palabra. “Por la fe entendemos” (Hebreos 11:3; cf. Proverbios 9:10; 28:5). Nuestro objetivo debe ser ver la vida de manera coherente desde el punto de vista de Dios.
Con la verdad de la revelación de Dios como su autoridad final, el aprendiz-siervo evalúa todo de acuerdo con tres pruebas o parámetros bíblicos. Se podría decir que él ve todo a través de tres lentes bíblicos: el propósito de Dios8, la autoridad de Dios,9 y el poder de Dios.10
Principio # 5 – El Carácter del Aprendiz-Siervo: Ser como Jesús
Fuimos hechos a imagen de Dios en el principio, y es Su deseo que reflejemos una semejanza a Su Hijo (Génesis 1:26-27; Romanos 8:29; Gálatas 4:19; Efesios 4:13). Ser formado a la semejanza de Cristo, a través del proceso de discipulado, significará que el carácter del aprendiz-siervo mostrará cada vez más cuatro cualidades clave: fe en11 y obediencia a12 Dios, sabiduría piadosa,13 y amor cristiano.14
11 La fe cristiana se basa en la verdad de Dios revelada en Su Palabra infalible (Mateo 24:35; Juan 5:46; 17:17; Romanos 4:21; 10:17; Hebreos 11:6). La Biblia proporciona una base sólida sobre la cual se puede construir la fe (cf. Lucas 6:46-49). 12 En reconocimiento de la propiedad de Dios y la autoridad soberana sobre él, el aprendiz-siervo acepta y se adhiere a Su norma de conducta (Salmo 24:1; Santiago 4:13-15; 1Juan 2:15-17); ver también Principio #4, Nota 2). La sumisión a la autoridad de Dios mediante la obediencia a Su Palabra se convierte en la base de nuestro estándar moral. 13 La Palabra de Dios nos ayuda a establecer un sistema de valores eternos que comprende Su propósito y diseño (Romanos 8:28-29; Efesios 2:6-7,10; Proverbios 9:10; y vea el Principio #4, Nota 1). El aprecio por el propósito de Dios forma la base de nuestros valores y prioridades en la vida. Cuando ese entendimiento se aplica a la experiencia diaria, el resultado es una demostración de sabiduría piadosa. 14 El amor puede definirse como la entrega sacrificada de uno mismo por el bien y la bendición de otro (1Corintios 13:4-8; cf. Juan 3:16). Es posible gracias a la habilitación misericordiosa de Dios (1Crónicas 29:11-14; Mateo 22:37-40; Juan 8:42; Romanos 5:5; 13:8-9; 2Corintios 5:14; Efesios 4:15-16; 5:2;Colosenses 3:14; y ver Principio #4, Nota 3). El poder de Dios es la fuente y el recurso principal de nuestro potencial para amar. Sus generosos dones de tiempo, talentos y tesoros cumplen el propósito por el cual fueron dados cuando fluyen a través de nosotros, de regreso al Señor y hacia los demás. Esa es la esencia del amor (Juan 13:34-35; 14:15,21,23; Gálatas 6:2,9-10; 1Juan 2:5; 3:14-18; 4:20-21).
La Biblia también describe lo que sucede cuando el hombre trata de convertirse en su propio dios y en su propia fuente de verdad, determinando sus propios valores y normas, y confiando en su propio potencial humano (Proverbios 14:12; cf. Isaias 53:6a). ; Juan 5:39-44). De hecho, estas áreas corresponden a las categorías básicas de pecado: incredulidad y autogobierno, materialismo y sensualidad. Son evidentes en el primer pecado en Génesis 3:6: “Bueno para comer” (para satisfacer las ansias de la carne), “agradable a los ojos” (una perspectiva materialista), “deseable para alcanzar sabiduría” (autogobierno). Y todo esto tiene sus raíces en el rechazo de la verdad revelada de Dios (vv. 1, 4).
O piense en las tres categorías en 1Juan 2:15-17: “la pasión de la carne” (sensualidad, un abuso de potencial), “la pasión de los ojos” (materialismo: lo que veo es lo que quiero, un distorsión de valores), “y la arrogancia de la vida” (autogobierno que marca su propio norma). O vea Hebreos 12:15-16: “ninguna raíz de amargura” (proveniente del autogobierno y una violación percibida de “mis derechos”), “persona inmoral” (la sensualidad), o “profana” (una que devalúa las cosas de valor superior como lo hizo Esaú: el materialismo).
Una palabra que se utiliza a veces en la educación cristiana es la integración. Proviene de la palabra latina integratus, que significa hacer total o completo. El desarrollo y crecimiento que tiene lugar a medida que aprendemos de la Palabra de Dios (1Pedro 2:2) junta todas las piezas en su relación y equilibrio adecuados. Y la vida solo puede integrarse completamente y adecuadamente dentro de una infraestructura bíblica (Deuteronomio 8:3). Para decirlo de otra manera, nadie puede estar verdaderamente completo y satisfecho hasta que haya ajustado su vida al propósito, la autoridad y el poder de Dios.
Para ver cuánto tiene que decir la Biblia sobre la vida integrada, considere que este es a menudo el significado y la intención de la palabra “perfecto” en la NBLA o RV60. Dios tiene Su perfecta voluntad para nosotros (Romanos 12:2), que une todos los hilos enredados de la vida para formar un tapiz de gran belleza. La aplicación de Su Palabra a la vida produce personas “perfectas” (2Timoteo 3:16-17), donde la palabra no se usa en el sentido de perfección sin pecado, sino de madurez y plenitud. Dado que Cristo es el ejemplo supremo de tal integración en carácter y conducta, podemos resumir el ideal con la frase semejanza a Cristo.
Principio #6 – La Esfera del Aprendiz-Siervo: Vivir y Servir Donde Dios lo Ponga
El aprendiz-siervo vive en varias esferas que a veces se superponen, dentro de las cuales tiene las responsabilidades que Dios le ha dado. Las cuatro “esferas” más comunes son: el hogar (Colosenses 3:18-20), la iglesia local (Colosenses 3:12-16), el lugar de trabajo (Colosenses 3:22–4:1) y el comunidad, que por extensión se convierte en la nación y el mundo (Colosenses 4:5-6). (1Pedro 2:4-3:7 cubre las mismas cuatro áreas). Dado que a veces nos relacionamos con las mismas personas en más de una esfera, habrá cierta superposición. Pero lo importante es vivir para el Señor consistentemente donde estamos (cf. la parábola del buen samaritano, Lucas 10:25-37).
Además de vivir dentro de varias esferas superpuestas, el aprendiz-siervo también funcionará como parte de una cadena de mando y un círculo de amor. La cadena de mando describe a las personas que están por encima de nosotros ante quienes somos responsables y a las que están por debajo de nosotros de quienes somos responsables. El círculo del amor está compuesto por aquellos individuos dentro de una esfera particular a quienes tenemos la oportunidad de demostrar un amor como el de Cristo.
Debido a la superposición, la cadena de mando no siempre es simple y directa. Además, se verá que aquellos en nuestra cadena de mando también se vuelven parte de nuestro círculo de amor. Los dos, por tanto, no definen dos grupos exclusivos y separados, sino más bien dos formas de relacionarse con las personas. Ambos aspectos se pueden ver en muchas Escrituras (por ejemplo, Juan 13:34-35; 14:15; Romanos 13:1-4, 8-10; 1Tesalonicenses 5:12-13; 1Juan 3:23).
Si viviéramos en una teocracia, con toda la sociedad operando consistentemente sobre principios bíblicos, la sumisión dentro de la cadena de mando en cualquier esfera no presentaría ninguna amenaza de compromiso. Sin embargo, todavía no vivimos en un mundo ideal. Puede haber ocasiones en las que obedecer a un superior nos involucre en una desobediencia directa a Dios. En tales ocasiones, una apelación cortés al que tiene la autoridad puede revelar cierta flexibilidad: una disposición de aceptar una alternativa creativa para alcanzar una meta legítima. Sin embargo, si esto no es posible, debemos obedecer a Dios con humildad, aceptando las consecuencias (Hechos 5:28-29, 40-42).
Principio #7 – La Función del Aprendiz-Siervo: Alabar, Edificar y Testificar
Cada aprendiz-siervo ha sido dotado de manera única por el Señor para cumplir tres funciones principales: la exaltación de Dios (adoración), la evangelización de los perdidos y la edificación (desarrollo) de los creyentes y, en algunos aspectos, también de los incrédulos. (Se verá de inmediato que estos tres no solo definen el funcionamiento del aprendiz-siervo individualmente, sino que resumen el trabajo de la iglesia local).
Un Creador todo-sabio le ha dado a cada aprendiz-siervo un complejo de dones únicos, preparándolo para hacer una contribución única en el mundo (Génesis 1:26-27; Salmo 139:13-16; Romanos 12:4-8; 1Corintios 12:14-27). Al percibir la vida desde una perspectiva bíblica, debe interactuar con el mundo que lo rodea (y por encima de él) de tres maneras principales.
Por palabra y obra, el aprendiz-siervo debe traer alabanza y gloria a Dios (Salmo 29:2; 45:11b; y vea Principio #2). “A los tales busca el Padre para que le adoren” (Juan 4:23-24). Y Dios es glorificado no solo por nuestras acciones, sino por nuestro mismo ser. Él es glorificado en nosotros cuando nosotros, sus portadores de la imagen, reflejamos la belleza de su carácter. Él es glorificado en nosotros cuando cumplimos el diseño y el propósito para el que fuimos creados, porque así demostramos Su infinita sabiduría y bondad al hacernos como somos.
Cuando la vida del discípulo de Cristo se define de esta manera, solo podemos decir con Pablo: “para estas cosas, ¿quién está capacitado?” (2Corintios 2:16). La respuesta es que debemos depender del Espíritu de Dios quien mora en cada creyente nacido de nuevo (2Corintios 3:5). Muchos pasajes de las Escrituras nos aseguran que el Espíritu Santo provee todo lo que se necesita (Hechos 1:8; 1Corintios 2:12-13; 3:5-10; 15:10; 2Corintios 3:18; Gálatas 5:22-23; Colosenses 1:28-29; 1Juan 4:4). En este sentido, la Biblia habla de ser lleno del Espíritu y caminar en el Espíritu.
Efesios 5:18 dice: “sean llenos del Espíritu”. Es un mandato, y el tiempo verbal sugiere una responsabilidad continua; literalmente es: sean siendo llenado, sigan siendo llenado. Es útil saber que la palabra griega para “lleno” también puede significar satisfecho. A medida que el poder del Espíritu se vuelve operativo en nosotros y “llena” cada área de nuestra vida sin obstáculos por el yo y el pecado, él cumple en nosotros el propósito para el cual Dios nos ha creado. Esta llenura y satisfacción ocurre mientras caminamos en el Espíritu.
Gálatas 5:16 dice: “anden por el Espíritu, y no cumplirán el deseo de la carne”. Andar es la imagen común de la Biblia para una vida de fe y obediencia paso a paso hacia Dios. Eso define cómo se apropia y se mantiene la llenura del Espíritu. Llenar es lo que hace Dios; caminar es lo que hacemos. Mientras caminamos, él nos llena. Mientras él se llena, caminamos.
Los dos aspectos se relacionan con los ejes principales del diagrama aprendiz-siervo. El Espíritu Santo nos llena para lograr el propósito de Dios por su poder. El creyente camina por fe en la revelación de la Palabra de Dios y obedece a Su autoridad soberana. Como dice Filipenses: “ocúpense en su salvación con temor y temblor” (Filipenses 2:12). Ocúpate, andando en el Espíritu, en lo que Dios está haciendo en tu interior. “Porque Dios es quien obra en ustedes [por su poder] tanto el querer como el hacer, para Su buena intención [cumpliendo su propósito]” (2:13). Esta última es la esencia de Su ministerio de llenarnos.
La relación entre ser lleno y andar también se revela por el hecho de que Efesios 5:18 y Colosenses 3:16 son textos paralelos, como se ve en el contexto de cada uno. “Ser lleno”, esa es la parte de Dios. “Que la palabra de Cristo habite en abundancia en ustedes [que encuentre un hogar en su corazón]” – esa es nuestra parte, cumplida a través de nuestro continuo andar de fe y obediencia (cf. Colosenses 2:5-7). “El que pone atención a la palabra hallará el bien, y el que confía en el SEÑOR es bienaventurado” (Proverbios 16:20).
Un pensamiento final. A lo largo de los años, he descubierto que los diagramas compartidos anteriormente brindan una forma útil de comprender y analizar las Escrituras. Estos patrones se repiten una y otra vez. Si los utiliza y los encuentra útiles, ¿por qué no pasar el material a otras personas?
Sean afectuosos unos con otros con amor fraternal; con honra, dándose preferencia unos a otros. No sean perezosos en lo que requiere diligencia. Sean fervientes en espíritu, sirviendo al Señor, gozándose en la esperanza, perseverando en el sufrimiento, dedicados a la oración, contribuyendo para las necesidades de los santos, practicando la hospitalidad.
Bendigan a los que los persiguen. Bendigan, y no maldigan. Gócense con los que se gozan y lloren con los que lloran. Tengan el mismo sentir unos con otros. No sean altivos en su pensar, sino condescendiendo con los humildes. No sean sabios en su propia opinión.
Nunca paguen a nadie mal por mal. Respeten lo bueno delante de todos los hombres. Si es posible, en cuanto de ustedes dependa, estén en paz con todos los hombres. Amados, nunca tomen venganza ustedes mismos, sino den lugar a la ira de Dios, porque escrito está: «Mía es la venganza, Yo pagaré», dice el Señor. «Pero si tu enemigo tiene hambre, dale de comer; y si tiene sed, dale de beber, porque haciendo esto, carbones encendidos amontonarás sobre su cabeza». No seas vencido por el mal, sino vence el mal con el bien.
Pablo comienza hablando de la idea del honor. ¿Y qué es el honor? “Dándose preferencia unos a otros”. Esto me recuerda al Filipenses 2:3-4 – “cada uno de ustedes considere al otro como más importante que a sí mismo”. ¡Qué importante – y qué difícil!
Unas ideas prácticas: “…contribuyendo para las necesidades de los santos, practicando la hospitalidad.” ¿Cómo podemos poner esto en la práctica?
Otro desafío para nosotros esta semana: “Gócense con los que se gozan y lloren con los que lloran.” ¿Cómo podríamos hacer esto activamente?
A continuación, Pablo habla de los humildes. ¿Por qué la gente no asocia con los humildes?
Hay más aquí que solo servir a otros creyentes. “Bendigan a los que los persiguen.” ¡Guau! ¿Tienes personas que actúan de manera malvada contigo?
De hecho, eso es un tema importante en la última parte del texto (Romanos 12:17-21). “Si es posible, en cuanto de ustedes dependa, estén en paz con todos los hombres.” Esto puede ser difícil. Pero el Espíritu Santo quiere que vivamos incluso más allá de la “paz”, pero que bendiga activamente a las personas que nos rodean, incluso cuando nos pagan con maldad.
Piensa en estos desafíos esta semana. Y la próxima vez continuaremos mirando lo que el Señor nos dice acerca de vivir con quienes nos rodean.
No usa “vanas repeticiones” (RV60) / “repeticiones sin sentido” (NBLH) / “hablen sólo por hablar” (NVI). Dios no va a escucharte mejor porque hablas más. En lugar, de acuerde con 1Corintios 14:15, tenemos que orar con el entendimiento. La oración no se trata solo de repetir palabras y frases especiales. Jesús enseñó en contra de esta práctica.
Si observo iniquidad en mi corazón, El Señor no me escuchará. Pero ciertamente Dios me ha oído; Él atendió a la voz de mi oración. Bendito sea Dios, Que no ha desechado mi oración, Ni apartado de mí Su misericordia
De acuerdo con este salmo, ¿cuando no escucha Dios a nuestras oraciones?
Por nada estén afanosos; antes bien, en todo, mediante oración y súplica con acción de gracias, sean dadas a conocer sus peticiones delante de Dios. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará sus corazones y sus mentes en Cristo Jesús.
Ten una actitud de confianza en Dios y gratitud – no estés afanosos.
Entonces, ¿cómo debo orar?
Bueno, según 1Tesalonicenses 5:17, oren sin cesar. Durante todo el día, podemos estar en constante conversación con Dios. Y de Hechos 2:42 aprendemos que debemos orar a solo, pero también con otros creyentes.
Cuando continuamos nuestro estudio, hablaremos sobre la oración más famosa de la Biblia: el Padre Nuestro. Jesús tiene mucho que enseñarnos sobre cómo orar. ¡Hasta la próxima!