“Una profeta … más que un profeta.” Así describió Jesús a Juan el Bautista en Lucas 7:26. Juan fue un gran profeta en muchos sentidos, y esto es especialmente claro en el primer capítulo de Juan.
¿Cómo? Buen, a Juan se le hacen cinco preguntas en este capítulo; observe cómo responde:
Q. ¿Quién eres tú? (¿Cómo responderías? Probablemente diría algo sobre mí o mi misión. Pero Juan no…)
A.Yo soy la voz del que clama en el desierto: “Enderecen el camino del Señor”, como dijo el profeta Isaías. (cf. Isaías 40:5 – nota – el “Señor” que viene es Yahvé – en este caso, habla de Jesucristo.)
Q. Entonces, ¿por qué bautizas, si tú no eres el Cristo, ni Elías, ni el Profeta?
A.Yo bautizo en agua, pero entre ustedes está Uno a quien ustedes no conocen. Él es el que viene después de mí, a quien yo no soy digno de desatar la correa de la sandalia.
¡”El testimonio de Juan”! (Juan 1:19) Se le hacen 5 preguntas, todas sobre él mismo. Aparte de dos simples respuestas negativas, ¡él responde señalando al Señor Jesús en lugar de a sí mismo! Tenía una mente disciplinada para concentrarse en las cosas más importantes de la vida. Tenía el propósito decidido de exaltar a Jesús en lugar de promocionarse a sí mismo.
Ellos ni siquiera mencionaron a Cristo, pero él sí – de inmediato. Luego señaló la venida de Yahvé y la necesidad del arrepentimiento en Isaías 40. Y finalmente señala el ministerio y posición exaltada de Jesús.
Este no es el único testimonio de Juan en el capítulo 1. Él explica que:
Este sermón de Navidad es en realidad un sermón complicado sobre un tema complicado. 🙂 Entonces decidí que sería mejor si pudieran ver las diapositivas y, si es posible, tener las notas. Puedes descargar las notas aquí y el vídeo a continuación. Si estás escuchando el podcast, te recomiendo cambiar al video o al menos tomar las notas.
Amas al Señor Jesús, quieres servirle. Pero, ¿alguna vez te encuentras muy distraído? ¿Preocupado? Sí, es una situación bien común. Y el Señor tiene una enseñanza que nos puede ayudar mucho.
Vamos a echar un vistazo más de cerca a las palabras de Jesús en Mateo 6:25-34. Son palabras bien conocidas y palabras hermosas, casi como poesía.
Una palabra clave aquí es “preocuparse” (en la Reina Valera “afanar”)…
Por eso les digo, no se preocupen por su vida, qué comerán o qué beberán; ni por su cuerpo, qué vestirán. ¿No es la vida más que el alimento y el cuerpo más que la ropa?
La pregunta clave, entonces, es – ¿de qué tipo o clase de “preocupación” estamos hablando? Como vamos a ver, en el contexto de Mateo 6, hablamos de algo malo – podríamos decir, esta es una preocupación que es una distracción de nuestro servicio al Señor Jesús.
Jesús nos da algunos mandamientos directos aquí – tres negativos, sobre la preocupación, y uno positivo.
Por eso les digo, no se preocupen por su vida, qué comerán o qué beberán; ni por su cuerpo, qué vestirán. ¿No es la vida más que el alimento y el cuerpo más que la ropa?
Pues, sí, la vida es mucho más que ropa y alimento. Debemos cambiar el estado de nuestro corazón – nuestra actitud. Siempre corremos el peligro de dar más prioridad a la ropa y la cena de lo que deberíamos.
Por tanto, no se preocupen, diciendo: “¿Qué comeremos?” o “¿qué beberemos?” o “¿con qué nos vestiremos?”
Primero, Jesús nos pide que pensemos en nuestros corazones. Ahora, nos pide que pensemos en nuestras bocas. ¿Qué nos decimos a nosotros mismos y a los demás? ¿Estamos llenos de quejas? ¿Estamos mostrando a otros nuestro descontento y falta de agradecimiento y confianza en Dios (Hebreos 13:5)?
Finalmente, nuestro Señor nos pide que pensemos en nuestro futuro.
Por tanto, no se preocupen por el día de mañana; porque el día de mañana se cuidará de sí mismo. Bástenle a cada día sus propios problemas.
Quizás este sea un resumen de los otros dos. Tu corazón, tu boca: tu actitud de preocupación se debe a que estás demasiado concentrado en el futuro y en lo que podría suceder. Es una falta de confianza en que Dios tiene el futuro en sus manos.
Pero Jesús también nos da este maravilloso mandamiento positivo:
Pero busquen primero Su reino [el reino del Padre] y Su justicia, y todas estas cosas les serán añadidas.
¿Qué significa buscar primero? ¿Significa que debo buscar el reino del Padre a las 8:00am, y el resto del día no importa? ¿Es esto una cuestión de prioridades? ¿O un objetivo final?
Muchas veces escuchamos que Dios debe ser “el primero” en nuestras vidas. Pero mira, Dios no es parte de una “lista de prioridades”. Si Dios está en la lista, Él es la lista. Él es la última y única prioridad. ¿Me explico?
Buscar el reino de Dios primero no significa primero en tu día, o un poco más que buscas otras cosas. Significa que el reino de Dios es el objetivo final de cada momento de tu vida.
Las palabras de Jesús a Marta son una ayuda aquí:
Marta, Marta, tú estás preocupada y molesta por tantas cosas; pero una sola cosa es necesaria, y María ha escogido la parte buena, la cual no le será quitada.
Sí, pensamos en muchas cosas cada día. Pero, ¿qué es “la buena”? Es buscar al Señor, y Su Palabra – Su reino. Como María, escuchando a Jesús en su casa. “Una sola cosa”.
Tal vez estés pensando: ¡eso es muy fácil de decir, pero muy difícil de hacer! ¡La preocupación es parte de mi vida!
No te preocupes (ja ja), Jesús nos va a dar ocho “ayudas” para llevarnos a la obediencia en este asunto. Él es bueno y es misericordioso. Podría habernos enviado un libro de reglas, pero la Biblia es mucho más que eso. Está lleno de “ayudas” para nosotros los seres humanos. ¡Hablaremos de las ayudas en este pasaje la próxima vez!
“Hoy vamos a hablar sobre los bordes de la vida, es decir, el comienzo de la vida humana y el final de la vida humana. Y en nuestro mundo moderno, esto plantea muchas preguntas, pero dos para hoy. ¿Es correcto terminar una vida temprano, como en un aborto? ¿Y es correcto terminar una vida cerca del final?”
Hoy vamos a hablar de Isaías 41:10. ¿Por qué? Bueno, primero el texto del versículo:
No temas, porque Yo estoy contigo; No te desalientes, porque Yo soy tu Dios. Te fortaleceré, ciertamente te ayudaré, Sí, te sostendré con la diestra de Mi justicia.
Es “el SEÑOR”, o decimos Jehová, o Yahvé (traducciones de la misma palabra en Hebreo). A lo largo de esta parte de Isaías, Él se identifica como el único Dios verdadero, el primero y el último, el Dios vivo, el Creador.
¿A quién le está hablando Dios?
La respuesta se encuentra en los versículos 8-9:
Pero tú, Israel, siervo Mío, Jacob, a quien he escogido, Descendiente de Abraham, Mi amigo. Tú, a quien tomé de los confines de la tierra, Y desde sus lugares más remotos te llamé, Y te dije: “Mi siervo eres tú; Yo te he escogido y no te he rechazado.
Dios le está hablando a la nación de Israel, los descendientes físicos de Abraham, unos 700 años antes de Cristo.
¿Cuál es el mensaje de Isaías 41:10?
Dios le está diciendo al pueblo de Israel que se acerca el día de su consuelo y que Él no los desamparará. De hecho, esta sección empieza con estas palabras:
Consuelen, consuelen a Mi pueblo», dice su Dios. «Hablen al corazón de Jerusalén Y díganle a voces que su lucha ha terminado, Que su iniquidad ha sido quitada, Que ha recibido de la mano del SEÑOR El doble por todos sus pecados».
Después de un tiempo de juicio, Dios restaurará un remanente de Su pueblo.
Tal vez dices, “Oye, yo no soy judío, y estoy aquí casi tres siglos después de Isaías. ¿Este versículo se aplica a mí?” Bueno, tal vez no directamente. Pero sigamos leyendo en el capítulo 40.
Una voz clama: «Preparen en el desierto camino al Señor; Allanen en la soledad calzada para nuestro Dios…
¿Te suena familiar? Este versículo profetiza la venida de Juan el Bautista (Lucas 3:1-6). Y Juan estaba preparando el camino para el Mesías – Jesús. El Mesías venidero es Dios mismo, en la carne. Escucha a Isaías 40:11 –
Como pastor apacentará Su rebaño, En Su brazo recogerá los corderos, Y en Su seno los llevará; Guiará con cuidado a las recién paridas.
El que viene es el Señor Yahvé, el Buen Pastor. Las palabras de Jesús:
El ladrón solo viene para robar, matar y destruir. Yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia. Yo soy el buen pastor; el buen pastor da Su vida por las ovejas.
Dice Isaías 41:10, “Yo soy tu Dios”. ¿El Dios de quién? Lamentablemente, según Isaías, Dios no es el Dios de todos. De hecho, Dios considera que muchos son sus enemigos (p. ej. Isaías 42:13). ¡No querrás encontrarte en guerra con Dios! Y así es como todos comenzamos, como pecadores.
Sí, este versículo fue dirigido a la nación de Israel. Pero todo el que pone su confianza en Jesús, el Buen Pastor, puede experimentar las hermosas verdades de Isaías 41:10. ¿Es Jesús tu Pastor? ¿Lo estás siguiendo hoy? Lee más aquí.
Versículos en Isaías
He notado que mucha gente en línea está interesada en ciertos versos de Isaías, como Isaías 41:10. Así que en las próximas semanas me gustaría escribir más sobre algunos de estos pasajes. ¡Volvemos a Isaías más tarde!
Hoy vamos a cazar perlas en la Biblia una vez más. Buscando los tesoros que Dios nos da, en y a través de nuestro sufrimiento.
Comencemos con uno de los textos más bellos de la Escritura sobre el sufrimiento y el consuelo:
Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de misericordias y Dios de toda consolación, el cual nos consuela en todas nuestras tribulaciones, para que también nosotros podamos consolar a los que están en cualquier aflicción, dándoles el consuelo con que nosotros mismos somos consolados por Dios. Porque así como los sufrimientos de Cristo son nuestros en abundancia, así también abunda nuestro consuelo por medio de Cristo. Pero si somos atribulados, es para el consuelo y salvación de ustedes; o si somos consolados, es para consuelo de ustedes, que obra al soportar las mismas aflicciones que nosotros también sufrimos. Y nuestra esperanza respecto de ustedes está firmemente establecida, sabiendo que como son copartícipes de los sufrimientos, así también lo son de la consolación.
¿Por qué Dios nos da tal consuelo? Para que podamos llevar el consuelo de Dios a otros que también sufren.
Nuestros sufrimientos, en un mundo pecador, son de hecho “los sufrimientos de Cristo” también. Él también ha estado en este mundo. Él también ha sufrido. Y ahora, a través de Él, recibimos consuelo.
Pero hay algo más que Pablo menciona aquí. Escucha de nuevo. “Pero si somos atribulados, es para el consuelo y salvación de ustedes . . .” Sí – es para salvación también.
Eso no quiere decir que “paguemos” por la salvación a través del sufrimiento. Cristo ya ha pagado el precio completo. Pero estamos dispuestos a sufrir para dar vida a los demás. Y Cristo es nuestro ejemplo (1Pedro 2:21).
Pero a veces los problemas que enfrentamos tienen un propósito diferente, un propósito en nuestras propias vidas:
Además, han olvidado la exhortación que como a hijos se les dirige: «Hijo Mío, no tengas en poco la disciplina del Señor, Ni te desanimes al ser reprendido por Él. Porque el Señor al que ama, disciplina, Y azota a todo el que recibe por hijo». Es para su corrección que sufren. Dios los trata como a hijos; porque ¿qué hijo hay a quien su padre no discipline? Pero si están sin disciplina, de la cual todos han sido hechos participantes, entonces son hijos ilegítimos y no hijos verdaderos. Además, tuvimos padres terrenales para disciplinarnos, y los respetábamos, ¿con cuánta más razón no estaremos sujetos al Padre de nuestros espíritus, y viviremos? Porque ellos nos disciplinaban por pocos días como les parecía, pero Él nos disciplina para nuestro bien, para que participemos de Su santidad. Al presente ninguna disciplina parece ser causa de gozo, sino de tristeza. Sin embargo, a los que han sido ejercitados por medio de ella, después les da fruto apacible de justicia.
No siempre, pero a veces, el sufrimiento en nuestras vidas es la disciplina del Señor. Es porque hay pecado en nuestra vida.
Y así un Dios amoroso nos disciplina para nuestro bien, para salvarnos de algo mucho peor más adelante. De hecho, ¿qué dice? “¿con cuánta más razón no estaremos sujetos al Padre de nuestros espíritus, y viviremos?“ La disciplina de Dios, desagradable en ese momento, conduce a la vida.
¡Más perlas!
Toda buena dádiva y todo don perfecto viene de lo alto, desciende del Padre de las luces, con el cual no hay cambio ni sombra de variación. En el ejercicio de Su voluntad, Él nos hizo nacer por la palabra de verdad, para que fuéramos las primicias de sus criaturas.
Estos versículos no mencionan específicamente el sufrimiento. Pero a veces cuestionamos a Dios, ¿no? ¿Por qué permitiste este problema en mi vida?
¿Cual es la respuesta? Dios nos ama, y ama darnos dones buenos y perfectos. Él usa incluso el sufrimiento para nuestro bien. Sí, incluso el sufrimiento puede ser una “buena dádiva” y un “don perfecto”. Como dice Jesús en Lucas 11:
O supongan que a uno de ustedes que es padre, su hijo le pide pan, ¿acaso le dará una piedra? O si le pide un pescado, ¿acaso le dará una serpiente en lugar del pescado? O si le pide un huevo, ¿acaso le dará un escorpión? Pues si ustedes siendo malos, saben dar buenas dádivas a sus hijos, ¿cuánto más su Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan?
Dios es un buen Padre que ama dar regalos a Sus hijos, ¡incluso el mismo Espíritu Santo!
Quedémonos en Lucas por una perla más:
A Sus discípulos Jesús les dijo: “Por eso les digo que no se preocupen por su vida, qué comerán; ni por su cuerpo, qué vestirán. Porque la vida es más que el alimento, y el cuerpo más que la ropa. Consideren los cuervos, que ni siembran ni siegan; no tienen bodega ni granero, y sin embargo, Dios los alimenta. ¡Cuánto más valen ustedes que las aves! . . .”
Y Jesús continúa, dándonos más ejemplos de cómo Dios cuida de Su creación. Sí, Dios nos cuida en este mundo. ¡Pero viene un regalo aún mayor!
No temas, rebaño pequeño, porque el Padre de ustedes ha decidido darles el reino. Vendan sus posesiones y den limosnas; háganse bolsas que no se deterioran, un tesoro en los cielos que no se agota, donde no se acerca ningún ladrón ni la polilla destruye. Porque donde esté el tesoro de ustedes, allí también estará su corazón.
El sufrimiento puede ser doloroso y difícil. Pero incluso en nuestro sufrimiento, Dios está haciendo nuevos tesoros. Estas son solo algunas cosas de la Palabra de Dios para meditar, cuando estás en necesidad del consuelo de Dios.
Hoy vamos a leer el poema brillante de Zacarías. A pesar de su anterior momento de duda, parece que Zacarías fue un gran hombre, que conocía sus Escrituras. Por supuesto, también está profetizando, hablando las mismas palabras de Dios.
A este poema lo llamamos “el Benedictus.” Benedictus en latín significa bendito o bendito sea . . . es la primera palabra del poema en latín.
Este sermón es el final en nuestra serie – esta semana, Lucas 1:57-80.
Sí no has escuchado al primero sermón en nuestra serie, aquí está – Antes de Navidad – Prepárate para el Juez. Pero esta semana vamos a conocer a María, y su experiencia increíble con en ángel Gabriel. Nuestro texto – Lucas 1:26-38.
“¿Qué esperaba el pueblo de Dios? ¿Cómo se prepararon para la venida del Mesías? ¿Cómo debemos prepararnos para el Mesías, sí, para el nuevo año pero también para prepararnos para Su regreso físico?”
Por estas tres semanas, veremos el primer capítulo de Lucas. Esta semana – Lucas 1:1-25.