El Mensaje de Jesucristo (2)
Hoy continuamos nuestra investigación de las enseñanzas de Jesucristo en los cuatro Evangelios. La última vez miramos al Evangelio de Marcos, hoy leeremos de Mateo.
“No piensen que he venido para poner fin a la Ley o a los Profetas; no he venido para poner fin, sino para cumplir. Porque en verdad les digo que hasta que pasen el cielo y la tierra, no se perderá ni la letra más pequeña ni una tilde de la Ley hasta que toda se cumpla.
“Cualquiera, pues, que anule uno solo de estos mandamientos, aun de los más pequeños, y así lo enseñe a otros, será llamado muy pequeño en el reino de los cielos; pero cualquiera que los guarde y los enseñe, éste será llamado grande en el reino de los cielos. Porque les digo a ustedes que si su justicia no supera la de los escribas y Fariseos, no entrarán en el reino de los cielos.”
Leemos en Marcos el gran llamado de Jesús – ¡Arrepiéntanse y crean en el evangelio! Pero, ¿por qué arrepentirse?
Jesús explica que Él no vino a abolir la ley. El mensaje de Jesús no fue “Haz lo mejor para ser amable y no te preocupes por la Ley de Dios”. ¡No! Jesús realmente señaló a la gente al verdadero corazón de la ley, lo que nos muestra que sí – somos pecadores.
Los escribas y fariseos eran reformadores de su tiempo, tratando de obedecer todos los detalles de la ley e incluso añadir a ella. Vivían una vida de dedicación que la gente “normal” pensaría que era imposible para ellos.
Y sin embargo, Jesús le dice a todos que deben ser aún más justos que los escribas y fariseos.
De hecho, en Mateo 5:48 dice “Por tanto, sean ustedes perfectos como su Padre celestial es perfecto.”
¡Perfecto!
Mientras Jesús continúa su enseñanza, nos da algunos ejemplos de lo que realmente es el corazón de la ley. Por ejemplo, “Ustedes han oído que se dijo a los antepasados: ‘No mataras’…” — bueno, pero de hecho es pecado odiar a alguien, incluso usar palabras ásperas y malvadas hacia ellos (Mateo 5:21-26).
Él continúa.
“Ustedes han oído que se dijo: ‘No cometerás adulterio.’ Pero Yo les digo que todo el que mire a una mujer para codiciarla ya cometió adulterio con ella en su corazón.
Mateo 5:27-28
¿Crees que no has roto este mandamiento? Si has mirado a alguien con lujuria, eres culpable.
La ley de Dios requiere más que la obediencia externa. Requiere un corazón completamente puro.
Y esto no es un asunto ligero. El pecado es fatal. Dice Jesús:
Si tu ojo derecho te hace pecar, arráncalo y tíralo; porque te es mejor que se pierda uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea arrojado al infierno. Y si tu mano derecha te hace pecar, córtala y tírala; porque te es mejor que se pierda uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo vaya al infierno.
Mateo 5:29-30
¡Increíble, el malvado horror del pecado! Y Jesús no nos llama a hacer más buenas obras que malas obras, o vivir una vida en su mayoría buena. Él nos llama a la perfección interior y exterior.
¿Cómo puede alguien ser tan justo, todo el tiempo?
No es posible. Y es por eso que todos deben arrepentirse y creer en el evangelio.
Jesús no nos dejará en nuestro pecado. Aprenderemos más de las propias palabras de Jesús la próxima vez.